LUCES Y SOMBRAS I

EJE TEMÁTICO III: 573
LOS CONFLICTOS ARMADOS EN EL MUNDO ACTUAL
Y SU GESTIÓN INTERNACIONAL
pesar del tiempo transcurrido y de los trabajos realizados para
perfeccionar el sistema, hay que decir con cierta pesadumbre que la
capacidad militar que pueden representar los BG no ha sido utilizada
hasta ahora en ninguna operación.
A pesar de estas divergencias, la Unión ha sido capaz de llevar a
cabo realizar 24 misiones de diversos tipos en tres continentes, en tierra y
en mar, con participación civil y/o militar. Pero si la participación de la
Unión en tareas de gestión de crisis es incuestionable, en la valoración de
sus resultados la opinión no es unánime. Las primeras operaciones de la
Unión se lanzaron en 2003 allí donde Europa había puesto más de
manifiesto su inoperancia, los Balcanes. En el primer trimestre del 2003,
el componente militar de la Operación Concordia empieza a relevar en
Macedonia a las fuerzas de la OTAN que desarrollaban la Operación
Allied Harmony. Para articular esa primera misión europea, se echa mano
de los Acuerdos de Berlín- plus que pone a disposición de la UE las
capacidades militares de la OTAN. El almirante alemán Feisten, en virtud
de su cargo de 2º SACEUR (DSACEUR) dirige la operación en el nivel
estratégico, mientras que Francia primero y luego la EUROFOR forman
el núcleo constitutivo del cuartel general en la zona de operaciones.
Los Acuerdos de Berlín – plus serán el marco otras veces para
forzar la colaboración largamente proclamada entre la OTAN y la UE. La
Operación Althea (Bosnia y Herzegovina) vuelve a poner a prueba la
voluntad atlántica de poner a disposición de Europa sus capacidades
militares, sobre todo su estructura de mando y control. Comenzada en
diciembre del 2004 con más de 6000 efectivos, también venía a
reemplazar a la OTAN en las tareas de estabilización de BiH y
representaba para la Unión un salto cualitativo con respecto a la de
Macedonia y un desafío para las dos organizaciones continentales
implicadas. Las lecciones aprendidas de estas misiones a la hora de
analizar la viabilidad de los Acuerdos de Berlín son de diversos tipos. En
primer lugar hay que decir que no hubo especial problema a la hora de
implementar las tareas militares sobre el terreno: generalmente, los
militares que participaban en la misión europea estaban familiarizados
con los procedimientos OTAN y no se podían esperar mayores roces que
los propios de un relevo de mando. Las comunicaciones a nivel
operacional dependían de los medios OTAN y se utilizaron los medios
desplegados de la OTAN tanto en Nápoles como en Camp Butmir en
Sarajevo. Hubo problemas para el manejo de material e información