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tes débiles y debilitar las muy vigorosas, á
fin de conservar el equilibrio.
El huso es una de las formas que convienen
al peral, porque además de ocupar poco
espacio, favorece mucho la fructificación precoz.
Es sencillamente un tronco provisto lateralmente
de producciones fruteras ramificadas,
en que el despunte repetido contribuye
á la forma y fertilidad del arbolito. No se recortará
el tronco más de una cuarta parte de
su longitud, y solamente cuando se teína que
quedeu inactivas las producciones laterales.
Durante el verano se practicará con esmero
un despunte corto y repetido, dando fruto la
mayor parte de estos árboles al año siguiente.
La forma de columna, tan usada en Bélgica,
tiene mucha analogía con la pirámide,
pero le lleva ventajas bajo el punto de vista
de aireación de la fruta.
La columna puede ser sencilla, doble ó múltiple;
pero empleándose ésta con mejor éxito,
nos concretaremos á describirla únicamente.
Se empieza como en la pirámide, podando
el injerto para formar el tronco perpendicular,
del que parten brazos laterales guarnecidos
de producciones fruteras; pero los brazos
laterales de la mullicolumna difieren de la pirámide
por su dirección, su longitud y su separación.
Los brazos laterales de la pirámide
tienen una dirección oblicua ascendente, que
tiende á aproximarse á la horizontal; las de
la multicolumna se dirigen desde luego oblicuamente
y después describen una curva y
elevan su punta hacia el cielo. Los brazos de
la multicolumna pueden alcanzar hasta 3 metros
ó más; la distancia de unos á otros será
por lo menos de 70 centímetros. La ventaja
principal de esta forma es la mejor fructificación.
La forma de vaso es una de las más elegantes
y fáciles de comprender.
El primer año se poda un peral de un año
y sin ramificaciones á 40 ó 50 centímetros del
suelo sobre una yema bien formada; eu la primavera
se conservan los cinco brotes que de
ella nacen, despuntando los que sobresalgan.
Al segundo año se podan estos cinco vastagos
á 40 centímetros de su base sobre las yemas
laterales, de modo que se bifurquen, despuntándolos
en primavera como los del primer
año y separándolos con un aro.
Al tercero se podan igualmente los diez
vastagos sobre dos yemas laterales y á 30 centímetros
de su base, y en el verano se separan
los veinte brotes con dos aros, uno más grande
que otro.
Al cuarto año se podan lo necesario los
veinte vastagos para que broten todas sus yemas,
quitándoles un tercio de su longitud, y
sosteniéndolos con un aro de 2 metros de diámetro.
El quinto año se cruzarán los vastagos de
las veinte ramificaciones, unos hacia la derecha
y otros hacia la izquierda, dirigiéndolos
con una inclinación de 20°.
En los años siguientes se seguirán dirigien­
do las veinte ramas con la misma dirección,
sin podarlas, y así sucesivamente.
Para que el vaso se sostenga sin armazón,
se injertarán las ramas por aproximación en
los puntos en que se cruzan.
Habiéndonos ocupado eu las páginas desde
la 52 á la 57 del tomo V de las espalderas y
contraespalderas, omitiremos volver á tratar
de su formación, concretándonos únicamente
á los efectos que producen eu el cultivo del
peral. Unas y otras están consagradas á proporcionar
exposiciones más ó menos calientes.
Si la contraespaldera recibe sol del Mediodía
ó del Levante, se podrán cultivar buenas variedades
de peras de invierno. En el artículo
citado que lleva el epígrafe de Espaldera, se
trata, entre otras formas, de la Palmilla Verrier,
de la Palmilla sencilla con brazos algo
oblicuos y de la Palmilla doble oblicua en
forma de U.
Los cordones son también formas que se
adaptan al peral.
El cordón vertical consiste en un solo brazode
armazón, dirigido verticalmente y que se
cubre de producciones fruteras desde la base
al ápice. Ocupa un espacio de 40 centímetros
de anchura. Para poblar un muro es necesario
plantar los árboles á esta distancia unos de
otros.
El cordón oblicuo difiere del cordón vertical
por su dirección; ofrece las mismas ventajas
y los mismos inconvenientes, y se forma
de idéntica manera, salvo darle una dirección
oblicua de 45°.
El distinguido profesor belga de horticultura,
M. Pynaert, ha obtenido un éxito satisfactorio
aplicando á los perales la forma de
cordón en espiral, usada únicamente hasta
ahora en Inglaterra para el cultivo de la vid.
Emplea tutores de hierro que dispone de manera
que las vueltas de espira no se aproximen
entre sí y presenten hacia ¿bajo apariencia
piramidal.
DESPUNTE DE LA FLOR DEL PERAL.—Al llegar
el momento de la floración del peral, se
procede á auxiliar la fecundación del óvolo y
el grosor del fruto por medio del despunte de
las flores.
M. Baltet designa con este nombre, en el
momento de abrirse las corolas, á la supresión
de dos ó tres flores colocadas en el centro decada
roseta, conservando las tres ó cuatroflores
de la base.
Convienen para este trabajo las tijeras empleadas
para arreglar los racimos, con preferencia
á los dedos.
El entendido horticultor francés ha tenidoocasión
de acometer una experiencia comparativa
sobre una línea de Manteca Clairgeanii.
que fructificaba hacía tres años. Las rosetas,
privadas de su corola central, han dado las
más gruesas peras; las que no han sido tocadas
las han producido menos bellas; en fin, han
resultado pequeñas aquellas en que se conservaron
las corolas del medio y se suprimieron
las que las rodeaban.