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Teoria y diseño organizacional

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578 Caso integrador 8.0

8.0

Caso integrador 8.0

Dowling Flexible Metals*

Antecedentes

En 1960, Bill Dowling, un “hombre que operaba máquinas

herramienta” en una importante compañía automotriz, se sentía

tan frustrado con su trabajo, que renunció para establecer su

propio negocio. La operación de fabricación consistía en unas

máquinas que trabajan metal para propósitos generales, que se

instalaron en la cochera de la casa de Dowling. El espacio era

tan restringido que controlaba el proceso de trabajo. Por ejemplo,

si se utilizaba la prensa cortadora con un material largo,

era necesario empujar contra la pared las máquinas fresadoras

y dejarlas ociosas. La producción siempre se incrementaba los

días de verano, cuando no llovía, debido a que era posible

abrir las puertas de la cochera y sacar un par de máquinas al

camino de entrada. Además de Dowling, que hacía las veces

de vendedor, contador, ingeniero, presidente, representante de

fabricación y supervisor, los miembros de la organización inicial

eran Eve Sullivan, que empezó a trabajar por horas como

secretaria y empleada a cargo de la nómina y Wally Denton,

que salió de la compañía automotriz junto con Bill. La fuerza

de trabajo se componía de empleados por hora, que “tenían

dos empleos a la vez”, trabajando como maquinistas de tiempo

completo para otras empresas y que se sentían atraídos por la

autonomía del puesto, que les proporcionaba experiencia

en la preparación de los trabajos y en sus procesos, donde se

requería un alto grado de ingenio.

Los primeros años fueron inciertos, debido a que las utilidades

eran erráticas. Gradualmente la empresa empezó a

adquirir la reputación de ser ingeniosa para resolver problemas

únicos y fabricar un producto de calidad dentro de los límites

de tiempo o antes. El “producto” consistía en la fabricación de

troqueles para hacer partes de metal de componentes menores

para los automóviles y una cantidad específica de las partes.

Al comprender que la empresa dependía demasiado de la

industria automotriz y que las repentinas fluctuaciones en las

ventas de automóviles podrían tener un efecto drástico sobre la

supervivencia de la empresa, Dowling empezó a vender sus servicios

a empresas de manufactura que no estaban vinculadas

a la industria automotriz. Se presentaron licitaciones para un

trabajo que involucraba patas para las máquinas distribuidoras

automáticas, recortes de metal para electrodomésticos grandes,

abrazaderas y cerrojos para ventanas de metal y rejillas para

exhibir las pequeñas herramientas eléctricas de mano.

A medida que Dowling Flexible Metals se diversificaba

cada vez más, la necesidad de una expansión obligó a la

empresa a solicitar en el banco local fondos para construir, lo

que permitió la construcción de una pequeña planta ubicada

en el extremo de la ciudad. A medida que los nuevos mercados

y productos creaban la necesidad de un equipo cada

vez más versátil y de una fuerza de trabajo más grande, la

planta se ha ampliado dos veces desde entonces, de manera

que ahora es tres veces más grande que su tamaño original.

En 1980, Dowling Flexible Metals difícilmente se asemeja

a la operación en la cochera durante sus años de formación. En

la actualidad, la empresa emplea aproximadamente alrededor

de 30 obreros y aprendices de maquinistas de tiempo completo,

un personal de cuatro ingenieros a quienes contrataron

hace alrededor de tres años y una secretaria se tiempo completo

subordinada a Eve Sullivan, la gerente de la oficina (figura 1).

Su rápido crecimiento ha creado problemas que hasta 1980 no

se han resuelto. Bill Dowling, al comprender que su empresa

padece los dolores del crecimiento, le ha pedido a usted que “le

dé un vistazo a la operación y haga recomendaciones para ver

la forma en que las cosas podrían funcionar mejor”. Usted

empieza el proyecto de consultoría entrevistando a Dowling,

a otras personas clave en la empresa y a los trabajadores en el

taller que parecen dispuestos a expresar sus opiniones acerca

de la empresa.

Bill Dowling, propietario y presidente

“Por supuesto hemos recorrido un largo camino desde esa primera

instalación en mi cochera. En un buen día, sacábamos todo

y lo disponíamos en el camino de entrada y de pronto empezaba

a llover a cántaros, de manera que debíamos volver a meter

todo. Era como un circo de una pista. Ahora parece un circo de

tres pistas. Usted pensaría que con todo el talento y la experiencia

que tenemos aquí, las cosas serían más fáciles. En vez de eso,

me parece que estoy dedicando más tiempo que nunca antes y

que logro mucho menos en el transcurso de un día.

“No es como en los viejos tiempos. Todo se ha vuelto

tan complicado y tan preciso en el diseño. Cuando usted va

a ver a un cliente para hablar de un trabajo, debe hablar con

seis muchachos que acaban de egresar de la escuela de ingeniería.

Cada uno de ellos tiene una calculadora, ya ni siquiera

utilizan reglas de cálculo y de todo lo que pueden hablar es

de fórmulas complejas y de cómo deberíamos hacer nuestro

trabajo. Simplemente me parece que paso más tiempo que

antes con los clientes y menos tiempo en el taller, como antes

lo hacía. Esa es la razón por la cual contraté a un personal de

ingenieros para interpretar las especificaciones, resolver los

problemas de ingeniería y dibujar los anteproyectos. Aún así

parece que todos los problemas los resuelven en el taller hombres

como Walt y Tom, igual que siempre. Gene y los otros

ingenieros son necesarios, pero no parecen trabajar tan fácilmente

como deberían hacerlo con los hombres en el taller.

“Una de las cosas que me gustaría ver que hiciéramos en

el futuro es diversificarnos todavía más. Ahora que tenemos

la capacidad, estoy empezando a hacer licitaciones para trabajos

que requieren la cinta de procesamiento computarizado

de la fresadora. Eso implica idear un proceso de trabajo para

*Este caso fue preparado por Floyd G. Willoughby, Universidad de Oakland,

Rochester, MI. © por Floyd G. Willoughby. Reimpreso con autorización.

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