23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Tejera, <strong>de</strong>bo referir el aumento <strong>de</strong> la mala voluntad que éste no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> expresarme. Supo<br />

que recientemente yo había emprendido una necropsia parcial (torácica) en un sujeto tuberculoso,<br />

acción que, a su parecer, era un sacrilejio (¡!). Con esa extraña i violenta opinión<br />

¿<strong>de</strong>bía yo correr el riesgo <strong>de</strong> someter los orijinales <strong>de</strong> mi tesis <strong>de</strong> graduación a ese rencoroso<br />

obispo? Definitivamente resolví que el afable profesor mío, Dr. Coiscou me ayudara a<br />

terminar mi tesis.<br />

En la mañana <strong>de</strong>l día siguiente, lunes, mi compañero Elio interrumpió la urjente sutura<br />

en la piel que yo hacía a un herido. Mostrándome la lista <strong>de</strong> los números que ganaron en ese<br />

sorteo <strong>de</strong> la lotería <strong>de</strong> Beneficencia, vi, asombrado e incrédulo, que mi suerte, ¡cosa extraña!<br />

me había favorecido con trescientos pesos, la mitad <strong>de</strong>l segundo premio <strong>de</strong>l sorteo en el cual<br />

aventuré casi todo mi mezquino haber. Terminé las suturas que yo ejecutaba, no sin haber<br />

sudado la gota gorda producida por mi espanto. Frente a mí <strong>de</strong>sfilaron el costo por editar mi<br />

tesis, el <strong>de</strong> la indumentaria para asistir a mi posible graduación i las indispensables dilijencias<br />

<strong>de</strong> viaje i <strong>de</strong> instalación en don<strong>de</strong> pensaba dar comienzo a mi ejercicio profesional.<br />

No esperé largo rato sin ir a la imprenta “Flor <strong>de</strong>l Ozama”, cerca <strong>de</strong>l hospital, para<br />

solicitar <strong>de</strong>l dueño, Señor Vélez, permitiera, por poco precio, que yo mismo compusiera e<br />

imprimiera en su taller el texto <strong>de</strong> la tesis.<br />

Ese propietario no me conocía personalmente, pero como allí trabajaba Virjilio Montalvo,<br />

mi compañero en las cajas tipográficas <strong>de</strong> otras empresas, insinué al Señor Vélez que<br />

preguntara al rejente <strong>de</strong> esa imprenta si era cierto lo que yo <strong>de</strong>cía i factible lo que estaba<br />

suplicándole. Enseguida llamó a mi amigo, i <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un rato volvió complaciendo mi<br />

<strong>de</strong>manda. ¡Nunca podré olvidar la tan oportuna benevolencia <strong>de</strong>l Sr. Vélez! Mi buena fortuna<br />

<strong>de</strong> ese día no pudo ofrecerme mejor regalo.<br />

Al principio <strong>de</strong>l siguiente octubre ya mi tesis estaba impresa con su portada a dos tintas<br />

i mi nombre ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> la aspiración que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> adolescente yo ambicionaba.<br />

El pedido <strong>de</strong> ropa que hice al “Bon Marché”, <strong>de</strong> París, me sorprendió con la prontitud<br />

<strong>de</strong> su llegada. La calidad i las pruebas <strong>de</strong> esas piezas fueron conforme a las medidas que<br />

envié. En fin, todo sucedió exacto con mi <strong>de</strong>seo.<br />

Discutí mi tesis a las 4 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong>l año 1906. Por temor, no por halago,<br />

la <strong>de</strong>diqué también al Sr. Rector Tejera, mi injusto enemigo, (quien <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mis primeras<br />

pruebas <strong>de</strong>l bachillerato juró que mientras él ocupara puesto en el Instituto Profesional <strong>de</strong><br />

la República Dominicana, él, Apolinar Tejera, se opondría a que militares i estudiantes <strong>de</strong><br />

la raza negra obtuvieran permiso para ejercer ninguna profesión universitaria en nuestro<br />

país); el fantasma sacerdotal que siempre me fue hostil, se opuso, invariable a que el Jurado<br />

aceptase mi trabajo. Esa sin igual actitud levantó reñida protesta en el Jurado. Al final <strong>de</strong> unas<br />

palabras, el Reverendo (?) Obispo abandonó la sala. Me aceptaron con buena nota i todos<br />

los allí presentes me felicitaron con efusión. Uno <strong>de</strong> mis jueces, el Dr. Alfonseca, pronunció<br />

ex-cátedra algunas palabras que me hicieron lagrimar durante breves minutos. ¡Al fin! subí<br />

hasta la meta <strong>de</strong> mis estudios en mi propia tierra. Esa tar<strong>de</strong> abrí, anchas, las puertas por don<strong>de</strong><br />

entraron i salieron triunfantes otros ex-militares i todos los dominicanos o extranjeros <strong>de</strong><br />

cualquier raza que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mí, alcanzaron i siguen conquistando diplomas académicos<br />

para honra <strong>de</strong> ellos mismos i <strong>de</strong> mi amado país.<br />

Cuando terminó la cálida ceremonia <strong>de</strong> la investidura conduje a los amigos hasta mi<br />

domicilio, en casa <strong>de</strong> mi abuela. Todos la felicitaron. Allí tomamos café i al terminar ese<br />

jubiloso ágape les invité a continuar celebrando mi graduación en “El Vaticano”, bajo la<br />

66

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!