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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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Más veces bebido que sobrio, su crédito se resquebrajó. Las simpatías personales <strong>de</strong> que<br />

gozaba se retorcieron <strong>de</strong> compasión; pero esta piedad no impidió que los establecimientos<br />

comerciales le cerraran sus puertas, temerosos <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r sus inversiones, ya que compasión<br />

e intereses son palabras antagónicas. Uno <strong>de</strong> esos días turbios, dibujando eses con su corpulento<br />

cuerpo, se apersonó al colmado <strong>de</strong> doña Juana, su amiga, pero ya curada <strong>de</strong> fajazos,<br />

solicitando una botella <strong>de</strong> vino. La señora le indicó que valía dos pesos; pero se excusó <strong>de</strong><br />

ofrecérsela <strong>de</strong> inmediato tomando como pretexto su estado, que le impedía subir la escalera<br />

para bajar la botella. Él no se inmutó. La miró <strong>de</strong>spreciativamente, con ese <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> dolor<br />

y <strong>de</strong> ironía tan propio <strong>de</strong> los espíritus <strong>de</strong>scarriados, tragó en silencio la cortés evasiva y se<br />

marchó, otra vez vacilante sobre sus inseguros pies. Un rato <strong>de</strong>spués regresó y arrojando los<br />

dos miserables pesos sobre el mostrador, dijo en tono indignado y <strong>de</strong>spectivo:<br />

—Doña Juana, mire la escalera.<br />

El señor X<br />

E. O. GARRIDO PUELLO | NARRACIONES Y TRADICIONES<br />

La persona que me va a ofrecer el tema <strong>de</strong> esta narración tenía temperamento burlón y<br />

mordaz. Sus amigos y conocidos frecuentemente sufrían los bombar<strong>de</strong>os <strong>de</strong> sus chanzas,<br />

siempre pesadas y crueles. Don<strong>de</strong>quiera que hacía reunión torturaba a sus contertulios<br />

utilizando su repertorio <strong>de</strong> bromas, casi siempre mortificantes. A su mordacidad no se le<br />

escapaba ni su propia esposa. Siendo comerciante prometió a varios clientes campesinos,<br />

para inducirlos a aumentar sus compras, enseñarles un animal raro. Llegado el momento,<br />

llamó a la esposa y mostrándola dijo a los asombrados clientes:<br />

—¿Han visto uste<strong>de</strong>s una mujer más fea que ésta?<br />

Otra vez tenía <strong>de</strong> cliente un campesino con los pies <strong>de</strong>masiado aventajados. Agotados<br />

todos los recursos <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> zapatos sin ningún resultado favorable, se fue al <strong>de</strong>pósito<br />

y regresando con dos cajas <strong>de</strong> jabón vacías, las pone sobre el mostrador, diciéndole<br />

al sorprendido campesino:<br />

—Mídase éstos, marchante.<br />

En otra ocasión hacían grupo varios amigos en la acera <strong>de</strong>l Club. Llega, se acomoda en<br />

una mecedora, arrebata más que toma la palabra y dirigiéndose especialmente a uno <strong>de</strong> los<br />

contertulios, monologa en la siguiente forma:<br />

—Nosotros si somos dos hombres fatales. Nuestras madres se sacrificaron trabajando<br />

para darnos educación y formarnos hombres <strong>de</strong> provecho. La tuya pegada a una plancha;<br />

la mía friendo pescado.<br />

El amigo asentía. En ese tono continuó historiando la vida <strong>de</strong> ambos. Los compañeros<br />

oían con interés la peroración. De momento, variando el tono, expresa:<br />

—Y todo, ¿para qué? Para que tú te casaras con la mujer más dientúa y yo con la más fea.<br />

El amigo recibió la burla como una bofetada, ya que no todas las personas se sienten en<br />

disposición <strong>de</strong> aceptar chanzas a costa <strong>de</strong> su familia; pero el bromista, que siempre fue <strong>de</strong><br />

temperamento pacífico, se eliminó <strong>de</strong> la escena rápidamente, eludiendo las consecuencias<br />

<strong>de</strong> su pesada mofa.<br />

Con motivo <strong>de</strong> las fiestas patronales, la ciudad se vestía <strong>de</strong> gala. La Gobernación había<br />

preparado un espléndido programa <strong>de</strong> varios días <strong>de</strong> fiesta. Ese programa incluía bailes <strong>de</strong><br />

máscaras y blanco, bailes populares, conciertos, juegos carnavalescos y otras atracciones<br />

indispensables para el mayor realce y esplendor <strong>de</strong> los festejos.<br />

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