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cabana equivale á un regimiento. El mayoral
la dirige.
El número de pastores necesario en cada
rebaño varía según las circunstancias de las
localidades. Si el terreno es llano y el rebaño
es de 1.000 á 1.200 cabezas éste debe tener
un rabadán, un compañero, un ayudador, un
sobrado (que también se llama persona de
más) y un zagal.
El rabadán es el jefe, y sustituye en ausencia
al mayoral; el compañero sigue inmediatamente
al rabadán, y es el que se pone á la
cabeza del rebaño cuando va de marcha; el
sobrado y el ayudador están á las órdenes de
los dos anteriores. El zagal es el que cuida del
bato de los pastores y de las yeguas.
En la ganadería soriana se economiza un
pastor en cada rebaño.
Generalmente, á número igual de reses, el
personal aumenta mucho en la ganadería estante,
tanto porque el pastoreo necesita una
vigilancia continua para evitar que el ganado
invada las propiedades particulares enclavadas
en las dehesas, cuanto porque los rebaños son
más pequeños, y sin embargo, no se puede
prescindir de las funciones enumeradas.
Si el personal está á ración, y se provee en
casa del amo, aún se necesita otro pastor más,
tanto para ir semanalmente por la hatería,
cuanto porque es costumbre que quincenalmente
se ausente uno, con objeto de visitar la
familia y tomar ropa limpia.
En el extranjero es mucho menos costoso
el personal de pastores. En Inglaterra se dejan
solas las ovejas en las fincas de pasto, en
lo cual no hay el menor inconveniente, tanto
porque están cerradas, como porque allí no
existen lobos.
En Francia es frecuente que conduzcan los
rebaños niños de corta edad, acompañados de
un perro que á la menor señal recoge las reses
, las detiene y las guía de modo á propósito
para que no causen daño en las propiedades
ajenas.
Los deberes de los pastores trashumantes
son muy distintos de los propios de los estantes.
Sin duda alguna los de los trashumantes
son mucho más variados y delicados. Para
ellos, si tienen buena voluntad, no hay momento
de descanso. Por la mañana atienden á
curar las reses de la roña y de otras enfermedades
que las acometen; por la noche tienen
que estar entre duerme y vela, como vulgarmente
se dice, y velar, si hay montes espesos
cerca de las majadas, para evitar la acometida
de los lobos. Cuando el rabadán es cuidadoso,
aun sin oir el ladrido de los perros mastines,
sale á la puerta del chozo de tiempo en
tiempo á gritar para espantar dichos animales
dañinos en el caso de aproximarse.
Los pastores estantes sufren menos con la
intemperie que los trashumantes, porque suelen
disponer de encerraderos cubiertos, donde
guarecen en tiempo de lluvias y nieves las reses;
los trashumantes carecen de este auxilio,
y en casos tales es preciso que atiendan á la
salvación del ganado, aunque sea exponiéndose
á las mayores molestias. Tengan presente
que las lluvias de Julio y Agosto son sumamente
perjudiciales, sobre todo si el agua cae
mezclada con granizo. En este caso, como dice
el Sr. del Río, el ganado se altera mucho, los
pastores apenas pueden rodearlo, y acosado se
abarranca. Además, la hierba mojada por el
agua que resulta de la piedra y los charcos
que aquélla produce es sumamente dañosa, y
produce el enteco. Para evitar esto, en el momento
que pase la nube, debe encerrarse todo
el ganado, impidiendo que coma en el resto
del día, y aun en el siguiente, según la porción
de piedra que haya caído y los charcos
que se hayan formado. Si fuese posible, lo mejor
sería sacar el ganado de toda la tierra que
se cubrió de piedra, á no ser que llueva en seguida
con abundancia, porque en este caso ya
no es tan mala la hierba.
Para terminar, expondremos nuestra opinión
de que en España se debe fundar una
escuela especial para enseñanza de los pastores.
Es bochornoso que, por ejemplo, no entiendan
las diferencias que existen entre las
diferentes razas, y que ignoren los mayorales
el modo de manejar las diversas clases de
tijeras para el esquileo de las reses. ¿Cómo viviendo
en tal ignorancia, no han de rechazar
toda clase de mejoras? Por nuestra parte, no
juzgaremos que España está bien gobernada
mientras se dediquen en el presupuesto cantidades
extraordinarias á la enseñanza de las
bellas artes, las cuales suelen afeminar á los
pueblos, y no se destine cantidad ninguna
para agentes de producción tan importantes
como los pastores.
M. López Martínez.
PASTOREO.—Esta palabra significa la
acción de pastorear el ganado, y pastorear
vale tanto'como llevar los ganados al campo
y cuidar de ellos mientras pacen.
El pastoreo requiere gran cuidado de parte
de los pastores, pues de ser bien ó mal dirigidos
los rebaños en su apacentamiento, depende
en gran manera su malo ó su buen estado
de salud, su enflaquecimiento ó su gordura.
El buen pastoreo no puede reglamentarse
de una manera absoluta. La conducción del
rebaño en los careos, para aprovechar bien los
pastos, debe variar en cada localidad y en
cada estación; la apreciación de las circunstancias
diversas sólo puede hacerla el rabadán
, cuyo buen criterio ha de resaltar en esto»
tanto como en las operaciones que se juzgan
de más importancia.
Sin embargo de lo expuesto, conviene tener
presente algunas reglas aplicables á todos
los casos, y de modo general y constante. Son
las siguientes:
1. a
Jamás se sacará el ganado de las redes
estando la hierba con rocío. Comida antes de
solearse es muy dañosa á la salud de las reses.
2. a
Cuando una dehesa tiene diferentes
clases de plantas, se empezará el pastoreo
por la parte poblada de las menos apetitosas.