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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

La excogitación <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte Heureaux, al escuchar tan sensata inquisición, tuvo la<br />

rapi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un relámpago que súbitamente le hubiese iluminado el pensamiento. El Ministro<br />

Pichardo había terminado apenas <strong>de</strong> pronunciar la última palabra <strong>de</strong> su interrogante locución<br />

cuando el mandatario ejecutivo <strong>de</strong> la nación, sin traslucir el menor indicio <strong>de</strong> contrariedad<br />

y asumiendo más bien aire <strong>de</strong> una iluminada complacencia, transigió.<br />

—”Está bien, ministros; se suspen<strong>de</strong>rá la propuesta emisión”.<br />

Escudriñando el semblante <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l Consejo con mirada penetrante,<br />

cual si hablara consigo mismo, el Presi<strong>de</strong>nte exclamó en términos más sugerentes que<br />

expresivos:<br />

—”¡Y pensar que esta emisión le ha costado al gobierno más <strong>de</strong> diez y ocho mil pesos o…ro!”.<br />

En rapto <strong>de</strong> visible intención Heureaux alargó, separándolas, las sílabas <strong>de</strong> ese vocablo.<br />

¡Las alargó como si hiciera estrenuo esfuerzo por mover una montaña! No otra cosa, en<br />

puridad, representaba el oro en un país cuya economía, saturada <strong>de</strong> papel moneda, amenazaba<br />

<strong>de</strong>rrumbarse.<br />

Renuente todavía, el Presi<strong>de</strong>nte cuestionó finalmente a sus ministros:<br />

—”¿Están uste<strong>de</strong>s resueltos a que se pierdan esos diez y ocho mil pesos o…ro?”.<br />

No fue una voz, sino un coro <strong>de</strong> voces lo que resonó:<br />

—”¡Qué se pierdan!”.<br />

Poniéndose en pie con gesto maquinal que imitaron sus ministros, el Presi<strong>de</strong>nte Heureaux<br />

le puso punto final a esa angustiosa sesión <strong>de</strong>l consejo <strong>de</strong> gobierno distribuyendo sonrisas<br />

y apretones <strong>de</strong> manos en el alborozado ruedo <strong>de</strong> sus consejeros ministeriales.<br />

La última emisión<br />

Quamvis acerbus qui monet nulli nocet. Publilius Syrus.<br />

—”Armandito” –le dijo el Presi<strong>de</strong>nte Heureaux a Armando Pellerano Castro, Oficial<br />

Mayor <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Relaciones Exteriores–, “avísele al Ministro Henríquez que a las<br />

nueve <strong>de</strong> esta misma mañana habrá consejo <strong>de</strong> gobierno”.<br />

—”Enseguida cumpliré sus instrucciones, Presi<strong>de</strong>nte. Pero no olvi<strong>de</strong> que para el Ministro<br />

Henríquez a las nueve <strong>de</strong> la mañana es aún <strong>de</strong> madrugada”.<br />

—”Hoy no, Armandito” –repuso el Presi<strong>de</strong>nte–; y al punto, cual si hubiera hecho un<br />

raro hallazgo, agregó:<br />

—”Yo lo ví, <strong>de</strong> lejos, al amanecer”.<br />

—”A esa hora sin duda iba a recogerse”.<br />

—”Infórmele entonces, que esta tar<strong>de</strong> a las cuatro tendremos consejo <strong>de</strong> gobierno”.<br />

—”Muy bien, Presi<strong>de</strong>nte; se lo haré saber”.<br />

Esa con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia era habitual en el Presi<strong>de</strong>nte Heureaux, lo mismo que en el Ministro<br />

Henríquez el hábito <strong>de</strong> trasnochar.<br />

Semejante acomodamiento no le sentó a uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l concilio ministerial<br />

que presenció el diálogo transcrito.<br />

—”Presi<strong>de</strong>nte” –estalló disgustado–, “el Ministro Henríquez es un funcionario indisciplinado.<br />

Nunca llega a Palacio cuando <strong>de</strong>be, sino cuando le da la gana; y esa irregularidad<br />

ha dado lugar, en muchos casos, a que la complaciente benevolencia <strong>de</strong> usted haya rayado<br />

en el extremo <strong>de</strong> posponer o suspen<strong>de</strong>r la celebración <strong>de</strong> algunos Consejos <strong>de</strong> Gobierno. Yo<br />

creo que a esta informalidad hay que ponerle coto”.<br />

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