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recocido de que ha hecho uso M. Melseus,
han conservado su magnetismo durante muchos
meses. El número de las espiras, el diámetro
del alambre de cobre y la distancia del
punto de suspensión de la aguja imanada influyen
en la sensibilidad del aparato, aumentándola
ó disminuyéndola, según convenga al
aplicarle.
Nuevo sistema de pararrayos.— Partiendo
de los experimentos hechos por M. Perrot,
según los cuales tiene mayor fuerza preservadora
la multiplicidad de puntas en las barras
de los pararrayos, se ha ido reduciendo la altura
de las barras hasta 4 ó 5 metros, y aumentando
el número de puntas y conductores,
siendo un ejemplo notabilísimo de ese sistema
el adoptado por el Sr. Melsens para proteger
la torre y la casa de Ayuntamiento de Bruselas.
No describiremos ese pararrayos; baste
decir que presenta en la torre 264 puntas, algunas
de hierro y de cobre las más, y que en
las torrecillas y ventanas hay otras 164.
En las construcciones de hierro ejecutadas
con esmero puede servir el entramado metálico
como conductor, con tal de que se enlacen
metálicamente sus extremos inferiores por
medio de un circuito, y se ponga en conexión
con cualquier masa importante buena conductora
de la electricidad que se encuentre en
las inmediaciones.
Observando con fidelidad las reglas expuestas,
se puede abrigar la seguridad de que al
establecer un pararrayos en cualquier edificio,
responderá perfectamente al objeto á que
se le destina, preservando de la acción destructora
del rayo las construcciones.
En el campo no deben construirse nunca
los edificios sobre los puntos culminantes de
las montañas. Conviene que las construcciones
estén dominadas por rocas ó por elevados
árboles que sirvan de pararrayos, y lo más
práctico sería colocar en su cima una barra
de hierro, terminada en una punta de metal
que no se oxide y que esté en comunicación
con el interior del suelo por medio de un
conductor; de esa manera es más difícil que
caigan rayos en las habitaciones. Los álamos,
que son verdaderos pararrayos naturales, deberían
abundar en las cercanías de los edificios,
porque los pueden preservar del rayo.
No existe desgraciadamente ningún aparato
para preservar al hombre, pero no deben
despreciarse las siguientes precauciones: Conviene
alejarse en los bosques de los árboles
más altos, y huir de todos ellos en las llannras,
aun de los resinosos, que se han tenido
por malos conductores de la electricidad.
Conviene también situarse lejos de los rails
de los caminos de hierro, de los alambres telegráficos,
barras conductoras de los pararrayos,
y en general de todas las grandes masas
de hierro, que son las que siguen con preferencia
los dos fluidos eléctricos, para salir al
encuentro uno de otro, hallándose por consiguiente
más expuestos á los efectos del rayo.
Cuando hay tempestad, no se debe permane­
cer en habitaciones en que haya arañas ó lámparas,
ni espejos de gran tamaño. Es también
prudente alejarse de las chimeneas y cerrar
las ventanas, á fin de evitar las comentes
de aire que puedan conducir el fluido eléctrico.
Se recomienda igualmente alejarse de las
cuerdas de las campanas, y sobre todo, no
tocarlas durante la tempestad, pues se citan
muchos casos de campaneros muertos por el
rayo eu el momento en que volteaban las
campanas, y no pocas desgracias ocurridas en
las iglesias y torres, por haber servido de conductor
las cuerdas de las campanas. Algunas
personas son objeto preferente de la electricidad,
y están más expuestos á su acción en un
grupo los hombres más altos que los más bajos
y los niños.
PARASÁN.-(V. Bejuco.)
PARÁSITOS.— Seres animales ó vegetales
que, por lo incompleto de su organización,
han de vivir á expensas de individuos pertenecientes
á especies diferentes de la suya. Divídense
en parásitos indirectos y parásitos
directos. Los primeros solamente ejercen el
parasitismo eu beneficio de su progenitura,
por no tener condiciones para cuidar de sus
engendros, ó por ser los padres de corta vid_a,
como son los estros, icneumones y cynips, los
cuales depositan sus huevos bajo la piel de
ciertos animales ó en el parénquima de algunas
plantas, á fin de que la uueva generación
se halle posteriormente en condiciones
favorables á su desarrollo. Los parásitos directos
ejercen el parasitismo en beneficio de
su propia existencia, extrayendo el alimento
de los animales en quienes se fijan. Unos viven
en las partes exteriores, como los insectos
ápteros ó parásitos propiamente dichos, y
losácaros, y de ahí la denominación de epizoarios,
y otros viven más ó menos profundamente
ocultos en el interior del cuerpo, como
los vermes intestinales, y han sido llamados
entozoarios.
También los parásitos vegetales se dividen
á su vez en verdaderos y falsos. Aquéllos
crecen á expensas de otro vegetal ó de un
animal, absorbiendo de esos seres los jugos
necesarios para su existencia; tales son el
muérdago y las uredíneas, verdadero azote
para la agricultura. Los falsos parásitos son
•aquellos á quienes solamente la debilidad de
sus tejidos obligan á buscar apoyo en las plantas
vecinas, de las cuales uo extraen jugos ó
materiales nutritivos.
lie todos los parásitos, sólo citaremos aquí,
ya que en artículos especiales se habla de
cada especie, aquellos que son nocivos á los
vegetales ó animales que explota el agricultor.
Entre los parásitos indirectos animales
figuran casi todos los lepidópteros ó mariposas,
los dípteros, las cigarras, los cinips, etc.,
los reznos del caballo, del buey y del carnero,
la ladilla de las abejas y la gallería de la
cera, cuyas larvas infestan los panes de cera
con sus excrementos. Entre los parásitos directos
deben mencionarse muchos fitófagos,