23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

sobre algunas ciencias estrechamente unidas a la milicia nociones no vulgares. Durante su<br />

permanencia en España había prestado especial atención al estudio <strong>de</strong> las matemáticas, y<br />

había conocido, en sus viajes por Francia y Alemania, a muchos supervivientes <strong>de</strong> las guerras<br />

napoleónicas, en tiempos en que la fama <strong>de</strong> las proezas <strong>de</strong>l gran soldado estaba fresca<br />

y mantenía aún electrizada la conciencia <strong>de</strong>l mundo. Del contacto con aquel ambiente y con<br />

aquella generación, llenos todavía <strong>de</strong> resonancias marciales, y vibrantes aún con el grandioso<br />

espectáculo militar que pocos años antes había estremecido a toda Europa, quedaron en el<br />

ánimo <strong>de</strong> Duarte fuertemente impresas las hazañas bélicas más extraordinarias y brillantes<br />

que la historia había hasta entonces registrado.<br />

Pero por encima <strong>de</strong> toda otra consi<strong>de</strong>ración, Duarte poseía el don supremo <strong>de</strong> hacerse<br />

obe<strong>de</strong>cer por el amor que inspiraba gracias a la eterna niñez <strong>de</strong> su espíritu y a su simpatía<br />

caudalosa. Su misma figura era por sí sola un espectáculo: severo el continente, enérgicos<br />

los rasgos <strong>de</strong> la fisonomía, la estatura marcial, el aire lleno <strong>de</strong> distinción y dignidad, algo<br />

<strong>de</strong> la limpieza interior trascendía fuera y <strong>de</strong>nunciaba al hombre extraordinario a quien la<br />

naturaleza había colocado por encima <strong>de</strong> todas las miserias humanas. Si esas prendas no<br />

hubiesen bastado por sí solas para crearle una atmósfera <strong>de</strong> respeto y para formar en torno<br />

suyo una aureola <strong>de</strong> superioridad, ahí estaba su obra realzada a los ojos <strong>de</strong> sus conciudadanos<br />

por una pureza insólita y por un <strong>de</strong>sprendimiento sin nombre.<br />

Revestido <strong>de</strong> esa especie <strong>de</strong> imperio natural compareció Duarte ante Santana. Cuando los<br />

dos se hallaron por primera vez frente a frente, el hatero no pudo reprimir un sentimiento<br />

<strong>de</strong> invencible admiración hacia aquel rival que le <strong>de</strong>paraba inesperadamente el <strong>de</strong>stino.<br />

Santana confirmó con sus propios ojos los encarecimientos que su hermano Ramón le<br />

había hecho <strong>de</strong>l extraño personaje que en abril <strong>de</strong> 1843 visitó en misión <strong>de</strong> propaganda<br />

revolucionaria las haciendas <strong>de</strong> “El Prado”. Ramón Santana no había podido olvidar,<br />

en efecto, a aquel joven <strong>de</strong> figura atrayente, a aquel realizador con trazas <strong>de</strong> visionario,<br />

con mirada algo abstraída, y con palabra llena <strong>de</strong> fascinación en medio <strong>de</strong> su sencillez<br />

<strong>de</strong>sconcertante. Ignoraba por qué le había simpatizado aquel conspirador que con tanto<br />

brío hablaba <strong>de</strong> su causa y por quien se <strong>de</strong>jó convencer tan fácilmente. Sólo en un punto<br />

no habían estado <strong>de</strong> acuerdo cuando por primera vez se encontraron: en la confianza,<br />

que al hatero se le antojaba excesiva, que el joven patriota mostraba en la capacidad <strong>de</strong> la<br />

república para subsistir, una vez creada, sin la cooperación <strong>de</strong> ninguna potencia extranjera.<br />

Pero en lo esencial, esto es, en la necesidad <strong>de</strong> arrojar <strong>de</strong>l suelo patrio a los haitianos, sus<br />

sentimientos coincidieron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer instante.<br />

Pedro Santana, aunque hombre <strong>de</strong> temperamento más receloso que el <strong>de</strong> su hermano<br />

Ramón, no pudo substraerse <strong>de</strong>l todo al extraordinario don <strong>de</strong> simpatía con que dotó la naturaleza<br />

al caudillo separatista. Duarte se percató acto seguido <strong>de</strong> los sentimientos <strong>de</strong>l hatero, y<br />

no sólo se empeñó en infundirle confianza en la colaboración que <strong>de</strong>bía prestarle, por ór<strong>de</strong>nes<br />

superiores, sino que hizo a<strong>de</strong>más cuanto estuvo a su alcance para atraerse a aquella voluntad<br />

imperiosa. Varios días duró la lucha entre los dos hombres: el uno, lleno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendimiento<br />

y <strong>de</strong> nobleza, interesado en no aparecer como un rival a los ojos <strong>de</strong> su gratuito adversario; y el<br />

otro, ahíto <strong>de</strong> orgullo y <strong>de</strong> ambición, <strong>de</strong>seando librarse <strong>de</strong> la influencia que el primero ejercía<br />

sobre su voluntad y que en el fondo contrariaba sus <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> soldado que ya aspiraba al<br />

po<strong>de</strong>r y cuyo instinto militar tendía a la unidad <strong>de</strong> mando.<br />

Pero todas las artes <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> la Patria se estrellaron ante la inflexible terquedad <strong>de</strong><br />

Santana. El vencedor <strong>de</strong> Azua era partidario <strong>de</strong> permanecer en la inacción y no entendía<br />

856

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!