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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

Fue a<strong>de</strong>más candidato a la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República en oposición al general Francisco<br />

Gregorio Billini en el 1884. En el año 1883 el Gobierno <strong>de</strong> Venezuela lo con<strong>de</strong>coró con la<br />

Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Libertador Simón Bolívar.<br />

El general Segundo Imbert murió en la paz <strong>de</strong>l Señor en Puerto Plata, su pueblo adoptivo,<br />

el 16 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1905, en medio al dolor profundo <strong>de</strong> los suyos y a la tristeza <strong>de</strong> todo un<br />

pueblo, que le veneraba como reliquia sagrada, porque al par <strong>de</strong> ver en él la reproducción<br />

<strong>de</strong>l hombre a cuya genial y <strong>de</strong>nodada dirección <strong>de</strong>bió su salvación la República en la memorable<br />

jornada <strong>de</strong>l 30 <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1844, había tenido en todo instante la oportunidad <strong>de</strong><br />

apreciar las altísimas virtu<strong>de</strong>s que aquilataron su personalidad ilustre.<br />

<br />

Muchos habitantes <strong>de</strong> la capital dominicana recuerdan todavía el fausto que revistió la<br />

contribución <strong>de</strong>l Gobierno a la celebración <strong>de</strong>l Santísimo Corpus Christi en el año <strong>de</strong> 1879.<br />

La cantidad <strong>de</strong> tropas era tal que los soldados cubrían la carrera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Puerta <strong>de</strong> Carlos<br />

III, <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> la Fuerza, hasta la Plaza <strong>de</strong> Armas. Llamaba sobre todo la atención el<br />

hermoso altar que había sido levantado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l edificio <strong>de</strong> la gobernación, en el arreglo<br />

<strong>de</strong>l cual habían participado las personas <strong>de</strong>l vecindario más expertas en achaques <strong>de</strong> esta<br />

índole. Todo el mundo convenía en que nunca tal esplendor se había registrado en los anales<br />

<strong>de</strong> las fiestas <strong>de</strong> Jesús Sacramentado y aquellos que conservan hasta ahora su recuerdo<br />

afirman que jamás se ha vuelto a registrar igual.<br />

—¿Qué menos podía hacer, en obsequio y honor a su padrino, el general Segundo Imbert,<br />

ministro <strong>de</strong> lo Interior y Policía <strong>de</strong>l gobierno entonces imperante?<br />

Las armas <strong>de</strong> Carlos el Hechizado<br />

Des<strong>de</strong> el año <strong>de</strong> 1917 luce su gallardo símbolo sobre la Puerta Mayor, o <strong>de</strong>l Perdón, al<br />

interior, <strong>de</strong> nuestra Basílica <strong>de</strong> Santa María la Menor, antes Catedral <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong><br />

la Encarnación, el blasón o escudo <strong>de</strong> armas <strong>de</strong> Carlos II, el Hechizado, hijo, según es bien<br />

sabido, <strong>de</strong> Felipe IV y <strong>de</strong> la reina Mariana <strong>de</strong> Austria. Destácanse en este escudo, uno <strong>de</strong><br />

los más bellos <strong>de</strong> aquella época, la corona real y el águila bicéfala <strong>de</strong> los Austrias, imperial<br />

y real familia <strong>de</strong> don<strong>de</strong> procedía el Hechizado, por ambas ramas, más próximamente por la<br />

materna. Antes <strong>de</strong> 1917, con la salvedad <strong>de</strong>l tiempo que duró la dominación haitiana, en este<br />

blasón, pintado sobre caoba <strong>de</strong> la isla, remataba el altar mayor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1684.<br />

El porqué <strong>de</strong> no haberse visto allí, entre los años <strong>de</strong> 1822 y 1844, durante el tiempo que<br />

Haití nos estuvo sojuzgando, es digno <strong>de</strong> ser recordado.<br />

Una <strong>de</strong> las primeras provi<strong>de</strong>ncias tomadas por los haitiano cuando se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong><br />

la Parte Española <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Santo Domingo, fue la <strong>de</strong> borrar cuanto símbolo, escudo,<br />

emblema o signo hubiese estado testimoniando en el país el señorío hispano. Ni los mismos<br />

nombres <strong>de</strong> algunos lugares se libraron <strong>de</strong> esta saña hispanófoba <strong>de</strong>l invasor y ocupante.<br />

Así –y vaya como un ejemplo <strong>de</strong> esto último– lo que es ahora, en la capital dominicana,<br />

“ciudad nueva”, la Avenida George Washington y la zona resi<strong>de</strong>ncial comprendida entre<br />

ésta y la Avenida In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, era <strong>de</strong>nominado Sabana <strong>de</strong>l Rey. Los haitianos quitaron ese<br />

nombre y le pusieron el <strong>de</strong> Sabana <strong>de</strong>l Estado, y así se estuvo llamándole hasta que el auge<br />

<strong>de</strong> la población empezó a transformar aquel espacio inhabitado, rego<strong>de</strong>o hasta entonces <strong>de</strong><br />

animales <strong>de</strong> cría, en una extensión urbana <strong>de</strong> la capital.<br />

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