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dinamica social libro

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622 CAPÍTULO 19 Cambio organizacional y administración del estrés<br />

apoyaban en una proporción de tres a uno–, sus esfuerzos para el cambio habían<br />

pisado demasiados callos. En 2007 fue sustituido por Drew Gilpin Faust, primera<br />

presidenta mujer de Harvard, quien prometió ser menos agresiva para instituir<br />

los cambios. 4<br />

El caso de Summers ilustra que muchos agentes del cambio fallan debido a<br />

que los miembros de la organización se resisten al cambio. En la siguiente sección<br />

se estudia la resistencia al cambio y lo que puede hacerse al respecto.<br />

Resistencia al cambio<br />

2Listar las fuentes de resistencia al cambio.<br />

Uno de los descubrimientos mejor documentado en los estudios sobre el comportamiento<br />

de los individuos y las organizaciones es que tanto éstas como sus miembros<br />

se resisten al cambio. Un estudio reciente demostró que incluso<br />

cuando se muestra a los empleados cartas que sugieren la necesidad<br />

de un cambio, ellos mencionan cualesquiera datos que puedan demostrar<br />

que todo está bien y que no hay necesidad de cambiar. Nuestros<br />

egos son frágiles y es frecuente que veamos al cambio como algo amenazador.<br />

5<br />

En cierta forma, la resistencia al cambio es positiva. Hace que el compor -<br />

tamiento sea más estable y predecible. Si no hubiera cierta resistencia, el comportamiento<br />

organizacional adoptaría las características de un azar caótico. La resistencia<br />

al cambio también es una fuente de conflicto funcional. Por ejemplo, resistirse<br />

a un plan de reorganización o al cambio de línea de productos estimula un debate<br />

saludable acerca de los méritos de las ideas y da como resultado una mejor decisión.<br />

Pero hay una desventaja definida a la resistencia al cambio, y es que obstaculiza<br />

la adaptación y el progreso.<br />

La resistencia al cambio no necesariamente aflora de manera estandarizada,<br />

puede ser abierta, implícita, inmediata o diferida. Para la administración es más fácil<br />

tratar con la resistencia cuando es abierta e inmediata. Por ejemplo, se propone un<br />

cambio y los empleados responden rápido expresando sus quejas, disminuyendo el<br />

ritmo de trabajo, amenazando con ir a la huelga, etc. El mayor desafío es administrar<br />

la resistencia que es implícita o diferida. La resistencia implícita es más sutil –pérdida<br />

de lealtad con la organización, carencia de motivación para trabajar, más errores<br />

y fallas, mayor ausentismo por “enfermedad”– y por ello es más difícil de detectar.<br />

De manera similar, las acciones diferidas ocultan la relación que hay entre el origen<br />

de la resistencia y las reacciones respectivas. Un cambio tal vez produzca lo que<br />

parece ser sólo una reacción mínima en el momento en que se inicia, pero luego la<br />

resistencia aflora semanas, meses o incluso años más tarde. O un solo cambio que por<br />

sí solo tendría poco efecto se convierte en la gota que derrama el vaso. Las reacciones<br />

al cambio crecen y luego explotan como respuesta que parece totalmente fuera de<br />

proporción a la acción precedente. Por supuesto, la resistencia sólo se difirió y se acumuló.<br />

Lo que surge es la respuesta a la acumulación de cambios previos.<br />

La figura 19-2 resume las fuerzas principales de la resistencia al cambio, clasificadas<br />

de acuerdo con los orígenes individuales y organizacionales. Las fuerzas individuales<br />

de la resistencia residen en las características básicas humanas tales como<br />

percepción, personalidad y necesidades. Los orígenes organizacionales residen en<br />

la estructura de las organizaciones en sí mismas.<br />

Antes de avanzar en el estudio de las formas de vencer la resistencia al cambio,<br />

es importante notar que no todos los cambios son buenos. Las investigaciones han<br />

demostrado que a veces el énfasis en tomar decisiones con rapidez lleva a que éstas<br />

sean malas. En ocasiones, la línea entre la resistencia necesaria al cambio y caer en<br />

la “trampa de la velocidad” es muy tenue. Es más, en ocasiones en la “niebla del<br />

cambio” aquellos que lo inician no se dan cuenta de toda la magnitud de los efectos<br />

que ocasionará o de sus costos verdaderos para la organización. Así, aunque la perspectiva<br />

que se toma por lo general es rápida, el cambio transformacional es bueno,<br />

pero no siempre este es el caso. Algunas organizaciones, tales como Baring Bro -

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