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producto varían según la parte de la planta
que se considera. Las esputas, túnicas ó envolturas
foliáceas de las espigas ó mazorcas se
emplean de varios modos. Las espatas externas
suelen servir de forraje para las reses vacunas,
y las internas, más flexibles y finas, se utilizan
para rellenar jergones, almohadas y aparejos
de bestias de carga. Esas hojas no se pulverizan,
y forman una cama sana y muy elástica
para los ganados. Empléanse en tal caso las hojas
ó espatas externas, por ser muy rígidas.
Las envolturas de las mazorcas sirven para fabricar
papel delgado, sólido y un poco transparente,
llamado papel de maíz ó papel de hoja
de maíz. Comenzó á fabricarse tal papel en
Italia durante el siglo xvn; era muy imperfecto,
porque la sílice y la materia resinosa
dificultaban la conversión de esas hojas en
pasta. Un austríaco descubrió posteriormente
la manera de aprovechar esas hojas para la
indicada industria, y en la actualidad se alimentan
con ellas grandes fábricas de papel en
el imperio austríaco, en Hungría y en el Véneto.
El papel obtenido es de excelente calidad
y más resistente que el de trapos.
Los estigmas de las flores femeninas se utilizan
eu farmacia como medicamento. La raspa
ó zuro se emplea como combustible, y produce
una llama intensa, clara, agradable, pero
de breve duración. En Francia son impregnadas
de resina, y se expenden con el nombre
de mechas de las landas. Cuando la resina
penetra bien en los alvéolos de las raspas, éstas
son excelentes para encender el combustible
de las chimeneas y estufas. En 1812 propuso
Buniva que se redujesen á harina tales
restos; posteriormente lo han aconsejado otros;
mas nadie se ha cuidado de demostrar que
constituyan un buen alimento. En realidad
sólo convendrá utilizar tal harina para pienso
en los años de escasez, y cuando sea muy
elevado el precio de los salvados.
Los tallos secos del maíz, y especialmente
los que han sido despojados de sus hojas durante
la vegetación de las plantas, se emplean
únicamente para calentar los hornos. También
es ventajoso extenderlos en los corrales
y en los caminos, á fin de que queden triturados
por las pisadas de los animales y la
presión de las ruedas de los carros. Después
se los reúne en montones, se descomponen
con lentitud, pero constituyen un excelente
abono. Si los tallos han conservado la hoja,
son á veces divididos eu trozos con el cortapajas,
de manera que los fragmentos tengan
de 10 á 12 centímetros de longitud, y se utilizan
para pienso de las reses vacunas. A causa
de la médula que contienen esos tallos,
constituyen un buen alimento para los animales
que consumen raíces y otras materias
muy acuosas. Con esos fragmentos y las hojas
¡•e forma en el Sudoeste de Francia la mezcla
llamada camhorle.
El producto del maíz en paja ó tallos secos
es muy variable, y su abundancia depende de
la variedad cultivada y de la frescura de la
capa arable. Por punto general, en España,
Italia, Croacia y Hungría, una hectárea de
terreno bien cultivado da los siguientes rendimientos:
Kilogramos
Tallos ó cañas secas 4.500 á 5.000
Espatas 500 á 60O
Raspas 800 á 1.000
Grano entre 40 y 50 hectolitros 3.000 á 3.700
Total 8.800 á 10.200
Burger, como resultado de un cultivo intensivo,
fijaba el total general de productos
por hectárea en la cantidad de 12.200 kilogramos,
siendo 60 los hectolitros de grano recolectado.
En Francia se calcula la cosecha
media en 8.400 kilogramos de peso y 39 hectolitros
de grano. De los datos recogidos resulta
que, por término medio, la relación del
grano á la paja es la de 100 á 149; la del grano
á las espatas, la de 100 á 17, y la del mismo
á las raspas, la de 100 á 28; relación esta última
generalmente inferior en la mayoría de las
variedades. En Italia se ba visto que 100 kilogramos
de espigas completamente secas dan:
Raspas Grano
Kilos Kilos
Maíz de Mayo 25 65 ú 80 litros.
Maíz de Agosto 21 69 ú 82 —
En Portugal, teniendo en cuenta las proporciones
de siete variedades: maíz amarillo jigante,
amarillo grueso, amarillo de Sequiera, blanco
de Viena, amarillo precoz, amarillo temprano
y blanco ordinario, se ha deducido que, por
término medio, la relación de las espigas á los
granos es la de 100 á 80, y la de granos á las
raspas la de 100 á 28. En resumen, en circunstancias
ordinarias se puede contar por cada
100 kilogramos de grano cosechado, con 150
de cañas secas descabezadas, 17 de espatas y
28 de raspas. Cuando el rendimiento en grano
es reducido, la cantidad de cañas, raspas y
espatas es siempre mayor. Entonces, por cada
100 kilogramos de grano se obtienen 200 de
cañas, 25 de espatas y 30 de raspas. Esas proporciones
son también exactas para el maíz,
que vegeta con mucho vigor bajo ,1a influencia
de una estercoladura abundante, de una
elevada temperatura y de riegos oportunamente
aplicados.
Paja de arroz.— Es un producto que se
emplea en Egipto como combustible, y en
Europa como abono ó para cama de las reses
domésticas. Estas no la comen; es dura y quebradiza.
Paja de sarraceno.—Ese producto se conserva
bien en montones cuando éstos son estrechos
, elevados y están dispuestos cuidadosamente.
Si son muy anchos,' la paja tarda
mucho en secarse, y se enmohece en ocasiones
rápidamente. Después de batida ó trillada,
esa paja presenta un color amarillo-rojizo
muy pronunciado, y con el tiempo, priucipal-