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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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JUAN BOSCH | DAVID, BIOGRAFÍA DE UN REY<br />

Ya asentados en Jerusalén, los rebel<strong>de</strong>s tuvieron consejo para <strong>de</strong>cidir cómo obrarían,<br />

Ajitofel, hombre <strong>de</strong> mente clara y <strong>de</strong> voluntad dura, propuso ir él mismo al frente <strong>de</strong> doce<br />

mil hombres para dar la batalla a David. Su plan, que <strong>de</strong> haberse aceptado estaba llamado a<br />

liquidar a David y a los suyos en poco tiempo, era atacar cuando David y sus seguidores se<br />

hallaran <strong>de</strong>bilitados por las marchas, e ir directamente a la muerte <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Isaí sin tomar<br />

en cuenta a los <strong>de</strong>más. Proponía salir en el acto. “Heriré al rey solo, y haré que vengan a ti<br />

todos sus partidarios, el pueblo todo, como viene la novia a su novio. Es el alma <strong>de</strong> un solo<br />

hombre lo que tú buscas, y todo el pueblo quedará en paz”, dijo (II Sam., 17:1 al 3).<br />

La opinión no podía ser más sensata y más a<strong>de</strong>cuada a las circunstancias, porque en verdad,<br />

muerto David no tardarían los que le seguían en rendirse a discreción. Más he aquí que Absalón<br />

quiso oír a Cusaí, por cuya boca iba a hablar David. Cusaí dijo que el consejo <strong>de</strong> Ajitofel no era<br />

bueno. Explicó: “Tú sabes bien que tu padre y sus gentes son valientes y exasperarlos sería como<br />

si en el campo a una osa le arrebatan su cría, o como un jabalí enfurecido en el <strong>de</strong>sierto. Tu padre<br />

es hombre <strong>de</strong> guerra y seguramente no pasará la noche entre los suyos” (II Sam., 17:8,9).<br />

Siguió explicando Cusaí que David <strong>de</strong>bía hallarse escondido en alguna caverna, y que<br />

tan pronto comenzaran a caer en la lucha partidarios <strong>de</strong> Absalón la gente diría que habían<br />

sido <strong>de</strong>rrotados por las fuerzas <strong>de</strong>l padre, y entonces hasta los más arrojados entrarían en<br />

miedo, porque todo Israel conocía la agresividad <strong>de</strong> David. Aconsejó que lo mejor sería<br />

esperar a tener un ejército numeroso, “en muchedumbre como las arenas que están en la<br />

orilla <strong>de</strong>l mar”, y que el propio Absalón se pusiera a su frente para hacer la guerra. Y sin<br />

duda a fin <strong>de</strong> que nadie sospechara que él estaba proponiendo <strong>de</strong>moras por <strong>de</strong>bilidad o para<br />

favorecer el rey fugitivo dijo que entonces “le atacaremos don<strong>de</strong> quiera que esté y daremos<br />

sobre él como rocío que cae sobre la tierra, y no <strong>de</strong>jaremos ni uno <strong>de</strong> cuantos con él están. Y<br />

si se acogiere a ciudad, todos los <strong>de</strong> Israel llevarán allá cuerdas, y la arrastraremos al arroyo,<br />

hasta no quedar <strong>de</strong> ella piedra sobre piedra” (II Sam., 17:12,13).<br />

Cusaí logró que se aceptara su opinión y no la <strong>de</strong> Ajitofel; a seguidas se puso en contacto con<br />

Abiatar y Sadoc, les contó lo que había sucedido y les pidió que enviaran recado al rey. David,<br />

pues, quedaría avisado, y en consecuencia <strong>de</strong>bía alejarse cada vez más <strong>de</strong> Jerusalén y organizar<br />

la <strong>de</strong>fensa en terreno que le fuera favorable; Cusaí había logrado ganar tiempo para su señor.<br />

Jonatán y Ajimas, los hijos <strong>de</strong> Abiatar y Sadoc, se fueron a cumplir su papel <strong>de</strong> informadores.<br />

Una mujer salió <strong>de</strong> la ciudad para llevarles el mensaje, pues los dos jóvenes no habían entrado<br />

con sus padres en Jerusalén para no hacerse sospechosos. Pero alguien los vio, ya <strong>de</strong>spués que<br />

ellos sabían lo que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>cir a David. Enterado Absalón, or<strong>de</strong>nó que se les persiguiera. La<br />

buena fortuna <strong>de</strong> David les amparaba. Con la gente <strong>de</strong> Absalón sobre sus huellas, los dos jóvenes<br />

acertaron a escon<strong>de</strong>rse en un pozo; una mujer <strong>de</strong> la casa don<strong>de</strong> se hallaba el pozo tapó éste con<br />

un paño y cuando los perseguidores le preguntaron por los dos mozos ella le dijo que habían<br />

pasado por allí, pero que ya iban lejos. Una vez <strong>de</strong>sviados con ese engaño los buscadores, Jonatán<br />

y Ajimas salieron y se encaminaron al sitio don<strong>de</strong> se hallaba David.<br />

El <strong>de</strong>stronado rey oyó cuanto tenía que oír y en consecuencia or<strong>de</strong>nó el paso <strong>de</strong>l Jordán<br />

hacia oriente; <strong>de</strong>spués tomó hacia el nor<strong>de</strong>ste, en dirección <strong>de</strong> Gad; a la ciudad <strong>de</strong> Majanaim,<br />

don<strong>de</strong> había estado el asiento <strong>de</strong>l efímero reinado <strong>de</strong> Isbaal y don<strong>de</strong> establecería él su base<br />

<strong>de</strong> operaciones para la lucha contra las fuerzas <strong>de</strong> Absalón. En Majanaim fue bien recibido;<br />

se le buscó a su gente todo lo necesario para acampar con seguridad y comer bien; se les dio<br />

ajuar <strong>de</strong> cocina y <strong>de</strong> dormir, trigo, cebada, grano tostado, harina, habas, lentejas, legumbres,<br />

manteca, miel, ovejas, queso.<br />

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