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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

le dijo que si quería ser el marido <strong>de</strong> su hija mayor, él se la daría a condición <strong>de</strong> que David<br />

aumentara su actividad guerrera; David respondió, con humildad que <strong>de</strong>bió resultar <strong>de</strong>sesperante<br />

para el rey, que él, David ben Isaí, antiguo pastor <strong>de</strong> ovejas, no tenía méritos para<br />

ser yerno <strong>de</strong>l rey. Al parecer, el trato no prosiguió. Es el caso que la hija mayor <strong>de</strong> Saúl pasó<br />

a ser la mujer <strong>de</strong> otro hombre.<br />

Pero el propio rey había llevado a David a un punto más alto <strong>de</strong> aquel en que se hallaba,<br />

pues que le había tomado en cuenta para ser su yerno. Tratárase <strong>de</strong> una propuesta falsa o<br />

no, la hizo. Cuando le nombró jefe <strong>de</strong> millar, su propósito fue que David se viera obligado<br />

a guerrear más, y por lo mismo a exponer más su vida o su victoriosa carrera; sin embargo<br />

corrió el riesgo <strong>de</strong> dar mayor po<strong>de</strong>r a su joven capitán, y éste lo usó con evi<strong>de</strong>nte beneficio<br />

para sí. Algo parecido sucedió al hacerle la proposición <strong>de</strong> convertirle en su yerno; David<br />

no aceptó las consecuencias, pero obtuvo las ventajas, por lo menos la ventaja <strong>de</strong> aparecer<br />

ante los <strong>de</strong>más como un candidato natural a ser yerno <strong>de</strong>l rey. Eso explica que David se<br />

sintiera autorizado a enamorar a Micol, la segunda hija <strong>de</strong> Saúl. ¿Cómo podía Saúl oponerse,<br />

si él mismo, ocultando su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hundirle, había manifestado su aprobación a un posible<br />

matrimonio <strong>de</strong> David con su hija mayor?<br />

Es curioso observar, en esa lucha sorda cuya duración ignoramos, pero cuya dramática<br />

tensión adivinamos, cómo las trampas que Saúl le tien<strong>de</strong> a David acaban apresando al<br />

mismo que las armas. En su ciego empeño <strong>de</strong> acabar con David, Saúl va acabando consigo<br />

mismo. Cuando llegó al punto en que <strong>de</strong>bió recoger la amarga cosecha <strong>de</strong> su último ardid,<br />

esto es, cuando David fue a <strong>de</strong>cirle que <strong>de</strong>seaba casarse con Micol, Saúl se halló en una<br />

situación difícil. Sólo una salida halló, la <strong>de</strong> aprobar el matrimonio siempre que David le<br />

llevara cien prepucios <strong>de</strong> filisteos. “En esa tarea hallará la muerte”, se dijo sin duda el rey.<br />

Pero no sucedió como lo <strong>de</strong>seaba. David salió a la guerra, volvió con los cien prepucios y<br />

Saúl tuvo que entregarle a Micol.<br />

Ahí <strong>de</strong>bió terminar la enemiga <strong>de</strong>l rey con su capitán. Pero he aquí que un hombre abandonado<br />

a sus pasiones es más esclavo <strong>de</strong> ellas cuanto mayor es el po<strong>de</strong>r que ejerce sobre otros<br />

hombres, pues no está hecho a contenerse en mandar y no pue<strong>de</strong> contenerse en sentir. Saúl<br />

era esclavo <strong>de</strong> sus celos; se había <strong>de</strong>satado en él un monstruo y no podía dominarlo.<br />

Es ahora cuando parece oportuno relatar el episodio <strong>de</strong> las mujeres que “salían <strong>de</strong> todas<br />

las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel, cantando y danzando <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l rey Saúl con tímpanos y triángulos<br />

alegremente, y alternando, cantaban las mujeres en coro: “Saúl mató sus mil, pero David sus<br />

diez mil” (I Sam., 18:6 y 7). Esto <strong>de</strong>bió suce<strong>de</strong>r en la fecha a que se refiere (I Sam., 19:8 al 10)<br />

que “comenzó <strong>de</strong> nuevo la guerra, y David marchó contra los filisteos y les dio la batalla,<br />

infligiéndoles una gran <strong>de</strong>rrota y poniéndolos en fuga. Un espíritu malo <strong>de</strong> Yavé se apo<strong>de</strong>ró<br />

<strong>de</strong> Saúl, y estando éste sentado en su casa con la lanza en la mano, mientras tocaba David<br />

el arpa, quiso Saúl clavar a David en la pared, pero esquivó éste el golpe, y la lanza quedó<br />

clavada en la pared”.<br />

La escena <strong>de</strong>l lanzazo aparece contada antes, a raíz <strong>de</strong>l cantar con que las mujeres reciben<br />

a Saúl, y se repite ahora. El curso <strong>de</strong> los acontecimientos indica que una y otra se dan <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong>l matrimonio <strong>de</strong> David con Micol, y que sólo una vez <strong>de</strong>bió Saúl atentar contra la vida <strong>de</strong><br />

David. Tras el matrimonio, <strong>de</strong>bió haber una acción <strong>de</strong> armas, la bulliciosa recepción <strong>de</strong> las<br />

mujeres celebrando la victoria que en ella obtuvo David, y la reacción asesina <strong>de</strong> Saúl.<br />

La popularidad <strong>de</strong> David acabó <strong>de</strong>satando el torrente impetuoso <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong> Saúl,<br />

contenido durante mucho tiempo. Para su atormentada alma <strong>de</strong> rey agobiado por el <strong>de</strong>lirio<br />

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