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476 CAPÍTULO 14 Poder y política<br />

Dilema ético<br />

¿INTERCAMBIO DE FAVORES PERSONALES?<br />

Jack Grubman era un hombre poderoso en Wall Street.<br />

Como analista estrella de compañías de telecomunicaciones<br />

para la unidad Salomon Smith Barney, de Citigroup, hizo<br />

recomendaciones pesadas para los inversionistas.<br />

Por años había sido negativo respecto de las acciones de<br />

AT&T, pero en noviembre de 1999 cambió de opinión. Con<br />

base en evidencias de correo electrónico, parece que la decisión<br />

de Grubman de modificar la calificación de AT&T no se<br />

basó en los fundamentos de sus títulos. Estuvieron involucrados<br />

otros factores.<br />

En esa época, su jefe en Citigroup, Sanford “Sandy” Weill,<br />

estaba en medio de una lucha de poder con el CEO adjunto,<br />

John Reed, para convertirse en el único directivo de la compañía.<br />

Entre tanto, Salomon buscaba otros negocios para<br />

incrementar sus ingresos. Si obtenía las tarifas de la banca de<br />

inversión de negocios de AT&T, sería un gran éxito. Y las<br />

posibilidades de obtener ese negocio de AT&T definitivamente<br />

mejorarían si Grubman modificaba su opinión sobre<br />

las acciones. Además, Weill esperaba que la modificación que<br />

hiciera Grubman lo haría ganar el favor del CEO de AT&T,<br />

Michael Armstrong, que ocupaba un lugar en el consejo de<br />

Citigroup. Weill quería que Armstrong respaldara sus esfuerzos<br />

para desplazar a Reed.<br />

Grubman tenía sus propias preocupaciones. Aunque ga -<br />

naba decenas de millones de dólares al año en su trabajo,<br />

como hijo de un trabajador de la ciudad de Filadelfia, era un<br />

hombre con formación modesta. Quería lo mejor para sus<br />

hijas gemelas, incluso que ingresaran a una guardería exclusiva<br />

de la ciudad de Nueva York (la conocida 92nd Street Y):<br />

escuela que el año anterior había informado haber recibido a<br />

la hija de Madonna. Weill hizo una llamada a la escuela a petición<br />

de Grubman e hizo un donativo de $1 millón de parte de<br />

Citigroup. Aproximadamente al mismo tiempo, Weill también<br />

pidió a Grubman que “echara una mirada optimista” a su calificación<br />

neutral de AT&T. Poco después de pedirle que revisara<br />

ésta, Grubman la subió y AT&T premió a Salomon con<br />

una participación en la banca de inversión con un beneficio<br />

de casi $45 millones. Las acciones de AT&T se dispararon.<br />

¿Hizo algo sin ética Sandy Weill? ¿Y Jack Grubman? ¿Qué<br />

piensa usted?<br />

Fuente: Basado en C. Gasparino, “Out of School”, Newsweek, 17 de enero de 2005, pp. 38-39.<br />

Caso incidental 1<br />

VESTIDA PARA TRIUNFAR<br />

Jennifer Cohen pensó que había entendido bien el código de<br />

vestimenta de su compañía. Estaba equivocada.<br />

Cohen trabaja para una empresa de marketing en Filadelfia.<br />

Antes de una reunión, un colega mayor apartó a un lado a<br />

Cohen, de 24 años de edad, y le dijo que estaba vestida de<br />

manera inapropiada con sus bermudas, blusa sin tirantes y pantalones<br />

Capri. Cohen quedó sorprendida por la observación.<br />

“Cada generación parece tener una idea diferente de lo que es<br />

aceptable en el lugar de trabajo”, dijo. “En este caso me sentí<br />

muy ofendida”.<br />

Lo que ofendió aún más a Cohen fue lo que pasó después:<br />

no se le permitió entrar a la reunión debido a que su atuendo<br />

se consideraba inapropiado.<br />

El empleador de Cohen no está solo. Aunque muchas<br />

empresas tienen días “casuales” en el trabajo, según una<br />

encuesta entre empleadores realizado por la Sociedad para la<br />

Administración de los Recursos Humanos, se ha elevado el<br />

número de los que siguen códigos más formales para vestir.<br />

En 2001, 53 por ciento de las empresas permitía vestimenta<br />

casual a diario. Ahora esa cifra es de 38 por ciento. La em -<br />

presa de marketing McGrath/Power, de Silicon Valley, solía<br />

permitir la indumentaria casual. Ahora obliga a vestirse de<br />

manera más formal. “El péndulo va de regreso”, dice su CEO<br />

Jonathan Bloom, “Pasamos por un periodo demasiado<br />

casual. . . Cuando fue así la calidad del trabajo no era buena”.<br />

Irónicamente, a medida que los empleadores obligan a<br />

vestirse con más formalidad, otras empresas conocidas por su<br />

seriedad en el vestido están yendo al otro lado. IBM, alguna<br />

vez conocida por su código de ropa de negocios, con camisa<br />

blanca, ha eliminado esto. Es común que el investigador de<br />

IBM Dan Gruhl, acuda a la oficina de IBM en San José,<br />

California, en sandalias y shorts. Afirma que “tener un am -<br />

biente relajado invita a pensar con más apertura”. Aunque no<br />

llegan tan lejos como IBM, otras empresas tradicionales como<br />

Ford, General Motors y Procter & Gamble, han relajado su<br />

código de vestimenta.<br />

Aun así, por cada IBM hay más compañías que han hecho<br />

más rígidas sus reglas. Hasta la NBA ha adoptado un código<br />

para que sus jugadores lo sigan fuera de la cancha. Igual que<br />

Cohen, ella todavía no conoce el código. “Cuando estás<br />

cómoda no te preocupas”, dice. “Te centras en tu trabajo”.<br />

Preguntas<br />

1. ¿Piensa que Cohen tenía razón en sentirse ofendida?<br />

¿Por qué sí o no?

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