23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

En vísperas <strong>de</strong> la vuelta <strong>de</strong> mi amado amigo, expreséle mi contento y mi anheloso afán<br />

<strong>de</strong> verles cuanto antes, reunidos a mi lado, tan pronto me visitara el esperado.<br />

Eso no pue<strong>de</strong> ser, Amelia; díjome él muy serio y con tristeza. Lo siento por usted.<br />

¿Por qué don Emiliano? ¿Qué pasa? ¿Temerá usted que yo me muestre en presencia <strong>de</strong><br />

Monseñor menos buena amiga <strong>de</strong> usted que ahora en su ausencia?<br />

No Amelia; no es eso. Es que el padre Meriño y yo no estamos bien.<br />

¿Qué no están bien? ¿Qué significa?<br />

Hace tiempo que rompimos.<br />

Don Emiliano, usted no me había dicho nada <strong>de</strong> esa enemistad. Y sin embargo yo le<br />

hablaba <strong>de</strong> Monseñor diariamente.<br />

Me daba pena. Estaba usted enferma y yo temía hacerle mal, ¡la veía tan entusiasmada!<br />

¡Sí, temía! Y que usted me quisiera mal a mí por no ser amigo <strong>de</strong> él.<br />

Don Emiliano, Don Emiliano, cuánto sufro con lo que usted me revela; pero no me conformo,<br />

¡no! ¡Qué me importa lo que a uste<strong>de</strong>s les separó! ¡Es necesario que ahora se unan otra<br />

vez! Es necesario, si uste<strong>de</strong>s me quieren ambos, como lo <strong>de</strong>cantan. ¡Yo no podría vivir sino<br />

martirizada entre usted y Monseñor, enemigos! ¿No ha querido usted meterse <strong>de</strong> intruso en<br />

mi corazón? Pues es preciso sufrir las consecuencias <strong>de</strong> ello. ¡Yo quiero unir en mis débiles<br />

manos las diestras <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s! ¡Complázcame, Don Emiliano!<br />

¡No se empeñe, Amelia! Sabía que usted iba a sufrir y por eso callaba. ¡Pero no tema!<br />

¡No haré daño nunca al que usted quiere tanto! ¡Tenga usted la seguridad <strong>de</strong> ello!<br />

Callé abatida. Don Emiliano se retiró tristemente, pensando sin duda que mi amistad<br />

para él se resentiría <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>claraciones.<br />

No fue así, como tampoco que yo, <strong>de</strong>rrotada una vez, me diera por vencida completamente.<br />

Propúseme aguardar una ocasión favorable para volver a la carga y triunfar.<br />

Monseñor <strong>de</strong> Meriño regresó.<br />

Tardó días en ir a vernos. La afluencia <strong>de</strong> visitantes que iban a darle la bienvenida,<br />

impedíale salir <strong>de</strong> palacio. Fue un expreso a saludarle y me trajo mil recados <strong>de</strong> su parte.<br />

Encontróle ro<strong>de</strong>ado, pero él le aseguró que pronto nos visitaría.<br />

Así lo efectuó.<br />

¡Cuánto placer tuve en recibirle! Y él ¡cuánta satisfacción en verme más restablecida y<br />

ya ocupada en los asuntos <strong>de</strong> mi casa!<br />

Habíale dicho mi esposo que a Don Emiliano se <strong>de</strong>bía mi restablecimiento <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

una seria enfermedad. Él nada contestó. Había comenzado a leer mi Diario y ya lo sabía todo<br />

porque yo quise, a pesar <strong>de</strong> las revelaciones <strong>de</strong> mi nuevo amigo, que Monseñor no ignorara<br />

lo que anhelaba mi corazón respecto <strong>de</strong> él y <strong>de</strong>l que era mi médico actual.<br />

Comprendí su reserva y la imité.<br />

¡Era tan distinto lo que ocurría <strong>de</strong> lo que yo imaginara a la vuelta <strong>de</strong> mi tan querido amigo!<br />

Don Emiliano espació sus visitas a mi casa y luego se fue al campo como lo acostumbrara<br />

anualmente a pasar una temporada <strong>de</strong> tres meses, salvo alguna circunstancia que le hiciera<br />

volver antes. Decíame él que eso le daba vida por el resto <strong>de</strong>l año, por convenir a su salud<br />

<strong>de</strong>licada y a su constitución poca robusta, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que allí se entregaba a ocupaciones<br />

agrícolas que eran un encanto para su alma.<br />

No me olvidaba. Aunque no escribiera, siento poco afecto a las correspon<strong>de</strong>ncias epistolares,<br />

estaba yo convencida <strong>de</strong> que su admiración por mí no variaba. Como no disminuía<br />

mi gratitud por él no permitiéndome su carácter especial, indiferente a toda exterioridad,<br />

228

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!