23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

AMELIA FRANCASCI | MONSEÑOR DE MERIÑO ÍNTIMO<br />

alta sabiduría <strong>de</strong> nuestro extraño amigo y hacía que yo le consultara en todo. Era nuestro<br />

consejero práctico, siempre dispuesto a sernos útil con su palabra, con su asistencia personal,<br />

cada vez que se le llamara; acudiendo solícito a la menor insinuación y sin ser llamado,<br />

cuando se creía necesario. Y así le fue en los trances difíciles porque atravesamos en más<br />

<strong>de</strong> una ocasión.<br />

No dudo <strong>de</strong> que Monseñor <strong>de</strong> Meriño quisiera servirme <strong>de</strong> la misma manera que Don<br />

Emiliano, como me lo dijo varias veces con toda sinceridad, pero su gran<strong>de</strong>za le con<strong>de</strong>naba<br />

en muchos casos a la impotencia. No podía siquiera visitarme con la frecuencia que tanto<br />

<strong>de</strong>seaba. Sus cartas lo prueban.<br />

Las exigencias convencionales y su alto cargo atábanle como férreas ca<strong>de</strong>nas que le<br />

quitaron toda libertad.<br />

Consciente <strong>de</strong> sus trabas, a él no acudía yo sino en las gran<strong>de</strong>s perturbaciones <strong>de</strong> mi<br />

espíritu. Comunicábame con mis dos amigos diariamente. Con Don Emiliano por medio <strong>de</strong><br />

su familia, que recibía las atenciones particulares que a él no podía hacerle; con Monseñor<br />

<strong>de</strong> Meriño, <strong>de</strong> un modo más directo, porque una <strong>de</strong> mis mayores complacencias consistía<br />

en ofrecerle cuanto me imaginaba que podía hablar <strong>de</strong> mí a su alma; flores para su oratorio;<br />

objetos sencillos <strong>de</strong> arte; libros y mi Diario. Ese Diario que tanto le interesaba. En la carta<br />

que sigue es fácil ver la impresión que en él produjeran mis obsequios. Algunas veces el<br />

entusiasmo lírico con que me escribiera provocaba en mí sonrisitas <strong>de</strong> dulce ironía y me<br />

inspiraban tiernas bromas <strong>de</strong> las que él reía bondadosamente.<br />

Carta séptima<br />

Mi respetada y carísima Amelia:<br />

Des<strong>de</strong> ayer tengo, por <strong>de</strong>cirlo así, la pluma en la mano para escribirle; pero ¡ay amiga<br />

mía! paso días <strong>de</strong> atraque tales, que sólo Dios sabe lo que me cuesta hacer para <strong>de</strong>sembarazarme<br />

<strong>de</strong> las mil atenciones que se me acumulan, y lograr algún respiro.<br />

Apreciando sobre modo la amistosa solicitud con que usted me favorece, sepa que en<br />

el santuario <strong>de</strong> mi alma tiene altar y culto el reconocimiento que le <strong>de</strong>bo.<br />

Y permítame <strong>de</strong>cirle que <strong>de</strong> lo que abunda en el corazón dieran testimonio la pluma y<br />

la palabra si no me contuviera el respeto que tributo a su mo<strong>de</strong>stia y a su <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za.<br />

¡Sí, mi noble hija! ¡Difícil me sería correspon<strong>de</strong>r cumplidamente a sus finos obsequios!<br />

Pero ¿para qué no confesar que me huelgo en ser un bien hallado prisionero voluntario <strong>de</strong> los<br />

puros y tiernos afectos con que usted tiene el arte <strong>de</strong> enlazar, por admirables disposiciones<br />

<strong>de</strong> su rica naturaleza, a los que honra con su amistad? ¡Esté usted persuadida <strong>de</strong> que, entre<br />

los que la aman, no seré nunca segundo!<br />

Gracias pues, muy <strong>de</strong> mi alma, por tanto empeño como el que se toma usted en servirme.<br />

Plenamente me satisface lo que recibí <strong>de</strong> mi encargo y, como temo que por él sea usted <strong>de</strong>udora,<br />

envíeme la nota <strong>de</strong> todo para que no que<strong>de</strong> usted siendo sino la nobilísima acreedora<br />

<strong>de</strong> mi reconocimiento y <strong>de</strong> mi más sincero y respetuoso afecto.<br />

B. S. M.<br />

P. Meriño.<br />

Había dado ocasión a esta carta uno <strong>de</strong> esos pequeños servicios que yo solía hacerle a mi<br />

ilustre amigo. Algún malicioso tal vez podía juzgarle un mentís a mis repetidas afirmaciones<br />

respecto <strong>de</strong> la pureza <strong>de</strong> los sentimientos que yo inspirara al gran arzobispo; pero bien se<br />

equivocaría. Sabía yo interpretarle perfectamente y mucho habría tenido que ruborizarme<br />

239

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!