LUCES Y SOMBRAS I

EJE TEMÁTICO III: 557
LOS CONFLICTOS ARMADOS EN EL MUNDO ACTUAL
Y SU GESTIÓN INTERNACIONAL
enfrentamiento contra estas organizaciones, ha contribuido a contener su
avance 33 .
Sin embargo, dadas las características de adaptabilidad y
flexibilidad de estos grupos, está guerra amorfa continúa, sin bandos
claramente identificados, sin mandos definidos, sin uniformes, sin
nombres, sin lógica. Un ambiente perverso, cuyas respuestas son
puntuales pero no estructurales en el sentido que apunten a una real
solución del problema: los réditos económicos que la guerra en Colombia
genera.
DINÁMICAS DE LA CONFRONTACIÓN ARMADA
Luego de las aproximaciones al contexto y a las características de
los actores armados un último apartado ha de concentrarse en las
dinámicas recientes, o mejor vigentes, de la confrontación armada en
Colombia. En ello se resalta la degradación del conflicto armado interno,
la narcotización de la guerra y la lógica de la territorialización.
La degradación del conflicto armado colombiano
Según el Derecho Internacional Humanitario existen tres criterios
para determinar la degradación de un conflicto: que ir a la guerra esté
justificado (jus ad bellum); que exista proporción entre el bien esperado
de la guerra y los daños que ella implica; y que los combatientes respeten
el “derecho humanitario”.
En primera instancia, las causas ideológicas de la guerra se han
confundido con la creación de “terrenos aptos” para la mutación hacia
violencias organizadas y bandas criminales gravitando alrededor del
narcotráfico. En segundo lugar, el uso del terrorismo por el lado de los
grupos ilegales y el enfoque militarista del Gobierno actual ponen en
duda la proporcionalidad de los medios frente a los fines esperados. Y
finalmente, la criminalización de los métodos pero sobre todo los efectos
humanitarios que está ocasionando son el reflejo de una guerra cada vez
33 “Décimo Segundo Informe Trimestral del Secretario General al Consejo Permanente
sobre la Misión de Apoyo al Proceso de paz en Colombia (MAPP/OEA)”, OEA, 9 de
febrero de 2009, pg. 2.