Actas do Seminario Internacional O futuro da memoria - Arquivos de ...

ción como para sostener la precisión de recuerdo necesaria para una administración
pública eficaz sobre una base continuada. La manifestación operativa
de esta mitología de las tecnologías de la información —y es auténticamente
mitología— es la de que resulta innecesario considerar el valor de
los recursos de información desde ninguna lente, ni desde ninguna perspectiva-marco,
ni gestionar los recursos de información de manera diferenciada,
dado que el Gobierno de Canadá (obviamente) tiene capacidad de almacenamiento
para mantenerlo todo, y poder informático para hacer el todo instantánea
y precisamente accesible mediante herramientas de software y aplicaciones
de búsqueda. En realidad, actualmente el Gobierno de Canadá no
tiene ni la capacidad necesaria de almacenamiento de información ni la precisión
en el recuerdo de la información que se requieren para gestionar eficazmente
el volumen de información del sector público que se está creando,
como tampoco las tiene nadie más, para el caso (Caron, 2010).
Es de algún modo notable el hecho de que la información ha logrado
ahora lo que se tiene por un estatus de recurso bi-modal, simultáneamente
como capital para la gestión y como mercancía comercial en una economía
global del conocimiento bien establecida, y hasta ahora se han desarrollado
pocos criterios o pocas normas para medir su valor real tanto en lo que se
refiere a su capacidad, como a las estrategias horizontales en uso para asegurar
su persistencia o conservación a lo largo del tiempo, basadas en su utilidad
continuada económica, pública o de otro tipo, especialmente dados los
riesgos asociados con una pobre gestión de los recursos de información. De
hecho, cuando LAC decidió entrar en la nueva aproximación del Gobierno
de Canadá a la gestión de documentos, en la dirección de normas de documentación
para actividades de programas y servicios institucionales a comienzos
del 2008, encontramos pocos ejemplos de los que extraer inspiración,
con excepción de algunos requisitos básicos de documentación dentro
de las industrias farmacéutica, sanitaria, de la banca, y otros sectores reguladores
en gran medida enmarcados bajo la obligación del deber de documentar.
No encontramos codificaciones reales de normas de documentación para
la administración pública per se en ningún lugar, y por tanto estábamos
obligados a establecer mecanismos que permitieran a los departamentos y
agencias crear sus propias normas en relación con sus responsabilidades organizativas
bajo el Management Accountability Framework del gobierno y la
Program Activity Architecture institucional (Caron, 2008).
Library and Archives Canada adoptó la dirección de las normas de documentación
para actividades (dentro de la administración pública) (Library and
Archives Canada, 2008), por un cierto número de motivos, pero primariamente
porque nuestra investigación y nuestro análisis indicaban que el go-
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