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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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categórica. “Hay que renunciar” –le advirtió a Woss y Gil cerrando el paso <strong>de</strong> tal modo a<br />

nuevas propuestas similares– a esa clase <strong>de</strong> “combinaciones”. Había que repudiarlas, insistió,<br />

“por muy buenas y seductoras que sean” 1 .<br />

La abstención proclamada en términos tan exclusivos se contrajo específicamente a<br />

las propuestas que llegaran a las esferas oficiales, sinuosamente, “pasando por el puente”,<br />

sospechoso y sospechado “<strong>de</strong> los especuladores particulares” 2 .<br />

“Mientras yo me halle al frente <strong>de</strong>l gobierno dominicano –asertó Heureaux con inequívoco<br />

acento– “no se oirá ninguna proposición <strong>de</strong> particulares”. Sólo se recibirán –exceptuó<br />

con su habilidad– las propuestas, emanadas <strong>de</strong>l gobierno americano, que fuesen “directa<br />

y oficialmente” tramitadas con carácter <strong>de</strong> “asunto diplomático”. Sólo entonces; porque, en<br />

tales casos, al gobierno dominicano le sería posible darle “cuenta al Congreso”, <strong>de</strong>l<br />

asunto gestionado, con “conocimiento <strong>de</strong> causa”; y, al mismo tiempo, expresarle “sus<br />

opiniones”. Informado en esa forma <strong>de</strong> los pormenores <strong>de</strong> la propuesta en cuestión, el<br />

Po<strong>de</strong>r Legislativo quedaba en capacidad –si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> examinar los términos <strong>de</strong> la<br />

consiguiente propuesta lo juzgaba conveniente– <strong>de</strong> autorizar al Ejecutivo a “obrar en las<br />

formas legales <strong>de</strong> la República” 3 .<br />

Las expuestas condiciones significaban, prácticamente, la frustración a priori <strong>de</strong> todo<br />

intento <strong>de</strong> negociación. Después <strong>de</strong> la experiencia negativa <strong>de</strong> 1893, cuando tras <strong>de</strong>l aparente<br />

acuerdo <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte Heureaux el Consejo <strong>de</strong> Gobierno rechazó la gestionada convención<br />

arrendaticia <strong>de</strong> la Bahía <strong>de</strong> Samaná no era <strong>de</strong> esperarse que las autorida<strong>de</strong>s americanas se<br />

expusieran ingenuamente a sufrir <strong>de</strong> nuevo un <strong>de</strong>saire similar.<br />

En miras <strong>de</strong> resguardarse <strong>de</strong> tan <strong>de</strong>sagrable contingencia, era necesario asegurar<br />

previamente la <strong>de</strong>cisión favorable <strong>de</strong>l Congreso mediante la concertación <strong>de</strong> un convenio<br />

secreto con el dictador dominicano. Esa solución, empero, era imposible. El Presi<strong>de</strong>nte<br />

Heureaux había <strong>de</strong>negado siempre, con sutiles evasivas, todo intento <strong>de</strong> territorial<br />

<strong>de</strong>smembramiento.<br />

No cerraba Heureaux los ojos, sin embargo, ante la fatalística realidad geográfica que<br />

aconsejaba entonces y aconseja todavía la <strong>de</strong>corosa asociación, <strong>de</strong> potencia a potencia, en<br />

común beneficio y para la mutua protección <strong>de</strong> ambas naciones. Como “un día u otro” no<br />

podremos “resistir las corrientes <strong>de</strong>l tiempo ni tampoco ser neutrales en los graves conflictos<br />

que podrán presentarse en estas tierras” –discurrió Heureaux con lúcida clarivi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />

futuro– “la previsión nos aconseja” la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> no “<strong>de</strong>jarnos arrastrar, posiblemente,<br />

por esas corrientes” 4 , tal y como fuimos arrastrados en 1916 por la arrogante y abusiva incomprensión<br />

<strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s americanas <strong>de</strong> esa época.<br />

En la expresión <strong>de</strong> su expuesto punto <strong>de</strong> vista el Presi<strong>de</strong>nte Heureaux era sincero. Pero<br />

la misma sagacidad que le impedía confiar en la justa pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s americanas,<br />

en aquellos momentos <strong>de</strong> impetuosida<strong>de</strong>s expansivas, lo inducía a suavizar tensiones<br />

<strong>de</strong> imprevisibles consecuencias, bajo el temperamento imperialista prevaleciente en aquel<br />

histórico período <strong>de</strong> la vida política <strong>de</strong> los Estados Unidos <strong>de</strong> América.<br />

“Si hoy o mañana” los Estados Unidos necesitaren “un <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> carbón o un punto<br />

<strong>de</strong> escala en nuestras bahías o puertos” –discurrió Heureaux con menos sinceridad que<br />

1 Ibid.<br />

2 Ibid.<br />

3 Ibid.<br />

4 Ibid.<br />

ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

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