23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

mi primera excelente profesora. A los seis años <strong>de</strong> edad, en esa escuelita, yo, Bentín, era<br />

quien mejor escribía las lecciones dictadas por mi maestra. Después <strong>de</strong> esa época siempre<br />

tengo recuerdos <strong>de</strong> la habitual bondad –i a veces el momentáneo rigor– <strong>de</strong> esa admirable<br />

maestra negra, tan alta <strong>de</strong> estatura corporal como <strong>de</strong> buenas costumbres i <strong>de</strong> pura afabilidad<br />

en todas las ocasiones <strong>de</strong> su buen trato.<br />

La estrella que alumbraba en la vida <strong>de</strong> mi padre no lucía con el brillo que él esperaba.<br />

Estaba <strong>de</strong>silusionado. Para atenuar sus disgustos comenzó a beber alcohol, sin que nadie<br />

lo acompañara en ese vicio.<br />

De buenas a primeras <strong>de</strong>cidió apren<strong>de</strong>r el oficio <strong>de</strong> zapatero. Para comenzar en su nueva<br />

ocupación compró algunos materiales en la casa <strong>de</strong> Don Joaquín Lugo i pocos utensilios en<br />

la ferretería <strong>de</strong> Don Samuel Curiel.<br />

Nos mudó a la calle <strong>de</strong> Regina, en un apartamento (hoi calle Padre Billini n. o 4) frente a<br />

don<strong>de</strong> vivíamos junto con nuestros abuelos. Empezó a reparar medias-suelas i hacer remiendos<br />

en zapatos casi inservibles. Mi madre i yo lo acompañábamos en esa extraña tarea.<br />

Al cabo <strong>de</strong> algunos meses, ya algo experto en su nuevo oficio <strong>de</strong> zapatero, <strong>de</strong>cidió ir<br />

a trabajar en los aledaños <strong>de</strong>l Ingenio “Italia” (hoi Caei), que era una factoría <strong>de</strong> moler<br />

la caña <strong>de</strong> azúcar, cerca <strong>de</strong> Palenque, entre San Cristóbal i Baní. Allí hizo amistad con D.<br />

Félix Veloz, comerciante, i con D. Mo<strong>de</strong>sto Díaz, <strong>de</strong> nacionalidad cubana, administrador<br />

<strong>de</strong> dicho ingenio.<br />

No tardó en adquirir mo<strong>de</strong>sta clientela. Era el único zapatero. También hacía las soletas,<br />

tan indispensables para trajinar sobre espinas, rocas i lodo.<br />

Ya había <strong>de</strong>jado el vicio alcohólico. Todos los viernes <strong>de</strong> cada semana enviaba a mi madre<br />

tocino, pollos, plátanos i otros alimentos que servían para sustentarnos.<br />

Antes <strong>de</strong> partir para aquel campo, Gerardo Pieter nos instaló <strong>de</strong> nuevo en casa <strong>de</strong> mis<br />

abuelos. De vez en cuando nos hacía cortas visitas con el objeto <strong>de</strong> aumentar su prole. Mi<br />

madre soportó tranquilamente tanta mudanza. Lavaba i planchaba ropa para familias extranjeras<br />

i ayudaba a mi abuelo en la confección <strong>de</strong> “Bay-Rhum”, un menjurje empleado<br />

para dar fricciones cuando sus clientes sufrían cansancio, dolores musculares i también<br />

para perfumar el baño. Yo acompañaba a Zefí adon<strong>de</strong> quiera que él iba a comprar efectos i<br />

materiales para trabajar en su mo<strong>de</strong>sta fábrica <strong>de</strong> Bay-Rhum i también para su escasa tabaquería<br />

que instaló en una incómoda pieza <strong>de</strong> nuestro domicilio. Los sábados en la tar<strong>de</strong> me<br />

enviaban a ven<strong>de</strong>r botellas <strong>de</strong>l referido Bay-Rhum a las casas que podían comprarlo. Entre<br />

los clientes más adictos a ese alcoholado recuerdo a Don Manuel <strong>de</strong> Jesús Galván, a Don<br />

Manuel María Gautier, al Arzobispo Meriño, etc., etc.<br />

Tanto Zefí como mi abuelita me llevaban <strong>de</strong> manos cuando asistían a la Catedral, a otras<br />

iglesias i también al Parque “Colón” los 27 <strong>de</strong> Febrero i 16 <strong>de</strong> Agosto. Allí íbamos durante<br />

la prima noche <strong>de</strong> esos días <strong>de</strong> fiesta nacional.<br />

Al notar mi aplicación, mi maestra Bárbara Cáceres se empeñó en enseñarme con más<br />

difíciles lecciones. A instancia <strong>de</strong> mi madre, cuando cumplí mis seis años <strong>de</strong> edad, escribí<br />

una carta a mi padre sin que nadie me ayudara a hacerlo. Aquel me felicitó i envió dinero<br />

extra a mi madre para que me comprara el libro Mantilla n. o 2, texto que él supuso que ya<br />

yo podía leer sin dificultad. Un día <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1890 mi padrino fue a visitarnos. En<br />

esa ocasión mi madre le habló sobre el a<strong>de</strong>lanto en mis estudios. Enseguida él le prometió<br />

conseguirme inscripción en la escuela “La Fe”, mui cerca <strong>de</strong> nuestro domicilio, tan pronto<br />

comenzara el próximo año escolar. Mi padrino, Ingeniero Constructor, era el Venerable<br />

47

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!