23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Y el honor me obligó a vivir. Mi vida era necesaria a mi madre, tan anciana y tan débil;<br />

a mis hermanas, que tan solo a mí tenían para ampararles; a ese pobre, que se acusaba <strong>de</strong> lo<br />

que ocurría por haber <strong>de</strong>satendido mis consejos y <strong>de</strong>soído mis razones.<br />

Manteníame con la impresión <strong>de</strong> sentir el techo <strong>de</strong> la casa sobre mí y <strong>de</strong> arrastrarme<br />

con él a cuestas; ¡y Monseñor <strong>de</strong> Meriño ya había enfermado! Aún cuando no juzgara yo su<br />

caso mortal, érame imposible imponerle <strong>de</strong> mi verda<strong>de</strong>ro estado <strong>de</strong> fortuna. Si algo ocurría,<br />

porque se le hubiera dicho, ignorante se encontraba <strong>de</strong> los horribles <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> mi triste<br />

condición. Habríale apenado la noticia <strong>de</strong> ellos y sin provecho alguno para mí, porque no<br />

le era a él dado ni consolarme siquiera; y mucho menos favorecerme materialmente.<br />

Don Emiliano fue confi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> mis tormentos, pero la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo,<br />

estaba lejos <strong>de</strong> la ciudad, <strong>de</strong> manera que le veía poco. Con la confianza que justificaron<br />

las pruebas inequívocas <strong>de</strong> afecto que yo a él y a sus hijos diera, en el período que acababa<br />

<strong>de</strong> pasar, solicité <strong>de</strong> él algunos servicios, que me prestó. Temiendo siempre ser consi<strong>de</strong>rada<br />

como abusiva, eximíame <strong>de</strong> pedir favores que pudieran serme negados.<br />

Si mi amadísimo amigo hubiese estado bien <strong>de</strong> salud y <strong>de</strong> recursos, ¡cuánto pesar, cuánta<br />

humillación habría sabido evitarme <strong>de</strong> tantas como pa<strong>de</strong>cí!<br />

LxV<br />

Carta quincuagésimo séptima<br />

Amelia, mi noble y afectuosa amiga:<br />

¡Usted me abruma <strong>de</strong> atenciones para honra mía. Pero viva persuadida <strong>de</strong> que mi alma<br />

sabe apreciarlas!<br />

Estoy mejor. ¡Y tanto! que hoy he escrito más que un Feijoo, para <strong>de</strong>spachar numerosa<br />

correspon<strong>de</strong>ncia oficial y privada. Caigo y me levanto y sigo tan campante, usted verá, amiga<br />

mía, ¡cómo aún doy que hacer en este pícaro mundo!<br />

¡Imíteme usted!<br />

La estima más y más cada día su afectísimo que le besa las manos.<br />

P. Meriño.<br />

Al recibir cartas como esta, mi corazón pretendía abrirse a alguna esperanza, respecto <strong>de</strong> él.<br />

—Si Dios me oyera, pensaba yo, ¡si tuviera piedad <strong>de</strong> mí!<br />

Y con toda mi voluntad <strong>de</strong> creer, con toda la fe que ese tierno amigo se empeñó dulcemente<br />

en inculcarme, con todo el fervor <strong>de</strong> que mi alma es capaz, ¡suplicaba al cielo la<br />

conservación <strong>de</strong> una vida que me era necesaria entre todas!<br />

No encuentro una esquela que recuerdo haber recibido en 1905, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l disentimiento<br />

que tuviera mi esposo con el gobierno establecido entonces, suceso que por poco le<br />

lleva al sepulcro. Por otros, que no yo, tuvo numerosa noticia <strong>de</strong>l asunto y se afectó mucho;<br />

lo que me escribió sentidamente.<br />

¡No quería yo darle pena alguna por mí! ¡Si hubiera él sabido los trances porque se<br />

pasaba en casa! ¡Qué dolor el suyo!<br />

Mi hermana Ofelia me idolatraba. Al ver mis angustias, la zozobra en que vivía, por causa<br />

<strong>de</strong>l estado fatal <strong>de</strong> mi marido, quien, amenazado, a consecuencia <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte ocurrido, <strong>de</strong><br />

cárcel y otras penalida<strong>de</strong>s, sufría más que nunca <strong>de</strong> su mal, enferma también <strong>de</strong> corazón.<br />

Y en poco tiempo consumió sus fuerzas. Cuando cayó al año siguiente, atacada <strong>de</strong> fiebres,<br />

estaba gastada ¡y no pudo resistir la enfermedad que en cuatro días la arrebató!<br />

308

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!