12.05.2013 Views

La Narrativa de Henry Fielding y la Sociedad Inglesa del Siglo XVIII

La Narrativa de Henry Fielding y la Sociedad Inglesa del Siglo XVIII

La Narrativa de Henry Fielding y la Sociedad Inglesa del Siglo XVIII

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>La</strong> <strong>Narrativa</strong> <strong>de</strong> <strong>Henry</strong> <strong>Fielding</strong> y <strong>la</strong> <strong>Sociedad</strong> <strong>Inglesa</strong> <strong>de</strong>l <strong>Siglo</strong> <strong>XVIII</strong><br />

En estas condiciones, muchos optaban por <strong>la</strong> <strong>de</strong>serción: El método más<br />

común para <strong>de</strong>sertar era salir con un permiso, que tenía que firmar el oficial al<br />

mando, y no regresar 126 . A veces era necesario mentir para conseguir el<br />

permiso 127 , y si los oficiales sospechaban que los motivos no eran ciertos o que<br />

había riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>serción no firmaban fácilmente, ya que podía imponérseles<br />

una multa <strong>de</strong> 20 libras. Por otro <strong>la</strong>do, si se <strong>de</strong><strong>la</strong>taba a un oficial que había<br />

firmado un permiso falso, había una recompensa <strong>de</strong> 10 libras y <strong>la</strong> licencia <strong>de</strong>l<br />

ejercito si se pedía. Por otro <strong>la</strong>do, los oficiales también recibían una<br />

recompensa <strong>de</strong> una o dos guineas si <strong>de</strong>scubrían a un <strong>de</strong>sertor 128 .<br />

El castigo más común en el ejército británico eran los <strong>la</strong>tigazos. Muchas veces se<br />

trataba <strong>de</strong> un espectáculo público Se <strong>de</strong>snudaba al hombre en cuestión <strong>de</strong> cintura para arriba y<br />

se le ataban <strong>la</strong>s manos al triangulo y con los pies separados como muestra <strong>la</strong> imagen. Se daba un<br />

golpe <strong>de</strong> tambor por cada golpe que se asestaba con el l<strong>la</strong>mado “cat” o “nine tails”. El número<br />

mínimo <strong>de</strong> <strong>la</strong>tigazos eran 25, pero lo normal era recibir al menos100 y aún en este caso se<br />

consi<strong>de</strong>raba una sentencia suave. Scouller menciona como en una ocasión un hombre fue<br />

con<strong>de</strong>nado a recibir 12,600 <strong>la</strong>tigazos por matar al caballo <strong>de</strong> su coronel para robar <strong>la</strong> piel.<br />

Parece ser que sólo llegó a recibir 1,800 y consiguió sobrevivir. Según Paget, habitualmente<br />

estaba presente un oficial médico para contro<strong>la</strong>r el ritmo <strong>de</strong>l castigo y pararlo si era necesario.<br />

Pero, aun en el caso <strong>de</strong> que fuese necesario una interrumpir el castigo, este se continuaba<br />

públicamente una vez que el reo se había recuperado (PAGET, JULIAN. The Story of the Guards,<br />

Presido Press, San Rafael, CA, 1977, p. 73)<br />

126 .SCOULLER, The Armies of Queen Anne ., p. 296.<br />

127<br />

Según <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> 1708 había solo veinte días <strong>de</strong> permiso cada seis meses. ASHTON, Social<br />

Life, p. 420.<br />

128<br />

SCOULLER, The Armies of Queen Anne ., p. 296.<br />

- 78 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!