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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

valiente, dicen claramente los textos; por tanto <strong>de</strong>bía serlo también su hijo Saúl. En cuanto<br />

a la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Saúl, Jonatán dio repetidas muestras <strong>de</strong> coraje nada común.<br />

Pero Saúl no sólo <strong>de</strong>scollaba entre los <strong>de</strong>más por su majestuosa figura y como here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

la valentía paterna; también era discreto. Cuando retornó a su hogar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido<br />

ungido en secreto por Samuel, contestó a las preguntas <strong>de</strong> sus familiares contándoles lo que le<br />

aconteció en el viaje a Rama, pero callándose lo <strong>de</strong> la unción. En realidad, resultaba excesivamente<br />

discreto, pues lo que acababa <strong>de</strong> hacer Samuel con él, ungiéndole príncipe <strong>de</strong> Israel y<br />

prometiéndole el reino por voluntad <strong>de</strong> Yavé, era un acontecimiento <strong>de</strong>masiado trascen<strong>de</strong>ntal<br />

para cualquier hombre, que justificaba explosiones <strong>de</strong> alegría y movía a ser comunicativo.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que era hombre <strong>de</strong> edad madura, como para confiar en él, y <strong>de</strong> que era discreto<br />

y <strong>de</strong>bía ser valiente por la sangre, Saúl probó, a lo largo <strong>de</strong> su reinado, tener abundante energía.<br />

Esta cualidad era muy necesaria para encabezar al pueblo en la lucha contra los filisteos.<br />

De manera que en muchos sentidos Samuel no anduvo errado al escoger a Saúl ben Quis<br />

para ungirlo rey en nombre <strong>de</strong> Yavé. Los aspectos negativos <strong>de</strong> Saúl no estaban entonces a<br />

la vista, ni podían estarlo puesto que sólo el ejercicio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r los haría salir a la superficie<br />

<strong>de</strong> su personalidad. El peor <strong>de</strong> esos aspectos fue la manía persecutoria, que le llevó a ver en<br />

David un aspirante a la monarquía, lo cual dio origen a crímenes y abusos. Cuando Samuel<br />

le ungió en secreto, Saúl no podía haber dado muestras <strong>de</strong> esa manía, que todavía no se<br />

había manifestado en él.<br />

Samuel convocó al pueblo en Maspha, don<strong>de</strong> se hallaba el santuario nacional, y allí dijo<br />

que Yavé había escogido ya un rey para Israel. Con habilidad <strong>de</strong> político y <strong>de</strong> sacerdote se<br />

calló el nombre <strong>de</strong>l elegido y fue preparando los ánimos poco a poco. Primero hizo pasar<br />

ante sí a todas las tribus, y fue <strong>de</strong>sechando unas y otras hasta llegar a la <strong>de</strong> Benjamín. En la<br />

tribu <strong>de</strong> Benjamín, la más pobre en hombres y en riquezas, se hallaba el rey. Después pidió<br />

que los benjaminitas <strong>de</strong>sfilaran en familias, y entre ellas señaló a la <strong>de</strong> Hammatri, a la cual<br />

pertenecía Quis. De los hijos <strong>de</strong> Quis faltaba Saúl, y no es aventurado pensar que su ausencia<br />

fue convenida entre él y Samuel.<br />

Es <strong>de</strong> estimar que a esa altura el pueblo se hallaría excitado, listo a recibir con aclamaciones<br />

al elegido. Saúl fue buscado, y como no se le hallara se interrogó a Yavé, probablemente<br />

por boca <strong>de</strong> Samuel. Yavé respondió que estaba escondido entre los bagajes. “Corrieron a<br />

sacarle <strong>de</strong> allí, y cuando estuvo en medio <strong>de</strong>l pueblo sobresalía <strong>de</strong> entre todos, <strong>de</strong> los hombros<br />

arriba. Samuel dijo al pueblo: “Aquí tenéis al elegido <strong>de</strong> Yavé. No hay entre todos otro<br />

como él”. Y el pueblo se puso a gritar: “¡Viva el rey! Entonces expuso Samuel al pueblo el<br />

<strong>de</strong>recho real y lo escribió en un libro, que <strong>de</strong>positó ante Yavé; y <strong>de</strong>spidió Samuel al pueblo<br />

todo, cada uno a su casa” (I Sam., 10:22 al 26).<br />

Como siempre, los textos sagrados ofrecen con sorpren<strong>de</strong>nte vida las escenas que <strong>de</strong>scriben.<br />

Ahí vemos al pueblo, <strong>de</strong>sfilando por tribus primero, y a la tribu <strong>de</strong> Benjamín <strong>de</strong>sfilando<br />

por familias ante el altar <strong>de</strong> Yavé; a los hombres luego corriendo hacia los bagajes y retornando<br />

con el hermoso Saúl a presencia <strong>de</strong> Samuel. Era una elección en cierto sentido <strong>de</strong>mocrática,<br />

puesto que Samuel escogía en nombre <strong>de</strong> Yavé y Yavé era la suma <strong>de</strong> la voluntad nacional.<br />

Bajo el sol <strong>de</strong> Israel, la multitud había hallado a su caudillo.<br />

Pero Samuel no hizo resignación <strong>de</strong> su judicatura en ese momento. Ungido rey, Saúl<br />

no pasaba a reinar, función <strong>de</strong> la que era parte la <strong>de</strong> juzgar; sino que entonces <strong>de</strong>bía<br />

comenzar a organizar su reinado como caudillo militar y político. No todo el mundo le<br />

aceptaba todavía como monarca. El mismo día <strong>de</strong> su unción pública, cuando ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong><br />

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