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Teoria y diseño organizacional

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The Plaza Inn 575

el gerente de Alimentos y Bebidas, con ayuda de un gerente

de restaurante. En el Departamento de Habitaciones, Bart

eliminó la posición de operador del Private Branch Exchange

(PBX) y transfirió la responsabilidad de contestar el teléfono

directamente a la recepción. Finalmente, se eliminó la posición

de gerente de recepción, y el personal de ésta quedó bajo

la supervisión del gerente de ventas. Por consiguiente, el Inn

empezó a operar con una administración y un grupo de personal

reducidos. Todos los departamentos de operaciones,

con excepción de Alimentos y Bebidas, estaban dirigidos por

una persona y no contaban con ningún apoyo administrativo.

Incluso el mismo Bart prescindió de su secretaria.

La recepción

El final del primer año de David Bart en el Plaza Inn estuvo

marcado por el estallido de la Guerra del Golfo. Durante el

primer trimestre de 1990, el nivel de ocupación fue el más bajo

de todos los tiempos, apenas el 40%. Sin embargo, el negocio

se empezó a recuperar en abril. Ese incremento en la demanda

fue especialmente difícil para la recepción. Esta área, que consistía

en un elegante escritorio antiguo tipo concierge, era

demasiado reducida para dotarla de más de una persona a la

vez. En consecuencia, sólo había un empleado de la recepción

programado para cada turno. Sin un operador de PBX y ningún

personal secretarial, eso significaba que el empleado de la

recepción era responsable no sólo de proporcionar servicio a

los clientes, sino también de contestar el teléfono, tomar mensajes

para el personal administrativo y hacer reservaciones

de hotel y de los restaurantes. Además, la oficina de ventas

no estaba conectada al Property Management System (PMS)

y, en consecuencia, los gerentes de ventas y de banquetes

dependían de la recepción para verificar la disponibilidad y

bloquear y actualizar las reservaciones de grupos. De manera

similar, el sistema del departamento del ama de llaves no

estaba computarizado y la recepción estaba a cargo de la preparación

de las asignaciones de los servicios de limpieza de las

habitaciones cada mañana y cada noche, así como de hacer

seguimiento y actualización del estado de las habitaciones

en el PMS. Bart creía que la recepción debía desempeñar una

función central en la operación del Inn. En vez de computarizar

los departamentos de ama de llaves, ventas y banquetes y

de capacitar a los gerentes para que utilizaran el PMS, Bart

prefería que recepción supervisara esas actividades. Creía que

eso permitiría una consistencia y un control mayores.

Con sólo una persona programada por turno, el empleado

de la recepción se veía obligado a hacer juegos malabares con

el teléfono, las actividades de coordinar el departamento y

atender las necesidades de los huéspedes en forma personalizada,

que era el sello distintivo del Inn. Durante los días

de mayor actividad, se interrumpía en forma descortés a los

huéspedes que salían del hotel o que llegaban a registrarse

cuando sonaba el teléfono o, en forma alternativa, se hacía

esperar durante largos periodos a quienes llamaban, mientras

el empleado de la recepción atendía a un huésped.

La incapacidad para dar curso en forma eficiente a las

llamadas telefónicas y atender las necesidades del cliente llegó

a ser inquietante, no sólo desde una perspectiva del servicio al

cliente, sino también desde un punto de vista de una pérdida

potencial de los ingresos. Quienes llamaban para

reservar habitaciones por lo general cortaban la

comunicación si los hacían esperar más de dos

minutos. Además, ante la presión de contestar el

teléfono y atender a un huésped al mismo tiempo,

los empleados de la recepción con frecuencia cotizaban

tarifas más bajas, confundían las fechas de

llegada y reservaban habitaciones para las noches

en que no había habitaciones disponibles. Las solicitudes de

cancelación no se manejaban de forma correcta, con la consecuencia

de que facturaban a algunos clientes por reservaciones

que habían cancelado. Uno de los empleados de la recepción

comentó: “Es sumamente difícil hacer la venta de una habitación

cuando constantemente le debo pedir al cliente que

espere, porque estoy tratando de contestar las otras cinco

líneas que están sonando. ¿Qué es más importante: hacer

una reservación de una habitación de $130 por dos noches o

tomar un mensaje para uno de los gerentes?”.

7.0

Reinstalación del gerente de la recepción

Los ingresos perdidos y las quejas de los clientes sobre el servicio

de la recepción finalmente convencieron a David Bart de

la necesidad de reinstalar la posición de gerente de recepción.

Se necesitaba un gerente para que monitoreara el inventario de

las habitaciones y se asegurara de que no se perdían ingresos

debido a una reservación no cancelada, y a que no se liberaban

las habitaciones, para que coordinara las actividades

entre los departamentos y para que capacitara al personal de

la recepción, que se componía de recepcionistas y valets/botones.

Sin embargo, para minimizar los costos, Bart decidió que

el gerente de la recepción también trabajaría tres turnos a la

semana como recepcionista.

En febrero de 1991 Bart le ofreció la posición de gerente

de la recepción a Claire Ruiz, que había trabajado como

encargada de la recepción desde 1989. La promoción resultó

bien. Claire conocía el trabajo a fondo y estaba genuinamente

interesada en la administración hotelera. Podía combinar de

forma eficaz sus responsabilidades administrativas con los

tres turnos en la recepción.

La cooperación entre los departamentos muy pronto se

incrementó de forma significativa. Claire creía que el Inn

jamás se podría permitir un personal especializado y numeroso,

como el de un hotel grande, en la recepción y que, por

consiguiente, su capacidad para proporcionar un servicio

al cliente de alta calidad dependía de la mutua cooperación

entre todos los empleados. En consecuencia, cuando había

demasiada actividad, recepción pedía ayuda a otros departamentos.

Por ejemplo, si había demasiadas llamadas en el

conmutador, aquellas para hacer reservaciones se transferían

de la recepción a contabilidad o a ventas. Incluso llegaron a

llamar al gerente general para que ayudara a los valets a estacionar

automóviles o auxiliara a los huéspedes con el equipaje,

aun cuando era obvio que él prefería permanecer en su

oficina revisando reportes y registros.

La nueva posición de PBX

Aun cuando otros gerentes estaban dispuestos a ayudar, ellos

también debían atender sus responsabilidades y no siempre

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