LUCES Y SOMBRAS I

ESTADO. ESTADO FALLIDO. SUDÁN COMO
PARADIGMA
EL CONCEPTO DE ESTADO
IVÁN SEVILLA GARCÍA-HIERRO
Es complejo resumir el concepto de Estado: podríamos decir,
aventuradamente, que el Estado hace posible toda una serie de relaciones
entre miembros de una sociedad a los que controla dentro de un territorio
y a los que dota de servicios que facilitan su devenir.
Partiendo de esta dificultad, hay que recurrir a Max Weber 1 como
reconocido delimitador del término. Weber empleó la violencia,
entendida como coerción, para referirse a la esencia misma del Estado: la
legitimidad de los funcionarios gubernamentales, organizados
políticamente, para monopolizar la coerción (obligada cuando las demás
herramientas fallan: instituciones, leyes, etc.) sobre un conjunto de
individuos ligados a un territorio posibilita el Estado mismo. Legitimidad
(respaldo de los individuos), burocracia (gobernantes y su organización),
territorio (sobre el que se asientan los individuos) y monopolio (no puede
haber más entes que el propio Estado que recurran a la violencia) son las
claves para comprender la coerción y, por tanto, al Estado.
El Estado en su forma moderna empezó a fraguarse en el s. XVII
en Europa con las primeras victorias liberalistas sobre el absolutismo:
monarcas y poderosos perdieron poco a poco privilegios que fueron a
parar al pueblo. Siguiendo a Marshall 2 , el S. XVIII fue el de la lucha por
los derechos civiles (pensamiento, expresión…), el XIX el de la batalla
por los derechos políticos (organización, voto…) y durante el XIX y el
XX observamos un solapamiento de la conquista de estos últimos y de la
aparición de los derechos sociales (seguros sociales, derechos
1 Max Weber, El político y el científico, Alianza Editorial, 1998.
2 Thomas H. Marshall, Ciudadanía y clase social, en Revista Española de Investigaciones
Sociológicas, nº 79, CIS, julio-septiembre 1997, pgs. 297-344.