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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

he venido a someter al <strong>de</strong>bate <strong>de</strong>l Consejo en la esperanza <strong>de</strong> que ese esfuerzo tal vez suministre<br />

la luz que nos está haciendo falta para adoptar a ciencia y conciencia la proce<strong>de</strong>nte<br />

solución <strong>de</strong>l problema confrontado”.<br />

Recobrando la distintiva suavidad <strong>de</strong> sus típicas maneras, pero sin ce<strong>de</strong>r terreno, el<br />

Presi<strong>de</strong>nte replicó:<br />

—”Entonces no podremos salir <strong>de</strong> aquí antes <strong>de</strong> las nueve <strong>de</strong> la noche. Pero si uste<strong>de</strong>s<br />

insisten…”<br />

No era ociosa su respuesta ni guardaba relación directa con el asunto que la provocó.<br />

Heureaux era hombre <strong>de</strong> procedimientos parabólicos. Él conocía los hábitos sociales <strong>de</strong>l<br />

Ministro Henríquez y es bien probable que creyera vencer su empecinamiento ante la perspectiva<br />

<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r una <strong>de</strong> sus acostumbradas tar<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Club Unión. Si esa fue su velada<br />

intención, en este caso falló la sagacidad <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte. Movido por un propósito <strong>de</strong> esencias<br />

más eximias, su interlocutor le respondió sin vacilar:<br />

—”Aunque tengamos que quedarnos aquí hasta mañana, Presi<strong>de</strong>nte”.<br />

—”Está bien, Ministro” –con<strong>de</strong>scendió el Presi<strong>de</strong>nte–; y a seguidas precisó:<br />

—”Háganos el honor <strong>de</strong> leer su trabjo”.<br />

A la grata sombra <strong>de</strong> tan incitante invitación, el Ministro Henríquez rompió a leer el<br />

plan que suscribían el autor y sus colegas.<br />

—”Ciudadano Presi<strong>de</strong>nte:<br />

“Los males que hoy menguan la fortuna pública paralizando a la vez su próspera marcha,<br />

y que entorpecen la normalidad administrativa combatiendo formidablemente la más<br />

hostilizada <strong>de</strong> vuestras actuales ambiciones, proce<strong>de</strong>n:<br />

“1. De que el trabajo y la producción agrícolas, por sobre no tener existencia dogmática,<br />

tampoco han alcanzado suficiente protección en nuestro país.<br />

“2. De que no hubo método, ni existe propósito doctrinario, ni menos aún equidad y ni<br />

siquiera conveniencia fiscal en la medida y gradación <strong>de</strong> los impuestos públicos.<br />

“3. De que por carecer nosotros <strong>de</strong> fines precisos o <strong>de</strong> programa <strong>de</strong>finido en el régimen<br />

<strong>de</strong> nuestras finanzas, el capital, extranjero se retrae en tanto que el nacional, por sistemático<br />

pesimismo acosado, huye <strong>de</strong> todo empleo útil para agarrarse a la usura que, forjando el<br />

apremio en torno suyo, esteriliza el trabajo para vivir postreramente <strong>de</strong> la insensata persecución<br />

<strong>de</strong> rendimientos efímeros.<br />

“4. De que el <strong>Banco</strong> Nacional no tiene suficiente arraigo para la clave y el volumen <strong>de</strong><br />

las operaciones que realiza, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nace una <strong>de</strong>sconfianza latente, amañada, pero cierta<br />

y hostil.<br />

“5. De que la diferencia en los cambios, por lo que respecta al precio <strong>de</strong> la plata circulante<br />

en relación al valor <strong>de</strong>l oro, se resuelve en la ruina espantosa <strong>de</strong>l Tesoro Fiscal que<br />

recibe aquella plata al cambio <strong>de</strong> 200%, sin lograr reinvertirla en el servicio <strong>de</strong> las <strong>de</strong>udas<br />

contraídas en oro sino a un tipo aleatorio que es siempre consi<strong>de</strong>rablemente superior –jamás<br />

inferior– al cambio oficial.<br />

“6. De que frente a un ingreso anual <strong>de</strong> $1.615.775.34 oro, que por el motivo anteriormente<br />

señalado no suma sino $3.231.350.68 en moneda nacional, tenemos un egreso<br />

anual para amortización <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda exterior o sea para el servicio <strong>de</strong> los empréstitos<br />

dominicanos, igual a $716,700 oro, cuya adquisición al cambio comercial <strong>de</strong> 300%, consume<br />

$2.150.000 moneda nacional; todo lo cual, siendo ya un terrible instrumento <strong>de</strong><br />

tortura para quienes anhelan ardientemente la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la Patria, será en porvenir<br />

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