LUCES Y SOMBRAS I

EJE TEMÁTICO III: 577
LOS CONFLICTOS ARMADOS EN EL MUNDO ACTUAL
Y SU GESTIÓN INTERNACIONAL
entrenados y preparados para gestionar situaciones de crisis. Otra
solución sería poner cuarteles generales nacionales a disposición
completa y exclusiva de la Unión para la gestión de operaciones que se
decidan. La inclusión de componentes civiles y la multinacionalidad me
parece imprescindible.
En cuanto a la generación de fuerzas para la ejecución de
decisiones políticas, la experiencia pasada son más una fuente de
lecciones aprendidas que de punto de partida. A estas alturas me parece
superfluo insistir en dos premisas esenciales: la necesidad de reacción
rápida y la credibilidad de las actuaciones. Estas premisas tienen muchos
corolarios: mandato legal, objetivos asequibles, fuerza adecuada; reglas
de enfrentamiento realistas. Pero la no existencia de fuerzas (militares y
civiles) preparadas para actuar, debidamente entrenadas para tareas
particulares y, sobre todo, capaces de desplegar y actuar con rapidez y
por un periodo de tiempo determinado, me parece dramático.
La historia de la Unión nos dice que su nacimiento y su progreso
han sido la consecuencia decidida de algunos países, representados
algunas veces en personalidades políticas de carácter, que han querido
avanzar en una dirección, y cuyo éxito ha atraído a otros. Uno de los
éxitos más visible y más importante de los últimos tiempos de la Unión
ha sido la introducción de una moneda única y la creación de un Banco
Central Europeo (BCE) libre de ataduras a políticas nacionales. El éxito
del euro ha procurado la extensión de la eurozona; la personalidad
jurídica del BCE ha permitido que sus dirigentes tomen decisiones desde
la independencia, con la vista en el interés común y fiel al cumplimiento
de su misión establecida. Esos dos eventos dan esperanza que sus éxitos
puedan servir de ejemplo para estructurar eficazmente la seguridad y
defensa común.
Los conceptos de cooperación reforzada y permanente que
introduce el Tratado de Lisboa pueden soslayar la dificultad inherente en
la toma de decisiones en el seno de la Unión. La colaboración de un
núcleo de países decidido en llevar a cabo proyectos de seguridad puede
servir de estímulo al resto que no tardarían en apuntarse al grupo. Ya
conocemos casos de los que propugnamos en materia de armamento e
incluso uso operacional; la creación del EUROCUERPO y otras
eurofuerzas han sido el fruto de acuerdos multilaterales, que en ocasiones
se han puesto a disposición de la Unión.