Comentarios a los “Lineamientos Generales para el expendio o ...

Folio Remitente Comentario Respuesta
en escuelas de educación básica, cuando ha sido la propia autoridad de salud
quien lo ha autorizado en el Acuerdo de Aditivos y Coadyuvantes permitidos
por haber cumplido con el protocolo establecido y demostrado la seguridad
de su consumo por toda la población, incluyendo niños, mujeres y
embarazadas.
206 Ludwig D. Peterson, KE. Relation between consumption of sugar sweetened drinks and childhood obesity: A prospective, observational analysis. Lancet. 2001;357(9255):505- 508.
207 Hulshof T, Graaf C. The effects of preloads varying in physical state and fat content on satiety and energy intake. Appetite 1993;21(3):273-286.
208 Mattes R. Dietary compensation by humans for supplemental energy provided as ethanol or carbohydrate in fluids. Physiol Behav 1996;59(1):179-187.
209 Mourao D, Bressan J. Effects of food form on appetite and energy intake in lean and obese young adults. Int J Obes (Lond) 2007.
Después de un análisis exhaustivo de la literatura científica nacional e internacional y de las condiciones de nutrición de la
población mexicana, dicho Comité recomendó la restricción en el consumo de refrescos azucarados, tanto carbonatados
como no carbonatados, jugos industrializados con azúcar adicionada, así como bebidas caseras a las que se les adiciona
azúcar. Las razones de estas recomendaciones es que dichas bebidas proveen calorías en exceso y ninguno o muy escaso
beneficio nutricional. En las cantidades consumidas actualmente, estas bebidas contribuyen a la creciente epidemia de
obesidad y diabetes que sufre la población al promover un consumo excesivo de calorías.
Lo anterior, ha sido observado en diferentes estudios experimentales que muestran de manera inequívoca que las bebidas
calóricas no producen saciedad y que la compensación que proveen en términos de reducir el apetito es mucho menor que
los alimentos sólidos, por lo que el efecto neto, de acompañar los alimentos con bebidas calóricas es un aumento del
consumo de energía y por lo tanto en el largo plazo un aumento de peso. 206
Estudios sobre las sensaciones del apetito (esto es, hambre, saciedad e ingestión posterior a una comida) apoyan la idea de
que los líquidos tienen menor capacidad de producir saciedad que los alimentos sólidos. 207 La compensación en la dieta (el
ajuste en la ingestión de energía que hacen los individuos en comidas subsecuentes, en respuesta al consumo previo de
alimentos) se ha estudiado con alimentos sólidos, semisólidos y líquidos. Para los líquidos, Mattes 208 informó una falta
importante de compensación dietética, lo que sugiere que el organismo humano no registra la ingestión de energía a partir
de bebidas y por lo tanto, no lleva a cabo los ajustes para luego regular el apetito y disminuir la ingestión de alimentos
sólidos o líquidos. En fecha reciente, Mourao y colaboradores mostraron que la composición de macronutrientes de las
bebidas no tiene efecto en esta falta de compensación. 209 Por estas razones, es de esperar que un incremento en la
ingestión de bebidas con aporte energético como el que se ha observado en los últimos años en México (entre 1999 y 2006
la proporción de energía obtenida del conjunto de varias bebidas con aporte energético, incluidos los refrescos, bebidas que
contienen jugo de fruta adicionado con azúcar, jugos de fruta y leche entera, se ha duplicado) se vincule de manera
concomitante con un desequilibrio positivo de energía y por consiguiente, con un incremento en las cifras de obesidad.
En el plato del bien comer de la NOM-043-SSA1-2005 se menciona que una dieta completa debe contener los tres grupos de
alimentos (cereales y tubérculos, frutas y verduras y leguminosas y alimentos de origen animal). En dicho plato, se excluyen
los azúcares y grasas ya que se su consumo debe ser moderado.
3. Actualmente, no hay un consenso sobre la seguridad a mediano y largo plazo sobre el consumo de edulcorantes no
calóricos. La evidencia científica no es contundente sobre el tema.
178