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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

conveniencia o por los hostigamientos <strong>de</strong>l temor –el pavor que abatió la <strong>de</strong>corosa resistencia<br />

<strong>de</strong> tantas volunta<strong>de</strong>s– yo <strong>de</strong>rogaba mis principios y accedía a firmar? ¿No hubiera sido ése<br />

un éxito compensatorio <strong>de</strong> la propuesta gestión?<br />

Antece<strong>de</strong>ntes que <strong>de</strong>sautorizaran esta expectación no faltaban, sin embargo. El déspota<br />

que parecía po<strong>de</strong>rlo todo ya había pretendido, sin lograrlo, que yo agotara un turno en la<br />

tribuna –que insignes oradores prestigiaron– en uno <strong>de</strong> los homenajes públicos que en los<br />

comienzos <strong>de</strong> su carrera política <strong>de</strong> gobernante se le tributó frente al Palacio Municipal <strong>de</strong><br />

la Capital <strong>de</strong> la República; y sin mejor resultado me había ofrecido una Secretaría <strong>de</strong> Estado<br />

–a través <strong>de</strong> los oficios <strong>de</strong> un fraterno amigo mío– cuando me encareció hacerme cargo <strong>de</strong><br />

la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la compañía San Rafael.<br />

Sus seducciones, para obtener mi aceptación, fueron <strong>de</strong> dimensiones hiperbólicas. Quien<br />

hubiese oído las encendidas lau<strong>de</strong>s proferidas en lisonjero enaltecimiento <strong>de</strong> mis dotes tribunicias,<br />

encarnación <strong>de</strong> Demóstenes me habría juzgado, y, <strong>de</strong> Platón, por las excelencias<br />

<strong>de</strong> mi pluma. El halago sin mensura era uno <strong>de</strong> los métodos predilectos <strong>de</strong> Trujillo en la<br />

conquista <strong>de</strong> los hombres.<br />

Ceñido a la verdad, alegué mi falta <strong>de</strong> experiencia en esa clase <strong>de</strong> negocios. Tampoco,<br />

añadí, guardaban ninguna afinidad con mis temperamentales aficiones. Rehuía yo, por otra<br />

parte, toda conexión –directa o indirecta– con su régimen dictatorial. Los servicios extraños<br />

a toda relación política, por su misma naturaleza y por el hecho <strong>de</strong> mi anterior ligazón con<br />

otros empresarios, dificultaba la razonable vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las evasivas. Estas, no obstante, se<br />

sucedieron a granel. Hasta que surgió el sensitivo tema <strong>de</strong> los favores cimentados en la<br />

consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la amistad.<br />

En a<strong>de</strong>mán <strong>de</strong> impresionante dramatismo –táctica comicidad en él y no sincera explosión<br />

emocional– Trujillo evocó los sentimientos <strong>de</strong> esa honrosa vinculación humana. Llevándose<br />

las manos a la cabeza exclamó:<br />

—”¡Quítame esa carga <strong>de</strong> encima, Quiquí; es un favor <strong>de</strong> amigo!”.<br />

¡Favor <strong>de</strong> amigo! Aún cuando <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong> esquivar, sin ofensa ni sonrojo, la<br />

adhesión política. Pero cuando se invoca la amistad para otros fines y aún cuando esta<br />

supuesta vinculación sólo sea improvisado alar<strong>de</strong> sin auténticas raíces que lo avalen, no es<br />

una evasión fácilmente comprensible y aceptable.<br />

—”Si ese es el caso”, repliqué, “los auspicios <strong>de</strong> la voluntad se encargarán <strong>de</strong> suplir y<br />

superar las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong> la incompetencia”.<br />

Aproveché la ocasión, <strong>de</strong> todos modos, para sentar pru<strong>de</strong>nte salvedad.<br />

—”Debo precisarle que no se podrá contar conmigo” –le dije– “para ninguna manifestación<br />

o actividad que tenga relación, ni aún tangencial o remota, con la política militante”.<br />

El Presi<strong>de</strong>nte asintió, risueño. Su cínico escepticismo le impedía creer que hubiese<br />

hombres insensibles a sus seducciones o coacciones. Para él la sumisión a sus <strong>de</strong>signios era<br />

sólo una cuestión <strong>de</strong> tiempo o <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong>l soborno. A pesar <strong>de</strong> sus éxitos, esa fue su<br />

peor gabela. Las experiencias <strong>de</strong> la vida enseñan, aunque él no lo aprendió, que no todos<br />

los hombres son iguales.<br />

Preludio <strong>de</strong> una farsa<br />

En la mañana <strong>de</strong>l 3 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1934 hubo una reunión, <strong>de</strong> tipo y fines políticos, en los<br />

salones <strong>de</strong> la Gobernación Civil <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong> Santo Domingo (a la cual, <strong>de</strong>bo advertir,<br />

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