23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

En una <strong>de</strong> las esquinas opuestas a nuestra vivienda Doña Manuela Suncar criaba a su<br />

larga familia, núcleo <strong>de</strong> varios <strong>de</strong>scendientes que nacieron con el sello <strong>de</strong> tareas laborales<br />

propias <strong>de</strong> aquella prole.<br />

En ese mismo edificio, hoi marcado con el n. o 2 <strong>de</strong> la calle El Con<strong>de</strong>, se oían las faenas<br />

diarias i nocturnas en el taller <strong>de</strong>l Maestro D. Francisco Cerón, carpintero, especialista en<br />

ataú<strong>de</strong>s i arduo asistente a la mayor parte <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> beneficencia, tales como velorios i<br />

sepelios <strong>de</strong> sus amigos o <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus clientes. Para honrar su memoria, muchos años<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, uno <strong>de</strong> los Ayuntamientos <strong>de</strong> esta Capital marcó con su nombre a una<br />

calle <strong>de</strong>l barrio “San Miguel”, en don<strong>de</strong> crió distinguida familia. Uno <strong>de</strong> sus nietos, el Dr.<br />

José Dolores Cerón, fue mi discípulo en la Facultad <strong>de</strong> Medicina a la vez que se <strong>de</strong>stacaba<br />

entre la pléya<strong>de</strong> <strong>de</strong> notables músicos nacidos i educados en esta tierra. Loló, afectuosamente<br />

llamado así por sus amigos, sus discípulos i sus admiradores, murió a fines <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong><br />

1969. Su fallecimiento dio lugar a varias manifestaciones <strong>de</strong> duelo.<br />

No <strong>de</strong>jaré <strong>de</strong> nombrar a “Garú”, un fornido militar, policía i el más estentóreo corneta<br />

<strong>de</strong>l Batallón “Ozama”. “Garú” colgaba su amplia hamaca en un apartamento <strong>de</strong> la Gobernación<br />

<strong>de</strong> la Provincia. Allí dormía i sudaba la excrescencia <strong>de</strong>l alcohol que nunca lo<br />

emborrachaba. Era un soldado bullicioso i exacto en sus dilijencias. Tocar una melodiosa<br />

diana, todos los días, a la hora <strong>de</strong>l alba, era su encanto. Perturbaba nuestro sueño, pero así<br />

me <strong>de</strong>leitaba i evitaba que yo mojara otra vez las ropas i el cuero <strong>de</strong> chivo, que protejía los<br />

trapos <strong>de</strong> mi pobre cuna.<br />

Las oficinas i los aparatos <strong>de</strong>l “Cable Francés” ocupaban parte <strong>de</strong> la esquina N. E. <strong>de</strong>l<br />

comienzo <strong>de</strong> la calle El Con<strong>de</strong>, en el mismo sitio que el Listín Diario comenzaba a hacerse<br />

indispensable en nuestra ciudad. Hoi El Caribe ocupa ese mismo edificio. Allí, muchos años<br />

<strong>de</strong>spués, me ganaba el sustento ejerciendo mi oficio <strong>de</strong> cajista i <strong>de</strong> corrector <strong>de</strong> pruebas. Allí<br />

también osé introducirme, como aprendiz, en el templo <strong>de</strong> la bella literatura. Espero tratar<br />

<strong>de</strong> ello en pájinas veni<strong>de</strong>ras.<br />

<br />

Tal como en otros vecindarios, en el <strong>de</strong> “La Fuerza” había exceso <strong>de</strong> chicos, la mayor<br />

parte <strong>de</strong> ellos tan pobres como yo. Pero se notaba distinción entre los que vivían hacinados<br />

en un viejísimo edificio llamado “La Casa <strong>de</strong> los Cañones” i en otro, conocido con el nombre<br />

<strong>de</strong> “Palacio Viejo”, moraban muchos haraganes.<br />

Aquel edificio, también en ruinas, estaba situado en la esquina N. O. <strong>de</strong> las calles Colón<br />

i Merce<strong>de</strong>s, frente al Reloj <strong>de</strong>l Sol i a la Capilla <strong>de</strong> los Remedios. Los muchachos que habitábamos<br />

entre la Casa i el cuartel <strong>de</strong> “La Fuerza,” nos distinguíamos <strong>de</strong> los otros por la buena<br />

educación que recibíamos <strong>de</strong> nuestros familiares.<br />

Mi madre me instruyó en la cartilla <strong>de</strong> las primeras letras. Luego mi madrina me enseñó<br />

a leer. Todavía recuerdo que me hizo obsequio <strong>de</strong> un organillo <strong>de</strong> manigueta en cuyo cilindro<br />

estaba grabada parte <strong>de</strong> “lch liebe dich” <strong>de</strong> Beethoven. Con ese trozo <strong>de</strong> música comencé a<br />

<strong>de</strong>leitarme bajo el numen <strong>de</strong>l compositor que siempre he preferido durante toda mi vida.<br />

Al cumplir cuatro años <strong>de</strong> edad yo figuraba entre los más a<strong>de</strong>lantados en la escuela<br />

primaria <strong>de</strong> las rigurosas Hermanas Lamouth (o Lamí). Allí aumenté el número <strong>de</strong> mis<br />

amigos. Mis vecinos Ramón, Talá i Dondo Jansen me entretenían bajo el mayor cuido <strong>de</strong> mis<br />

profesores. Uno <strong>de</strong> esos compañeritos, Talá, vive aún. No hemos olvidado lo que gozábamos<br />

en aquel albor <strong>de</strong> nuestra existencia.<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!