LUCES Y SOMBRAS I

602 LUCES Y SOMBRAS DE LA SEGURIDAD
INTERNACIONAL EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI
Así las cosas, en la presente investigación compartimos la tesis de
ANDERSON, en el sentido de que cuando la comunidad internacional
interviene en un contexto de conflicto violento, su acción se convierte en
parte del mismo 10 . En otras palabras, nuestro punto de partida consiste en
poner de manifiesto que, aunque la ayuda esté sujeta a un mandato de
neutralidad e imparcialidad, dicha ayuda siempre tendrá consecuencias y
éstas pueden ser tanto de carácter negativo como positivo 11 . De hecho,
incluso la ecuanimidad –entendida ésta como la ausencia de toma de
partido respecto de las partes en conflicto, dentro de unos criterios
humanitarios claramente articulados y respetados- parece difícil de poner
en práctica en casos de violación manifiesta de los derechos humanos,
limpieza étnica, genocidio u otros crímenes de guerra.
En todo caso, en la rehabilitación posbélica existen una serie de
desafíos transversales que, pese a que todavía requieran un mayor debate
y reflexión por parte de la doctrina, cabe mencionar en tanto aspectos que
pueden condicionar el éxito o el fracaso de las acciones de construcción
de la paz. Concretamente, estos temas pendientes son la financiación, la
división y coordinación de tareas, así como el impacto de la intervención
internacional en la consolidación de capacidades locales.
10 En uno de sus trabajos más citados, Do no Harm, ANDERSON busca respuestas a la
pregunta de cómo pueden llevarse a cabo acciones de ayuda humanitaria y desarrollo de
forma que no se conviertan en instrumentos que sirvan para exacerbar aún más las
tensiones y alargar el conflicto. En este sentido, la premisa de su libro es que las agencias
humanitarias disponen de una magnífica oportunidad para modelar su trabajo
humanitario y de desarrollo, de forma que contribuyan a aliviar el sufrimiento humano,
establezcan las bases para un desarrollo sostenible económico y social, además de
promover una paz justa y duradera. Para más información véase, M.B. Anderson, Do no
harm. How aid can su pgs. ort peace or war, Lynne Rienner Publishers, Londres, 1999.
11 Con relación al debate en torno a si la acción humanitaria debe ser neutral o no, cabe
poner de manifiesto que los defensores de la neutralidad como principio de la ayuda
humanitaria argumentan que es necesaria porque les permite mitigar la violencia gracias
a que son testigos sobre el terreno y les permite mediar entre las partes. Sin embargo, sus
críticos alegan que el contexto de la ayuda humanitaria y de emergencia ha cambiado
radicalmente y que la neutralidad apolítica supone “a useful fiction but no longer a
viable option”. Fuente: J. Gross Stein, “New Challenges to Conflict Resolution:
Humanitarian Nongobernmental Organizations in Complex Emergencies”, en P.C. Stern
y D. Druckman (Eds.), International Conflict Resolution after the Cold War, National
Academy Press, Washington, pg. 401. Así mismo -situándose en un término medio- en el
momento de aceptar el Premio Nobel de la Paz, el presidente del Consejo Internacional
de MSF señaló que “the humanitarian act is the most apolitical of all acts, but if its
actions and its morality are taken seriously, it has the most profound of political
implications”. J. Orbinsky, The 1999 Nobel Peace Prize Speech, leído en Oslo el 10 de
diciembre de 1999, en nombre de Médicos Sin Fronteras.