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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Un amigo mío se estaba recortando el pelo en la barbería. De momento siente un toquecito<br />

por el hombro y una voz que le dice, con <strong>de</strong>jo sarcástico:<br />

—¿Cómo se siente el sanjuanerito acostumbrado a jugar carnaval con flores <strong>de</strong> sabana<br />

y hojas <strong>de</strong> framboyán?<br />

Quien hablaba era el mismo personaje <strong>de</strong> esta narración y sus palabras una burla sangrienta<br />

para nuestro pueblo. La contestación fue tan hiriente e intencionada como maliciosa<br />

había sido su mordacidad. Hasta su fallecimiento fue siempre el mismo: burlón y mordaz,<br />

por temperamento y afición.<br />

Se casó el difunto<br />

Es costumbre muy generalizada en los campos <strong>de</strong> la República, <strong>de</strong> procrear familia<br />

sin que a los padres los liguen los sagrados vínculos matrimoniales. En el argot popular<br />

eso se llama casarse por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la puerta. La unión es algunas veces legalizada, si<br />

la enfermedad lo permite, al fallecimiento <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los concubinos. Esta costumbre,<br />

muy <strong>de</strong>plorable, es origen <strong>de</strong> muchos conflictos familiares y <strong>de</strong> no pocas y lamentables<br />

tragedias.<br />

En un campo <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> la Maguana, que no hace falta mencionar, había un viejo,<br />

un poco acomodado en sus bienes <strong>de</strong> fortuna, empecinado en mantener su soltería. Los<br />

hijos, todos mayores, ansiaban, no tanto por afecto como por interés material, la consumación<br />

<strong>de</strong>l matrimonio. Iba <strong>de</strong> por medio la herencia, que ellos habían ayudado acrecentar<br />

con su trabajo. Por experiencia sabían, por muchos casos conocidos, que la parentela <strong>de</strong>l<br />

difunto se lleva hasta la leña <strong>de</strong> la cocina. Ya a una vecina la habían <strong>de</strong>jado en la indigencia.<br />

Una mañana, para aumentar la inquietud <strong>de</strong> la familia, el viejo amaneció quebrantado. El<br />

hijo mayor resolvió un viaje al pueblo para consultar a su amigo Pancho Valdés, práctico<br />

en chismes campesinos y consejero legal <strong>de</strong> su familia. Pancho Valdés, que no era hombre<br />

para atascarse en menu<strong>de</strong>ncias, pesó rápidamente la situación y comprendió la necesidad<br />

<strong>de</strong> una actuación fulminante. Vio al Oficial Civil <strong>de</strong> la época, funcionario <strong>de</strong> figura borrosa,<br />

cándido y opaco a fuerza <strong>de</strong> inútil, y lo arrastró consigo rumbo al caserío don<strong>de</strong> tuvieron<br />

lugar los acontecimientos que estoy relatando.<br />

Mientras funcionario y acompañantes caminaban, jinetes en otros tantos rocinantes,<br />

otro <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong>l viejo los alcanzó y llamando aparte al hermano, le rumoró al oído una<br />

espantable noticia. Enterado Pancho Valdés, contestó sonriendo que el caso estaba previsto.<br />

Trazó planes, cursó ór<strong>de</strong>nes e hizo a los hermanos a<strong>de</strong>lantarse, vanguardia <strong>de</strong> una maniobra<br />

genial con las <strong>de</strong>finitivas instrucciones aplicables al imprevisto caso.<br />

Cuando el Oficial Civil <strong>de</strong>scolgó su beatísima humanidad había serenidad en el rancho.<br />

Invitado a la habitación <strong>de</strong>l enfermo, contempló bonachonamente el cuadro que se le presentaba<br />

a la mortecina luz <strong>de</strong> un sol poniente: dos mujeres llorosas, tres jóvenes inquietas<br />

y <strong>de</strong>trás su eminencia gris, el servicial Pancho Valdés. Abre el libro, da lectura al acta y los<br />

documentos anejos, toma los juramentos <strong>de</strong> rigor y consuma el codiciado matrimonio. Luego<br />

rumbo nuevamente al pueblo lejano.<br />

Hasta aquí la historia carece <strong>de</strong> interés. Es una historia como cualquiera otra. Pero si<br />

ponen atención al <strong>de</strong>senlace quizás se encuentre en este drama familiar, no gracia, porque<br />

parece no tenerla, sino la íntima tragedia <strong>de</strong> muchas familias dominicanas.<br />

Mientras se tomaban las disposiciones anotadas, el viejo tuvo la ocurrencia <strong>de</strong> morirse.<br />

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