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Fisica General Burbano

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CORRECCIONES AL MODELO DE BOHR. NÚMEROSCUÁNTICOS 677<br />

MUESTRA PARA EXAMEN. PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN. COPYRIGHT EDITORIAL TÉBAR<br />

como bolita dando vueltas en torno al núcleo. En la mecánica cuántica el electrón se describe mediante<br />

una función matemática que se denomina función de onda y que no tiene significado físico<br />

directo (no es observable como lo son las ondas clásicas) pero cuyo cuadrado nos mide, como se<br />

verá más adelante, la probabilidad de que el electrón se encuentre en un punto e instante determinados.<br />

En lugar de hablar de partículas y de trayectorias se habla de probabilidad. Y eso es así, no<br />

porque la nueva teoría sea incompleta sino porque la Naturaleza a escala microscópica no es determinista.<br />

En el primer cuarto de este siglo las teorías relativista y cuántica supusieron dos auténticas revoluciones<br />

frente a la mecánica clásica; con todo no la invalidan sino que la engloban, extendiéndose<br />

a unos campos en que ésta no es aplicable y coincidiendo con ella en otros. Hay que señalar<br />

que las dos primeras fueron conjugadas por Paul A. M. Dirac (1902-1984) en la Mecánica Cuántica<br />

Relativista.<br />

A pesar de todo lo dicho, pensamos que el aparato matemático que supone el formalismo<br />

cuántico no está al alcance de un estudiante de Física general. Por esta razón continuaremos por<br />

ahora con la mezcla de conceptos clásicos y cuánticos que supone el modelo de Bohr (el electrón<br />

vuelve a ser una bolita), para esbozar en la última parte del capítulo los conceptos cuánticos básicos.<br />

XXVIII – 11. Modificación de Sommerfeid<br />

Observando ciertas rayas del espectro del hidrógeno con aparatos de gran resolución se ve<br />

que aparecen formadas por grupos de líneas muy juntas, y algunas se desdoblan en varias componentes<br />

cuando se aplica un campo magnético. La separación de una línea en varias indica que los<br />

niveles de energía están en realidad constituidos por subniveles con energía muy parecida.<br />

En 1916, Arnold Sommerfeld (1868-1951) sugirió que las órbitas electrónicas pueden ser elípticas,<br />

con el núcleo en un foco de la elipse, de forma que para un nivel n existe además de la órbita<br />

circular la posibilidad de distintas órbitas con distinta excentricidad cuyos ejes mayores tienen<br />

las mismas dimensiones que el diámetro de la órbita circular (Fig. XXVIII-9).<br />

En las órbitas keplerianas la energía de la partícula es función del semieje mayor, pero no de la<br />

excentricidad (cuestión XI-14), con lo que en nuestro caso en todas ellas tendría el electrón la misma<br />

energía, se dice entonces que EL NIVEL ESTÁ DEGENERADO. Para evitar esto y explicar el desdoblamiento<br />

espectral, Sommerfield aplicó la teoría relativista al electrón y demostró que, por tener<br />

distintas velocidades en distintos puntos de la trayectoria y variar por tanto su masa a lo largo de la<br />

órbita, la trayectoria no es una elipse perfecta sino que se convierte en una roseta (Fig. XXVIII-10),<br />

que puede considerarse como una elipse cuyo eje mayor verifica una precesión en torno a un eje<br />

perpendicular al plano de la trayectoria por el foco. La energía correspondiente a cada órbita depende<br />

así también de su semieje menor, y a través de él, del momento angular orbital del electrón.<br />

Puesto que en este modelo seguimos con la imagen, ya superada, del electrón como partícula<br />

puntual clásica, evitaremos el desarrollo de los cálculos realizados por Sommerfeld; basta decir que<br />

conducen a la aparición de un segundo número cuántico k que puede tomar los valores enteros 1,<br />

2, ..., n. La mecánica cuántica demuestra que el momento angular orbital L está cuantificado y los<br />

únicos valores posibles para los diferentes estados vienen dados por<br />

L = h l( l + 1)<br />

donde l es el NÚMERO CUÁNTICO ORBITAL o SECUNDARIO, que para<br />

cada nivel n puede valer l = 0, 1, 2, ..., (n – 1). Este número l<br />

puede identificarse con k – 1 de Sommerfeld, se designa con<br />

las letras s (l = 0), p (l = 1), d (l = 2), f (l = 3), ..., con notación<br />

tomada de la espectroscopía, y corresponde a subniveles de mayor<br />

energía para mayor l.<br />

Al comparar las predicciones de Sommerfeld con los resultados<br />

experimentales de las series del hidrógeno y algunas de las<br />

del He + (átomo de helio ionizado, con un electrón) se observó<br />

que la teoría permitía mayor número de rayas de las que en realidad<br />

aparecían, lo cual se salvó con la introducción de una regla<br />

de selección que limita el número de transiciones a las que verifican<br />

∆k =±1 (Fig. XXVIII-11).<br />

De nuevo hemos de apuntar que la teoría cuántica también<br />

predice este resultado y obtiene además que las líneas más intensas<br />

son las que verifican las siguientes REGLAS DE SELECCIÓN:<br />

∆ l =± 1<br />

∆m<br />

= 0 ó ∆m<br />

= ± 1<br />

l<br />

(17)<br />

donde m l<br />

es un tercer número cuántico que se introducirá a continuación.<br />

l<br />

(16)<br />

Fig. XXVIII-9.– Órbitas electrónicas<br />

(n = 4; k = 1, 2, 3, 4) del modelo de<br />

Sommerfeld. Los semiejes mayores<br />

de las elípticas son iguales que el radio<br />

de la circular.<br />

Fig. XXVIII-10.– El tratamiento relativista<br />

pone de manifiesto una precesión<br />

de la elipse en torno a un eje<br />

perpendicular a su plano por un foco.<br />

Fig. XXVIII-11.– Las líneas indicadas son las importantes de las series de<br />

Lyman, Balmer y Paschen. Los saltos no se producen entre dos órbitas<br />

cualesquiera; una regla de selección es Dl =± 1. La notación indica n<br />

con números y l con letras.

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