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rece el apetito, la tos es menos frecuente y los
animales recobran la salud en quince días, ó á
lo más en cuatro semanas. Una temperatura
agradable, alimentos nutritivos y buenas condiciones
higiénicas favorecen la desaparición
de la enfermedad. Las circunstancias opuestas
dan origen á recaídas, y á la aparición de
nuevos abscesos de duración larga y supuración
difícil.
Cuando en lugar de formarse abscesos se
establece una destilación por las narices, que
tiende á prolongarse de modo que la marcha
de la papera es lenta, son de temer complicaciones
pulmonares y pleuríticas; fenómeno
que se realiza cuando la inflamación se extiende
por continuidad de tejidos, desde la mucosa
más exterior hasta las vías respiratorias
más profundas observándose tambiéu colecciones
purulentas, en las bolsas guturales y
en los senos de los huesos de la cabeza. A veces
se forman también abscesos en el cuello, en
la cruz, en la espalda y en todos los sitios en
que se apoyan los arneses; pero en ese caso
los depósitos purulentos son siempre subcutáneos.
Algunos prácticos citan casos en que
los abscesos se formaron en órganos profundos,
como en las glándulas parótidas, en los
testículos y en los ganglios mesentéricos, y
Hering cita un caso de papera que determinó
un foco purulento en la masa encefálica. La
aparición de ciertas nudosidades solamente se
explica á consecuencia de la absorción de linfa
alterada que, obrando como irritante, provoca
la inflamación délos órganos. En ese caso
puede decirse que existe una angioleucitis, ó
más bien leuco flegmasía. Ese estado patológico
simultáneo con la papera ha inspirado la
sospecha de que el sistema linfático puede ser
origen de la enfermedad, pues las últimas alteraciones
mencionadas no son esenciales del
muermo y de los lamparones. Contra la opinión
de algunos veterinarios, generalmente no
se acepta que la papera tenga carácter exantemático,
pues las erupciones observadas pudieran
ser afecciones herpéticas.
La papera maligna, irregular en su marcha,
va acompañada de complicaciones que
ponen en peligro la vida de los animales.
Ataca á los animales extenuados por la fatiga,
la mala alimentación y el abandono de las
precauciones higiénicas. El estado anémico ó
hidrohémico impide que la enfermedad adquiera
carácter francamente inflamatorio, y
que sea abundante la destilación nasal. Esta
es de mala naturaleza y de olor fétido; la pituitaria
aparece pálida ó amarilla; los abscesos
se forman con dificultad, no tienen tendencia á
supurar y la inflamación es indolente. El animal
enflaquece, se deslustra y ahorquilla el
pelo, y la respiración se altera, prolongándose
á menudo ese estado durante mucho tiempo,
como ocurre con el muermo. Una de las complicaciones
es la pulmonía sin carácter agudo,
con tendencia á derrames y exudaciones en las
pleuras, no siendo raros los casos en que padecen
aisladamente las serosas que revisten
los pulmones y las paredes torácicas. También
bajo esa influencia padecen los animales
infiltraciones serosas subcutáneas, la anasarca,
el edema de la cabeza y de las bolsas testiculares,
así como las infiltraciones de los
miembros, el catarro intestinal con diarrea ó
disentería, y aun la orquitis, la artritis y la
oftalmía. En los animales de temperamento
nervioso adquiere en ocasiones carácter espasmódico
el padecimiento, y aun presentan
raras veces los síntomas de la inmovilidad y
del vértigo. No está demostrado que la papera
maligna pueda degenerar en muermo ó
lamparón; de todas maneras, es una enfermedad
peligrosa y de larga duración.
La primera indicación que el tratamiento
ha de satisfacer, es proporcionar á los animales
una caballeriza bien abrigada; se aplicará
una piel de cordero á las fauces, y serán cubiertos
los pacientes con buenas mantas. La
sangría sólo se practicará cuando aparezca
alguna complicación grave de carácter inflamatorio,
y por lo general, los tónicos, sulfato
de hierro y amargos, son los que mejores resultados
producen. La alimentación nutritiva
y de fácil digestión, para reparar pérdidas,
está indicada desde el primer período. Las
bebidas deben ser abundantes, especialmente
el agua en blanco, ligeramente tibia. Los salinos
son convenientes en el período de resolución
y durante la formación del pus, pudiendo
emplearse el crémor tártaro cuando
existan síntomas de alteración intestinal; el
nitrato de potasa para rebajar la fiebre, y el
bicarbonato ó sulfato de sosa cuando sea necesario
obtener un efecto alterante. También
se recomienda el azufre mezclado con harina
ó el forraje, el antimonio, los amargos y la
sal amoníaco. Los sedales solamente se aplicarán
cuando sea lenta y difícil la formación
de los abscesos. Ante todo es necesario provocar
la formación del pus con cataplasmas
emolientes y vejigatorios en las fauces, vahos
y fumigaciones empireumáticas á las narices,
y al interior se administrarán balsámicos,
alcalinos y amargos. En caso de complicación,
el facultativo establecerá un tratamiento
adecuado á cada caso, sin olvidar que la papera
ha de combatirse con arreglo á las condiciones
individuales, y no como si siempre
fuera su marcha idéntica.
G. A.
PAPUA.— Arbusto de 1 á 2 metros de
alto, que suele encontrarse en los setos, en
las Islas Filipinas. Corresponde á la especie
Panax fruticosus, L., de la familia de las
Araliáceas. .Tiene las hojas como tres veces
aladas, con impar ó sobre descompuestas; las
hojuelas son lanceoladas; las nuevas aserradas,
con las aserraduras espinosas, y las antiguas
con lóbulos; los pecíolos comunes envainan
el tallo por la base. Las flores están dispuestas
en umbela compuesta de florecitas
todas hermafroditas. El fruto es una baya
semi-lenticular, con dos semillas huesosas.
Florece en Mayo.