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é 3 - citaREA

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RAB — 550 — RAB<br />

Aunque sobrevengan nuevos accesos y el<br />

animal pueda volver á ponerse en pie, manifestando<br />

deseos de morder, estos últimos esfuerzos<br />

duran poco. La parálisis invade el<br />

tercio posterior y no tarda en generalizarse,<br />

sucumbiendo en accesos convulsivos ó por la<br />

suspensión repentina en los movimientos del<br />

corazón.<br />

Se citan algunos casos en los que sobreviniendo<br />

la parálisis al principio de la afección,<br />

queda el animal impotente para morder á los<br />

. demás y á sí mismo.<br />

Rabia en el gato.—Mucho más rara esta enfermedad<br />

que en el perro, el gato rabioso<br />

desaparece apenas se siente atacado del mal,<br />

y huyendo de la casa de sus dueños, va á morir<br />

á algún lugar obscuro y escondido. El primer<br />

período de la rabia en este animal es<br />

.muy semejante á la del perro, siendo la inapetencia<br />

y la perversión del apetito los síntomas<br />

más profundos, pudiendo decirse lo mismo<br />

respecto á la alteración del maullido, á los<br />

fulgores de los ojos y á la baba de la boca,<br />

siendo más peligrosos sus ataques, porque sus<br />

heridas son más profundas, y porque siguiendo<br />

sus naturales instintos en la lucha, se<br />

arrojan á morder en sitios no defendidos de<br />

la ropa, como la cara y las manos.<br />

Rabia en otros animales.— Los lobos y los<br />

zorros atacados de la rabia abandonan por lo<br />

general sus guaridas habituales, suelen penetrar<br />

en las poblaciones, y no temen al hombre<br />

ni á los perros, sino que, por el contrario,<br />

los acometen cuando se les sale al encuentro.<br />

Otras veces no muerden y siguen vacilantes<br />

su camino en dirección incierta. No -se defienden<br />

del cazador que les persigue sino cuando<br />

se ven muy acosados, en cuyo caso se baten<br />

con furor, si se halfen todavía con fuerza para<br />

ello.<br />

Atacan á todos los ganados; sus mordeduras<br />

son enormes, pues arrancan grandes pedazos<br />

de carne; según Fusch, una sola loba rabiosa<br />

mordió á 30 personas, y se habla de un<br />

lobo rabioso que, penetrando en una aldea<br />

rusa, mordió á 35 hombres y 23 mujeres, despu<strong>é</strong>s<br />

de haber ocasionado la muerte de 5 personas;<br />

de estas 58 víctimas sucumbieron 39 de<br />

rabia, la primera á las veinticuatro horas de<br />

la inoculación y la última despu<strong>é</strong>s de seis meses.<br />

Delafond dice que en sesenta años han<br />

sido mordidas en Francia por los lobos 437<br />

personas, y que de ellas murieron 244. La<br />

hiena, el chacal y la marmota pueden padecer<br />

de rabia.<br />

Rabia en el ganado vacuno.—La rabia en el<br />

ganado vacuno no es la furiosa, y sólo muy<br />

especialmente se han observado accesos de furor<br />

en el último período de la enfermedad.<br />

El animal atacado de rabia se halla inquieto,<br />

con la mirada vaga y da coces; si s<strong>é</strong> halla<br />

en libertad, escarba el suelo con frecuencia,<br />

corre por el campo, y parece atacar objetos<br />

imaginarios; si se halla en el establo, levanta<br />

mucho la cabeza, á causa del estado espasmódico<br />

de los músculos del cuello; los ojos brillan­<br />

tes, salientes, y las pupilas muy dilatadas.<br />

Despu<strong>é</strong>s la mirada es triste, y sólo la presencia<br />

de un perro determina nueva excitación,<br />

procurando acometerle con los cuernos, la<br />

boca y los miembros. Los demás animales, incluso<br />

el hombre, le son indiferentes.<br />

El continuo bramar del ganado vacuno<br />

acometido de la rabia, es uno de los síntomas<br />

más constantes; la constricción faríngea y la<br />

abundancia de la baba, con cierta agitación,<br />

de los labios y de la lengua, son otros tantos<br />

signos propios de la enfermedad, y muy semejantes<br />

á los que se observan en el caballo.<br />

Tampoco existe la hidrofobia en el ganado<br />

vacuno atacado de rabia; antes por el contrario,<br />

busca el agua, introduciendo el hocico,<br />

agitándola con los labios, y procurando tragarla;<br />

acto que no puede verificar por el estado<br />

espasmódico de la faringe. Ni la masticación<br />

ni la rumia pueden verificar estos animales<br />

cuando padecen de la rabia, aunque en<br />

casos excepcionales se dice haber observado<br />

un hambre voraz. Otro síntoma muy constante<br />

que acompaña á la rabia de la especie<br />

bovina, es la presencia de cólicos acompañados<br />

de esfuerzos expulsivos, y que simulan<br />

una enteritis ó inflamacióu intensa de la mucosa<br />

intestinal; los materiales excrementicios<br />

que salen al exterior son al principio duros, y<br />

despu<strong>é</strong>s blandos, sanguinolentos y f<strong>é</strong>tidos,<br />

yendo tambi<strong>é</strong>n acompañados de la expulsión<br />

de gases con los mismos caracteres.<br />

La excitación gen<strong>é</strong>sica es muy frecuente en<br />

las vacas que viven en libertad, manifestando<br />

el celo lamiendo á otras, y montándolas como<br />

lo hacen los toros; la secreción de la leche disminuye<br />

lentamente. Aunque es posible el contagio<br />

de la rabia por este líquido, la experiencia<br />

no ha comprobado el que pueda comunicarse<br />

la enfermedad.<br />

En todos los casos el enflaquecimiento es<br />

tan grande, que no está en proporción con lo<br />

que se observa en los demás animales cuando<br />

padecen la rabia. Sin embargo, no son raros<br />

los casos en que la enfermedad se manifiesta<br />

en la especie bovina por accesos furiosos,<br />

con mugidos fuertes y aflujos á la boca'<br />

de una gran cantidad de saliva. Mientras permanecen<br />

en el establo, están más excitados; la<br />

luz que penetra por las ventanas, el ruido de<br />

una puerta, la presencia de personas y el sonido<br />

de voces les produce grande agitación.<br />

Al aproximarse cualquier persona bajan la<br />

cabeza y se colocan en actitud de embestir,<br />

escarban la tierra, y se lanzan á la carrera<br />

hasta donde alcanza la cuerda que los sujeta;<br />

se han visto toros que durante el paroxismo<br />

de su furor han roto los cuernos golpeando<br />

contra las paredes, morder las cuerdas que los<br />

sujetan y hasta las mismas personas.<br />

Cuando estos animales se hallan pastando<br />

con otros de su especie, se separan de ellos, y<br />

despu<strong>é</strong>s se lanzan á la carrera, acometiendo á<br />

cuanto se les pone delante, y más particularmente<br />

á los perros.<br />

Rabia en el ganado lanar y cabrío.—En los

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