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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

sus importantes conocimientos y el sello honroso <strong>de</strong> su presencia”. La carta <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte<br />

González no <strong>de</strong>spertó sino una débil esperanza en el espíritu <strong>de</strong> Duarte. Como la anexión fue<br />

en gran parte una consecuencia <strong>de</strong> las discusiones provocadas por la ambición <strong>de</strong> mando y<br />

como muchos <strong>de</strong> los partidarios más acérrimos <strong>de</strong> esa medida antipatriótica la aceptaron sólo<br />

con el propósito <strong>de</strong> poner fin a tantas discordias y <strong>de</strong> brindar al pueblo la oportunidad <strong>de</strong><br />

reempren<strong>de</strong>r una nueva etapa en su existencia convulsiva, por un instante creyó el proscripto<br />

en la enmienda <strong>de</strong> sus conciudadanos y en la cordura <strong>de</strong> sus directores políticos. La duda,<br />

sin embargo, se interpuso entonces como en 1844, en el camino <strong>de</strong>l apóstol, y lo obligó a<br />

contener sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> retornar a la Patria y <strong>de</strong> prepararse a morir tranquilamente en su<br />

seno. Duarte había visto, en efecto, a la ambición asomar en las filas <strong>de</strong> los restauradores,<br />

más preocupados muchas veces <strong>de</strong> su propia hegemonía que <strong>de</strong>l bien <strong>de</strong>l país y <strong>de</strong> su suerte<br />

futura. Muy pocos <strong>de</strong> aquellos hombres, formados en el heroísmo salvaje <strong>de</strong> los cantones,<br />

eran capaces <strong>de</strong> un sacrificio <strong>de</strong> carácter civil, aunque todos morirían por la libertad <strong>de</strong> la<br />

patria y serían capaces <strong>de</strong>l mayor <strong>de</strong> los holocaustos en el campo <strong>de</strong> la acción libertadora.<br />

El apóstol <strong>de</strong>cidió, pues, continuar en Caracas, lejos <strong>de</strong> la feria política en que otros<br />

empequeñecían los laureles conquistados en la lucha reciente contra los dominadores. No<br />

transcurrió un año antes <strong>de</strong> que se realizaran sus temores. González, caudillo <strong>de</strong> la revolución<br />

<strong>de</strong>l 25 <strong>de</strong> noviembre, fue acusado el 31 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1876 por la Liga <strong>de</strong> la Paz <strong>de</strong> ineptitud<br />

en el ejercicio <strong>de</strong> sus funciones, y la guerra civil fue esgrimida como una razón suprema<br />

por aquel bando amenazante. Si Duarte hubiese sobrevivido mucho tiempo a aquel nuevo<br />

<strong>de</strong>sastre, hubiera presenciado también, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ostracismo, la caída <strong>de</strong> Espaillat, sucesor <strong>de</strong><br />

González, cuyo ensayo <strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong>mostró que el país <strong>de</strong>bía pasar fatalmente<br />

por un largo proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>scomposición y <strong>de</strong> anarquía antes <strong>de</strong> que le fuera posible entrar<br />

en el régimen <strong>de</strong> las instituciones.<br />

Los últimos años <strong>de</strong> su vida los pasa Duarte agobiado por las privaciones materiales.<br />

Su salud, minada primero por el clima <strong>de</strong> las zonas húmedas en que residió a orillas <strong>de</strong>l<br />

Orinoco, y luego por la escasez en que se ve obligado a vivir en la ciudad <strong>de</strong> Caracas, <strong>de</strong>cae<br />

rápidamente y todo su organismo se abate <strong>de</strong>bilitado por una vejez prematura. Su constitución<br />

había sido siempre <strong>de</strong>licada y su vida, hasta muy entrada la adolescencia, se había<br />

mantenido gracias a los cuidados <strong>de</strong> sus progenitores. Pero ahora su salud es más precaria<br />

que nunca y todo anuncia en él un fin cercano. A esas condiciones físicas <strong>de</strong>plorables, se<br />

suman, a lo largo <strong>de</strong> estos últimos años, los sufrimientos morales: en primer término, las<br />

noticias cada vez más <strong>de</strong>sconsoladoras que recibe <strong>de</strong> la Patria y el temor <strong>de</strong> que su obra sea<br />

<strong>de</strong>struida o malograda; y luego, la tragedia que le acompaña en su vida íntima, don<strong>de</strong> ni<br />

siquiera disfruta <strong>de</strong>l placer puramente espiritual <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entregarse a escribir la historia<br />

<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> la República y <strong>de</strong> los sucesos en que le tocó intervenir en forma <strong>de</strong>cisiva.<br />

Todos sus papeles, reunidos al través <strong>de</strong> muchos años, en don<strong>de</strong> narró los acontecimientos<br />

que precedieron a su <strong>de</strong>stierro en 1844, fueron entregados al fuego por su tío Mariano Diez,<br />

temeroso <strong>de</strong> que cayeran en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong>l proscripto, y aún sus impresiones<br />

<strong>de</strong> viajero que erró durante doce años por los parajes más intrincados <strong>de</strong> Venezuela, <strong>de</strong>saparecieron<br />

a manos <strong>de</strong> personas inescrupulosas.<br />

Los días transcurren, pues, para el apóstol en medio <strong>de</strong> una tristeza agotadora. El mal<br />

estado <strong>de</strong> su salud lo obliga a compartir el escasísimo pan que obtienen sus hermanas a<br />

costa <strong>de</strong> conmovedores sacrificios. Los achaques físicos y los eclipses que a veces oscurecen<br />

su inteligencia lo han convertido poco a poco, con dolor <strong>de</strong> su dignidad humillada, en<br />

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