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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

Pero se fue al siguiente día, bien temprano, sin que yo volviera a verlo en esa ocasión<br />

tan angustiosa.<br />

<br />

Aún cuando sin extintivas consecuencias que lamentar, el premeditado atentado contra<br />

la vida <strong>de</strong> Luis Felipe Vidal tuvo consumación frustránea algún tiempo <strong>de</strong>spués.<br />

Su madre tenía por costumbre asistir todos los años a la misa <strong>de</strong> la Santa Cruz. El<br />

hijo reverente creció y se hizo hombre bajo el influjo espiritual <strong>de</strong> esa cristiana tradición<br />

familiar; y a partir <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> la mujer que lo dio a luz él jamás <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> seguir su<br />

<strong>de</strong>voción.<br />

Los adiestrados sabuesos <strong>de</strong> Trujillo lo sabían; y obe<strong>de</strong>ciendo instrucciones superiores,<br />

en mayo <strong>de</strong> 1933 aprovecharon esa coyuntura para asesinarlo.<br />

La mañana <strong>de</strong>l día que lo acometieron Luis Felipe salió temprano <strong>de</strong>l Ingenio Cristóbal<br />

Colón –empresa azucarera que venía administrando– en dirección a la vecina ciudad <strong>de</strong> San<br />

Pedro <strong>de</strong> Macorís, en cuya iglesia católica asistió a los oficios religiosos <strong>de</strong> la acostumbrada<br />

misa <strong>de</strong> la Santa Cruz.<br />

A su regreso Vidal venía enteramente <strong>de</strong>sprevenido. No tenía el menor trasunto <strong>de</strong> que<br />

recatados tras espeso matorral, sus pretensos victimarios lo esperaban agachados, junto a<br />

la puerta <strong>de</strong>l Ingenio, en intención y apresto <strong>de</strong> ultimarlo.<br />

Pero Vidal llegó sorpresivamente al prefijado sitio <strong>de</strong> la tragedia organizada. Haciendo<br />

provecho <strong>de</strong>l <strong>de</strong>clive natural <strong>de</strong>l terreno en ese sitio, el chofer apagó el motor; y el carruaje<br />

se <strong>de</strong>slizó suave y silenciosamente hasta la misma puerta <strong>de</strong>l lin<strong>de</strong>ro norte <strong>de</strong> los predios<br />

<strong>de</strong>l Ingenio. Cuando el diestro y valiente timonel boricua nuevamente lo encendió, el ruido<br />

<strong>de</strong>l motor alertó tardíamente a los sorprendidos esbirros; y levantándose <strong>de</strong>l suelo don<strong>de</strong><br />

yacían agazapados rompieron inordinado fuego, <strong>de</strong> armas largas, que acribiló la parte<br />

posterior <strong>de</strong>l automóvil. Tratando <strong>de</strong> subsanar con rápida acción el <strong>de</strong>scuido cometido, los<br />

agresores dispararon viciosamente. Pero Luis Felipe no fue alcanzado por ninguno <strong>de</strong> los<br />

proyectiles. ¿Milagro <strong>de</strong> la Santa Cruz? Eso pensarán los que creen en ciertos misterios <strong>de</strong><br />

la vida, mientras los escépticos lo negarán.<br />

A menos <strong>de</strong> cien metros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber trascendido el automóvil la puerta <strong>de</strong> acceso a<br />

los terrenos <strong>de</strong>l Ingenio, dos esbirros salieron al encuentro <strong>de</strong> Vidal, evi<strong>de</strong>nte indicio <strong>de</strong> que<br />

habían sido calculadas, para no <strong>de</strong>jarlo escapar, todas las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> fortuita evasión.<br />

Desenfundando su revólver, Vidal les hizo frente; y con voz imperativa le voceó a su chofer:<br />

—”¡Pare!”.<br />

Pero éste, tan listo como animoso, no perdió el sentido <strong>de</strong>l buen discernimiento.<br />

Desoyendo la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> parar aceleró el vehículo mientras la <strong>de</strong>cidida actitud que asumió<br />

Vidal <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a la agresión <strong>de</strong> igual manera, paralizó a los sorprendidos matones.<br />

Escapando <strong>de</strong> tal modo esa celada, Vidal volvió a salvar su vida milagrosamente. Muchas<br />

veces arriesgarla es la mejor suerte <strong>de</strong> salvarla.<br />

Tiempo <strong>de</strong>spués se supo, <strong>de</strong> inequívoca fuente, que para consumar la muerte <strong>de</strong> Vidal<br />

había sido urdida nueva trama que <strong>de</strong>bió ser y no fue ejecutada en la próxima semana.<br />

<br />

El mismo día <strong>de</strong>l atentado dos <strong>de</strong> los funcionarios administrativos <strong>de</strong> la sociedad comercial<br />

propietaria <strong>de</strong>l Ingenio Colón, Felipe A. Vicini y Enrique Henríquez, se trasladaron<br />

a esa factoría; y allí, por boca <strong>de</strong>l propio Vidal se enteraron <strong>de</strong> todo lo ocurrido. A través <strong>de</strong><br />

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