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indica la fórmula 10.", ó en disolución, empleando
la que lleva el número 11.
SO."—Nitrato de plata tundido diauelto
en algunas gotas de agua
destilada * 4¡ gramos
Aceite de linaza 120 —
* 1."—Nitrato de plata 0,5 á 1,25 gramos
Agua destilada 120 —
Cuando se trate de quemaduras de tercer
grado, en las cuales se haya llegado á formar
escara, se puede aplicar el hielo en compresas,
para seguir ulteriormente un tratamiento
análogo al que se emplea para la gangrena.
La escara se untará con grasa simplemente, ó
con aceite, y se procurará separarla cou baños
templados ó de otra manera análoga.
QUEMADURA (Selvicultura).—Esta enfermedad
es tan grave en los árboles, que es
muy raro que dejen de sucumbir aquellos á
quienes ataca con energía. Los robles, sin
embargo, suelen resistirla mucho mejor que
otras especies.
La quemadura ocasiona la muerte de las
hojas, yemas y ramas tiernas, á la vez que el
desprendimiento de la corteza, tomando dichos
órganos un color negro.
Suele ser producida por alteraciones bruscas
de heladas y deshielos rápidos, ocasionados
por los fríos tardíos de primavera, ó á veces
también por la simple acción de los vientos
fríos. Preséntase igualmente en ciertas ocasiones
por la súbita acción de los rayos solares
sobre el vegetal, después de un período más ó
menos largo en que éste haya estado privado
de la luz y del calor del sol. (V. Vicios y enfermedades
de los árboles y de sus maderas.)
QUEMAR LAS TIERRAS.—Es costumbre
antigua de los pastores que habitan en las
sierras, en terrenos de matorrales, antes de
llegar la otoñada, pegar fuego á las matas y
hierbas secas, y con las cenizas que resultan
se abona la tierra, que brota hierbas tempranas
y abundantes. A esto se llama quemar las
tierras, y esto lo harían los árabes cuando
dominaron en España, y aun hoy lo hacen en
su país, como lo verifican en los países montuosos
en la generalidad de España.
Plinio dice que los celtas hacían uso de las
cenizas para corregir la tierra, hasta el punto
de quemar los estiércoles, cuyas cenizas preferían.
Virgilio confirma el empleo de las
cenizas, sobre todo en los terrenos húmedos
y tenaces. Al efecto ponían por todas las
partes del suelo motas, hierba, etc., para que
se secaran, ahuecaban terrones y prendían
fuego, ni más ni menos que como hoy tiene
lugar en varios sitios de nuestra patria.
Sitios hay en que el turno de laboreo de las
tierras está fundado en dejar de,descanso para
pastos varios años un terreno, pasados los cuales
se pega fuego á las brozas que se han criado;
después se labra la tierra y siembra, recogiendo
tal cual cosecha de cereales si el año
concurre. (V. Hormiguero, Rastrojo y Rozas.)
3. de Hidalgo Tablada.
QUERCUS.—Género de plantas de la familia
de las Cupulíferas. Es muy digno de
estudio, por las importantes especies arbóreas
que comprende. De la Flora forestal española
del Sr. Laguua tomamos, respecto á los caracteres
de este grupo natural, lo que sigue:
«Plores masculinas eu amentos débiles,
péndulos, interrumpidos, esto es, con las florecitas
aisladas ó en grupos (glomérulos) separados;
cáliz con cuatro, cinco ó más divisiones
(hasta ocho) estrechas; estambres de
cinco á diez, insertos en el fondo del cáliz,
salientes y con anteras bilobuladas. Flores
femeninas solitarias, rodeadas de un involucro
acrescente, arredondeado, formado por numerosas
brácteas escamiformes, empizarradas
y soldadas. Cáliz tubuloso, adherente, casi
entero ó con limbo de seis dientes. Ovario
con tres lóbulos biovulados; estilos'tres, ó
alguna vez cuatro, obtusos, divergentes, extendidos,
estigmatíferos en su cara superior.
Involucro fructífero (cúpula, cascabillo), leñoso,
indiviso, cubriendo (en las especies
europeas) sólo la base ó la mitad inferior ó
poco más del fruto; las brácteas escamiformes
y empizarradas que lo forman están por lo
común bastante apretadas, ó en algunas especies
presentan levantada y aun revuelta su
mitad ó su extremo superior, filamentoso ó
endurecido y punzante. Fruto (bellota, glande
) ovoideo-oblougo, con una ancha cicatriz,
de color más claro que el del resto en la base,
umbilicado en el ápice y terminado por los
restos secos del cáliz y de los estilos; uuilocular
y monospermo por aborto, con pericarpio
delgado, pero correoso y duro, lustroso, verdoso
al principio, después pardo amarillento
ó pardo-rojizo, y, por último, de color castaño
más ó menos claro; cotiledones gruesos,
plano-cóncavos, carnoso-harinosos.
»Arboles de gran tamaño por lo común, en
pocos casos arbolillos ó arbustos; ramas gruesas
y extendidas, formando una copa ancha
más ó menos irregular; corteza parduzca,
gruesa y bastante resquebrajada con la edad;
madera dura y resistente, de color generalmente
algo obscuro, sobre todo en el duramen
, de radios medulares anchos muy marcados,
y de vasos gruesos bien visibles eu la
madera de primavera (parte interna de cada
anillo), más pequeños en la de otoño, dispuestos
en líneas flexuosas en dirección transversal
á la de los anillos; médula pentagonal.
Yemas con numerosas escamas, dispuestas en
series regulares de abajo arriba (cinco por lo
común). Hojas sencillas, alternas, pecioladas,
lobuladas ó dentadas, con menos frecuencia
enteras, persistentes ó caedizas, y en este
caso casi siempre marcescentes, esto es, que
permanecen eu el árbol después de secas casi
todo ó todo el invierno, muy variables en su
forma y tamaño en distintos individuos de una
misma especie, y á veces basta en las diversas
ramas de un mismo árbol; estípulas caducas.
»E1 género Quercus, cuya importancia forestal
lo coloca al lado de los pinos, abetos y