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612 CAPÍTULO 18 Políticas y prácticas de recursos humanos<br />

que deben preocuparse los muchachos de bachillerato.<br />

Creo que después de cuatro años de trabajo intenso has<br />

pagado tus culpas, y que no tiene relevancia a menos que<br />

estés solicitando el ingreso a Princeton Review o algún trabajo<br />

analítico relacionado con las matemáticas”.<br />

Sin embargo, aparentemente algunos reclutadores sí ven<br />

la relevancia. Alan Sage, vicepresidente en una compañía de<br />

software para la administración de sistemas, Configuresoft<br />

Inc., dice que las calificaciones SAT son un buen índice de<br />

pronóstico en su empresa y que pide regularmente a los candidatos<br />

que las envíen si solicitan un puesto de ventas. Él puso<br />

la marca de una calificación combinada de 1200: más bajo de<br />

lo que obtuvo Donna, pero de todos modos muy por arriba<br />

del promedio. Sage dice, “En mi experiencia, las personas con<br />

calificaciones SAT elevadas tienden a desempeñarse mejor”.<br />

Sage mismo obtuvo entre 1200 y 1300. Sin embargo, agrega<br />

que “no excluiría a nadie de una entrevista si no tiene una<br />

calificación alta”.<br />

Algunas personas no creen que haya relación entre las<br />

buenas calificaciones SAT y el desempeño en el trabajo.<br />

Seppy Basilli, vicepresidente de Kaplan Inc., una de varias<br />

compañías que dan instrucción sobre la presentación del<br />

SAT, cree que las compañías utilizan mal este parámetro. “Es<br />

un instrumento maligno”, dice. “No está diseñado para medir<br />

el desempeño en el trabajo, y la clase de persona que tiene un<br />

buen resultado en el SAT no necesariamente es la clase de<br />

persona que funcionará bien sentada en un escritorio”.<br />

Morgan Denny, buscador de talentos de Nueva York, comparte<br />

esa opinión. Aunque es común que sus clientes sólo<br />

deseen tomar en cuenta a solicitantes con buenas calificaciones<br />

SAT, es frecuente que Denny les presente solicitudes de<br />

los que piensa son buenos candidatos para el puesto a pesar<br />

de que hayan obtenido una calificación baja. “El SAT es una<br />

molestia para nosotros y nuestros candidatos”, dice Denny.<br />

Algunos individuos, como Kristin Carnahan, vocero del<br />

College Board, piensan que las compañías debieran usar<br />

otras mediciones de aptitudes cognitivas para seleccionar a<br />

los solicitantes de empleo. Carnahan afirma que debiera<br />

darse mayor peso a las calificaciones universitarias, que son<br />

indicadores más recientes del desempeño. Sin embargo, los<br />

críticos argumentan que éstas no están “estandarizadas”<br />

entre las distintas instituciones educativas, lo que significa<br />

que no pueden compararse como sí es posible hacerlo con las<br />

calificaciones SAT. La inflación de calificaciones también<br />

hace más difícil que los reclutadores evalúen la validez del<br />

GPA de un candidato. Como las investigaciones sobre el comportamiento<br />

organizacional han demostrado que la aptitud<br />

cognitiva es un indicador potente del desempeño laboral –y se<br />

supone que el SAT lo es– muchas compañías lo siguen usando<br />

como parámetro de medición en las solicitudes de empleo.<br />

Preguntas<br />

1. ¿Es justo que las organizaciones requieran calificaciones<br />

mínimas en exámenes estandarizados tales como el<br />

SAT? ¿Por qué sí o no?<br />

2. Como reclutador, al escoger entre dos individuos con<br />

distintas calificaciones SAT, ¿sería difícil para usted dar<br />

el empleo al de la puntuación más baja? ¿De qué otros<br />

factores dependería su elección?<br />

3. ¿Cuáles son otros indicadores del desempeño en el trabajo,<br />

además de las calificaciones SAT, que emplearía<br />

para seleccionar entre los candidatos potenciales?<br />

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada uno?<br />

4. Imagine que trabaja para una empresa que utiliza las<br />

calificaciones SAT para fines de contratación. ¿Cómo<br />

manejaría a los distintos solicitantes, como los de un<br />

país extranjero que no hubieran presentado el SAT?<br />

Fuente: Basado en S. Foss, “Background Check –Background Search”, American Chronicle, 28 de octubre de 2003, p. B1.<br />

Notas<br />

1. Fuentes: M. Mirabile, “NFL, Quarterback Wonderlic Scores”,<br />

MacMirabile.com, 18 de marzo de 2004, www.macmirabile.com/<br />

Wonderlic.htm; y J. Saraceno, “Who Knows If This Longhorn Is<br />

Short on IQ”, USA Today, 1 de marzo de 2006, p. 2C.<br />

2. Ver B. Becker y B. Gerhart, “The Impact of Human Resource<br />

Management on Organizational Performance: Progress and<br />

Prospects”, Academy of Management Journal, agosto de 1996, pp.<br />

779-801; J. T. Delaney y M. A. Huselid, “The Impact of Human<br />

Resource Management Practices on the Perceptions of Or -<br />

ganizational Performance”, Academy of Management Journal,<br />

agosto de 1996, pp. 949-969; M. A. Huselid, S. E. Jackson, y<br />

R. S. Schuler”,Technical and Strategic Human Resource<br />

Management Effectiveness as Determinants of Firm Perfor -<br />

mance”, Academy of Management Journal, febrero de 1997, pp.<br />

171-188; y G. A. Gelade y M. Ivery, The Impact of Human<br />

Resource Management and Work Climate on Organizational<br />

Performance”, Personnel Psychology, verano de 2003, pp. 383-404;<br />

C. J. Collins, y K. D. Clark, “Strategic Human Resource<br />

Practices, Top Management Team Social Networks, and Firm<br />

Performance: The Role of Human Resource Practices in<br />

Creating Organizational Competitive Advantage”, Academy of<br />

Management Journal, diciembre de 2003, pp. 740-751; y D. E.<br />

Bowen y C. Ostroff, “Understanding HRM-Firm Performance<br />

Linkages: The Role of the ‘Strength’ of the HRM System”,<br />

Academy of Management Review, abril de 2004, pp. 203-221.<br />

3. Ver, por ejemplo, C. T. Dortch, “Job-Person Match”, Personnel<br />

Journal, junio de 1989, pp. 49-57; y S. Rynes y B. Gerhart,<br />

“Interviewer Assessments of Applicant ‘Fit’; An Exploratory<br />

Investigation”, Personnel Psychology, primavera de 1990, pp. 13-34.<br />

4. C. Lachnit, “The Cost of Not Doing Background Checks”,<br />

Workforce Management, www.workforce.com/archive/feature/<br />

22/16/22/224149.php.<br />

5. Citado en J. H. Prager, “Nasty or Nice: 56-Question Quiz”, Wall<br />

Street Journal, 22 de febrero de 2000, p. A4; y H. Wessel,<br />

“Personality Test Grow Popular”, Seattle Post-Intelligencer, 3 de<br />

agosto de 2003, p. G1.

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