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Teoria y diseño organizacional

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Capítulo 5: Relaciones interorganizacionales 203

una influencia en las decisiones del banco. Lo mismo ocurrió

con los proveedores: al informarles de antemano y presentarles

un escenario razonable de cobro de sus entregas anticipadas,

influimos en las decisiones que tomaron.

Poco a poco nos dimos cuenta de que en un sentido

formal éramos impotentes, nuestras redes y conguencia

interna nos dieron la capacidad para hacer cosas invisiblemente.

Conforme exponíamos la situación a todas las partes,

comenzó a surgir una estrategia. Una compleja estructura

financiera y fiscal permitiría al banco “manejar” su pérdida y

eso le dio incentivos para no ejercer la garantía de los avales

personales de los accionistas. Entre tanto, el negocio de distribución

de acero se refinanció y se vendió a otros dueños.

Las disputas entre los accionistas se resolvieron y cada uno se

marchó por su lado. Todo lo que hubo que hacer fue reunir

a las partes, incluyendo al comprador del negocio de acero,

y hacer que estuvieran de acuerdo en que era lo mejor que se

podía hacer. Con nuestras nuevas habilidades logramos salir

adelante.

No nos faltaron las emociones: en el último minuto, los

accionistas presentaron más objeciones al trato. Sólo el banco

podía hacer que vendieran, pero se sentía reacio, por temor

de incitar una demanda. Llamadas discretas a los principales

proveedores, varios de los cuales tenían ejecutivos en

el consejo del banco, obraron el milagro. Se les dijo a los

proveedores: “Este negocio tiene que venderse y volver a

capitalizarse. Si no pasa el trato, es probable que se reduzca

su exposición al crédito”. El trato pasó. A finales de 1983

teníamos nuevos dueños, justo a tiempo de sacar provecho

de la recuperación general de los negocios. Había terminado

la rigurosa prueba.

* Fuente: Reimpreso con autorización de la Harvard Business

School Press. Tomado de Crisis and Renewal: Meeting the

Challenge of Organizational Change, de David K. Hurst,

(Boston: Harvard Business School Press, 1995), pp. 53-73.

Copyright © 1995 por la Harvard Business School Publishing

Corporation; todos los derechos reservados.

Taller del capítulo 5: El caso de las naranjas ugli*

1. Formen equipos de tres miembros. Una persona será el

Dr. Roland, otra el Dr. Jones y la tercera será un observador.

2. Roland y Jones sólo leerán sus papeles, mientras que el

observador leerá los de ambos.

3. Desempeño de roles. El profesor anuncia: “Soy el/la señor/

señora Cardoza, propietario de lo que queda en existencia

de las naranjas ugli. Mi empresa de exportación de fruta

está en Sudamérica. Mi país no tiene relaciones diplomáticas

con el suyo, aunque tenemos sólidas relaciones comerciales”.

Los equipos dedicarán unos 10 minutos a reunirse

con el representante de la otra empresa para decidir una

línea de acción. Prepárense para responder las preguntas

siguientes:

a. ¿Qué piensan hacer?

b. Si quieren comprar las naranjas, ¿qué precio ofrecerán?

c. ¿A quién y cómo le enviarán las naranjas?

4. Los observadores harán la relatoría de las soluciones

alcanzadas. Los grupos describirán el proceso de decisión

que siguieron.

5. El profesor encabezará las discusiones sobre el ejercicio,

en las que se concentrarán en las preguntas siguientes:

a. ¿En qué grupos tuvieron más confianza? ¿Qué efecto

tuvo esto en el comportamiento?

b. ¿Qué grupos comunicaron más información? ¿Por qué?

c. ¿Cuál fue la importancia de la confianza y la información

en las negociaciones?

Papel del “Dr. Jones”

Usted es el Dr. John W. Jones, un biólogo investigador que

trabaja en una compañía farmacéutica. Acaba de desarrollar

un compuesto químico sintético para curar y prevenir la

enfermedad de Rudosen, que aqueja a las mujeres embarazadas.

Si no se detecta en las primeras cuatro semanas de

embarazo, causa daños graves cerebrales, oculares y auditivos

en el no nato. Hace poco se declaró un brote de la

enfermedad de Rudosen en su estado y miles de mujeres se

contagiaron. Con pacientes voluntarias, descubrió el suero

sintético que cura el mal en sus primeras etapas. Por mala

fortuna, el suero se hace con el jugo de la naranja ugli, que

es una fruta exótica. La temporada anterior sólo se produjo

una pequeña cantidad de estas naranjas (aproximadamente

4 000). No habrá más hasta la próxima temporada, cuando

será demasiado tarde para curar a las que sufren la enfermedad

de Rudosen.

Ya demostró que su suero sintético no es dañino para las

gestantes; por consiguiente, no causa efectos secundarios. La

Food and Drog Administration aprobó la producción y distribución

del suero que cura el mal, pero no se esperaba el brote

actual y su empresa no cree tener listo el compuesto sérico

antes de seis meses. Su empresa posee la patente del suero y anticipa

que será un producto muy rentable cuando se ponga a la

venta.

Le acaban de informar de buena fuente que el Sr. R. H.

Cardoza, exportador sudamericano de frutas, tiene 3 000

naranjas ugli en buenas condiciones. Si pudiera conseguir el

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