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líos, pero es indispensable darles en los primeros
días huevos duros muy deshechos, mezclados
con miga de pan. Cuando se presenta
fría la temperatura, se suele adicionar á esta
pasta cañamones, porque son muy tónicos y
excitantes.
Luego que los pavipollos comienzan á comer
bien, se suprimen los huevos, sustituyéndolos
con cebollas (bulbo, tallo y'hojas), que
se pican menudamente, y se mezclan coa la
miga de pan, humedeciendo el todo con leche
descremada; algunos días más tarde se reemplaza
el pan con salvado, y se dispone la pasta
con cebollas, ortigas picadas, salvado y
moyuelo, amasados con leche. La cebolla debe
entrar en la pasta en una proporción considerable,
el cuarto ó el tercio, porque con este
alimento que devoran, la mortandad es casi
nula en tan crítico período.
Durante las comidas, que deben ser cinco
ó seis al día, es preciso no descuidar el darles
de beber.
Se continuará con la pasta de cebolla hasta
la séptima ú octava semana, pero adicionando
granos, como cebada, aveua y trigo sarraceno.
Hasta esta época han de seguir las precauciones
para evitar que se enfríen ó se mojen
los pavipollos.
Cuando languidecen eu la crisis de las carúnculas,
se les ha de hacer tomar un poco
de vino ó de sidra, dos veces al día, á fin de
evitar que coman hierba con exceso.
Como un sol muy fuerte mata á los pavipollos
, conviene no conducirlos á las praderas
en el verano, sino por la mañana temprano,
después de disipado el rocío, ó de ocho á diez.
Es bueno que encuentren sombra en sus excursiones
, y que no se alejen demasiado de su
recogimiento, para que se les pueda hacer
volver á la menor señal de lluvia.
Después de atravesar la crisis de la erupción
de los tubérculos rojos, se robustecen
hasta el punto de no temer ya el frío ni la
lluvia, y poder pastar en el campo por mañana
y tarde.
CEBO ó ENGORDE.—Cada país tiene su método
especial para engordar los pavos. En los
pueblos de Castilla donde hay monte, se
echan en él los pavos, comiendo enteras las
bellotas, y en tanta cantidad que no puedan
moverse. Acuden al monte en que las hay,
aunque esté lejos, mostrando grande afán, y
allí les forman una choza para encerrarlos por
la noche, y librarlos de las zorras y otros animales
dañinos.
En donde hay muchas castañas, escogen
las más pequeñas, las mondan y las cuecen,
hartando con ellas á los pavos.
En Francia se les ceba cuando ya están
adultos, ó á los seis ó siete meses, según la
estación, que influye mucho en su engorde.
Si se dispone de un número muy considerable,
se ponen á engordar todos á la vez, á no
ser que se prefiera venderlos si se cuenta con
un bueu mercado próximo. Pero si el mercado
es reducido, sólo se engordará ó llevará de
una vez un corto número, para que no desmerezcan
en precio las aves.
El alimento de los pavos no es el mismo en
todas las épocas de engorde.
En los primeros tiempos se reducen los
piensos á la comida que se les da al volver de
pastar en los campos, porque los pavos no
deben ser cebados eu reclusión, sino en completa
libertad; se les puede distribuir granos
ó aechaduras de granos de toda especie, patatas
cocidas, remolachas troceadas, castañas
pequeñas, etc.; quince días después se comienza
á darles un pienso por la tarde, consistente
en una pasta de patatas cocidas y
deshechas , mezcladas con cualquiera harina;
pasta que se puede desleír en suero si lo hay,
pero preparando solamente la cantidad precisa
para el pienso, á fin de evitar que se agrie.
Ocho días más tarde se cambia de nuevo la
alimentación, suprimiendo el pienso de grano
de la mañana á la salida para el campo, que
se reemplaza por otro de pasta; en fin, en los
últimos ocho días, cuando los pavos han comido
ya pasta, se les hace tragar en seguida
una ó dos bolas de suplemento después de
cada pienso, lo que contribuye á que los pavos
consuman al terminar este último período de
engorde diez y ocho á veinte bolas, que se
preparan de la manera siguiente: se diluye
harina sin cerner en leche descremada ó suero,
y se le añade cierta cautidad de patatas
cocidas y deshechas; la harina puede ser de cebada,
maíz ó trigo sarraceno. Se preparan con
esta pasta, bien trabajada con la mano, cilindros
ó bolas alargadas, de 6 centímetros de
longitud, y del grueso de una vela, que se
obliga á tragar á los pavos, procurando mojarlas
antes, porque si no se tomase esta precaución
, se les engargantarían y no se deslizarían
por el gaznate.
Se necesitan dos personas para cebar los
pavos con prontitud, cuando son muchos:
una que les tenga entre las piernas y les abra
el pico, y otra que tome las aceitunas de pasta,
las moje, las introduzca eu el gaznate y
las haga pasar hasta el buche, cuidando de no
levantar la lengua y no herirla con las uñas.
Es uecesario obligar á la pasta á que descien
da hasta el estómago, oprimiéndola suave
mente con el índice y el pulgar á lo largo del
cuello. A medida que se introduce la pasta á
un pavo, se le va colocando en el parque de
cebo, á fin de no confundirlo con los que no
han sido empastados, para no repetir dos veces
la operación.
Algunos criadores acostumbran dar á los
pavos nueces con cascara como alimento ordinario.
Se empieza por introducirles una eu
el gargüelo, ayudándola á quépase al estómago;
al día siguiente se les administran dos,
después tres, y así sucesivamente hasta doce
ó quince. Los pavos las digieren, pero comunican
á su carne un sabor aceitoso desagradable
si se les administra en mucha cantidad.
A las cuatro ó cinco semanas de engorde se
encuentran perfectamente cebados.