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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JOAQUÍN BALAGUER | EL CENTINELA DE LA FRONTERA<br />

voluntad <strong>de</strong>l país, dominado por él unas veces <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el propio Palacio Presi<strong>de</strong>ncial y otras<br />

veces <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> “El Prado”.<br />

El 5 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1850 dio el Presi<strong>de</strong>nte Báez una nueva muestra <strong>de</strong> liberalidad<br />

permitiendo el retorno al país <strong>de</strong> José María Pérez Contreras, <strong>de</strong>l Coronel Mauricio <strong>de</strong> Brea,<br />

<strong>de</strong>l Capitán Santiago Bazora y <strong>de</strong> otros hombres <strong>de</strong> armas a quienes se extrañó <strong>de</strong>l territorio<br />

nacional juntamente con el ex presi<strong>de</strong>nte Jiménez. Duvergé pudo esperar entonces que su<br />

confinamiento fuera levantado. Los proscriptos a quienes se favoreció con esa provi<strong>de</strong>ncia<br />

eran, en efecto, militares en actividad <strong>de</strong> servicio a quienes se castigó por el mismo <strong>de</strong>lito<br />

que atrajo sobre la cabeza <strong>de</strong>l héroe la ira <strong>de</strong> Santana. La amnistía, sin embargo, no abarcó<br />

a Duvergé, cuyo confinamiento no había sido inspirado al déspota únicamente por la venganza<br />

sino también por el miedo. Duvergé libre, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido injustamente vejado,<br />

hubiera constituido una amenaza para la estabilidad <strong>de</strong>l imperio político que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1844 se<br />

propuso establecer sobre el país Pedro Santana. El 9 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1851 amplió Báez la amnistía<br />

<strong>de</strong>l año anterior para restablecer en la plenitud <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos políticos a otros miembros<br />

<strong>de</strong>l ejército no adictos a Santana, como los hermanos Puello y Félix Mariano Lluberes, pero<br />

tampoco se quiso exten<strong>de</strong>r a Duvergé esa medida <strong>de</strong> clemencia.<br />

En mayo y en septiembre <strong>de</strong> 1851 fueron amenazadas las fronteras por los ejércitos <strong>de</strong><br />

Soulouque y con ese motivo el Presi<strong>de</strong>nte Báez movilizó a todos los dominicanos aptos para<br />

el servicio. Duvergé, el más aguerrido <strong>de</strong> los dominicanos hábiles para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la República<br />

en el campo <strong>de</strong> la guerra, no fue llamado, sin embargo, para no provocar la protesta <strong>de</strong><br />

Santana. Ni siquiera en esos momentos <strong>de</strong> peligro consintió el déspota en que el Gobierno<br />

levantara la dura sentencia que con<strong>de</strong>nó a la muerte civil al primer veterano <strong>de</strong> las guerras<br />

contra las invasiones haitianas.<br />

La situación <strong>de</strong> Duvergé empeoró consi<strong>de</strong>rablemente cuando el 15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1853<br />

volvió a asumir Santana la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República rompiendo con su antecesor, Buenaventura<br />

Báez, a quien acusó públicamente <strong>de</strong> haber gobernado “con un <strong>de</strong>spotismo sin freno,<br />

hollando a menudo la Constitución y las leyes, y usurpando a las Cámaras sus faculta<strong>de</strong>s<br />

legislativas”. La suerte <strong>de</strong>l confinado iba a <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r pura y exclusivamente, a partir <strong>de</strong> aquel<br />

día, <strong>de</strong>l capricho <strong>de</strong>l César. El espíritu vengativo <strong>de</strong>l dictador se manifestó <strong>de</strong> nuevo contra<br />

Duvergé cuando el nombre <strong>de</strong>l prócer fue omitido en el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l 3 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1853 que<br />

abrió sin restricciones las puertas <strong>de</strong>l territorio nacional a los últimos dominicanos sobre los<br />

cuales pesaba la pena <strong>de</strong> <strong>de</strong>stierro por haber permanecido leales al gobierno constitucional<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l pronunciamiento <strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> mayo.<br />

Báez, <strong>de</strong>sterrado en Saint Thomas, alentó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ostracismo la insurrección contra la<br />

tiranía <strong>de</strong> Santana. Todos los dominicanos <strong>de</strong> pensamiento liberal, aun los que habían sido<br />

<strong>de</strong>fraudados en sus sentimientos y en sus i<strong>de</strong>as por la administración <strong>de</strong> Báez, se lanzaron a<br />

la plaza pública para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r contra el absolutismo santanista sus liberta<strong>de</strong>s civiles. Con ese<br />

propósito se fundó en la capital <strong>de</strong> la República, el 8 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1854, el periódico El Porvenir,<br />

redactado por hombres <strong>de</strong> tanto valor cívico como Félix María <strong>de</strong>l Monte y Nicolás Ureña <strong>de</strong><br />

Mendoza, y en las bancas <strong>de</strong>l Congreso se irguieron valerosamente algunos legisladores, como<br />

David Cohén y Aniceto Freites, para acusar a Santana <strong>de</strong> concusión y exigir el restablecimiento<br />

<strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y la probidad en la administración <strong>de</strong> los fondos <strong>de</strong>l Estado.<br />

Santana respondió a esos actos <strong>de</strong> <strong>de</strong>safío con nuevas medidas <strong>de</strong>stinadas a imponer el<br />

terror y a reforzar la dictadura. Impuso silencio al periódico El Porvenir, confinó en El Seibo<br />

a algunos <strong>de</strong> sus opositores como Pedro Salcedo y Manuel José Machado, y <strong>de</strong>senterró <strong>de</strong><br />

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