23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

En Matanzas yo no conocía sino al jefe <strong>de</strong>l lugar, un señor <strong>de</strong> apellido Florimón, quien<br />

me acomodó alojamiento en el hogar <strong>de</strong> un amigo suyo llamado Don Ney.<br />

No transcurrió apenas medio día cuando tres personas fueron a buscarme para recetar<br />

a una mujer atacada dizque <strong>de</strong> tétanos, adquirido, según ellos, por haberse bañado en agua<br />

fría <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber planchado ropa. La examiné <strong>de</strong>tenidamente. No tenía fiebre ni otros<br />

síntomas <strong>de</strong>l quebranto que me habían dicho, aunque sí noté que presentaba alguna riji<strong>de</strong>z<br />

en la musculatura <strong>de</strong>l cuello, en los muslos i en las piernas.<br />

También me informaron <strong>de</strong> una <strong>de</strong>savenencia que en la mañana <strong>de</strong> ese día esa mujer había<br />

tenido con su marido, cuando ella aún estaba en buena salud. Con esa última información<br />

me recordé <strong>de</strong> un caso similar tratado por mí en San Carlos, al otro día <strong>de</strong> mi graduación en<br />

la Capital. Enseguida dije a familiares i amigos allí presentes que me <strong>de</strong>jaran solo con una<br />

<strong>de</strong> las tías que acompañaban a dicha “enferma”. Entonces la levanté suavemente, al mismo<br />

tiempo que la hipnotizaba con palabras suficientes para que se convenciera <strong>de</strong> que no estaba<br />

sufriendo <strong>de</strong> pasmo, sino <strong>de</strong>l disgusto que le había dado su hombre. Abandonó el lecho.<br />

Hice que diera algunos pasos i cuando me convencí <strong>de</strong> que su estado era <strong>de</strong> histerismo, la<br />

hice caminar. Llamé a los concurrentes que ansiosos aguardaban en la sala i hasta fuera <strong>de</strong><br />

la casa. Todos la vieron andar i sonreír. No sé cómo juzgaron aquella curación tan rápida.<br />

Tal vez me creyeron brujo. De todos modos, esa espectacular escena perturbó mi resolución<br />

<strong>de</strong> gozar <strong>de</strong>scanso allí. No fueron pocos los que acudieron a consultar conmigo. Por esa i<br />

otras razones me obligué a acortar mi estadía en aquella tranquila al<strong>de</strong>a marina en don<strong>de</strong><br />

vi, asombrado, lo que me es forzoso referir en pocos párrafos.<br />

Al siguiente día <strong>de</strong> estar allí, 15 <strong>de</strong> agosto, era la fiesta <strong>de</strong> la Asunción, patrona <strong>de</strong> ese<br />

villorrio. Asistí con Emiliano i otra persona a la misa mayor servida por el sacerdote <strong>de</strong>l<br />

lugar i otro cura. Después <strong>de</strong> esa ceremonia, mis acompañantes i yo fuimos a pasear por<br />

el pueblo. Caminando i observando, vi un carpintero que, acompañado <strong>de</strong> una mujer embarazada<br />

i unos chicos, confeccionaba un ataúd. Tuve extrañeza al notar el parecido <strong>de</strong> ese<br />

obrero con el <strong>de</strong>l párroco que hacía poco vi i oí cantar la dicha misa. Me atreví a preguntar<br />

a mi extraño acompañante si ese carpintero era hermano mellizo <strong>de</strong> aquel sacerdote. Me<br />

contestó <strong>de</strong>l modo más natural: Es la misma persona, con su mujer i dos <strong>de</strong> sus hijos… Como<br />

fui criado por mi abuelita, tan cumplida en nuestra relijión, i como yo nunca había visto u<br />

oído hablar <strong>de</strong> tal comportamiento curial, me asombré <strong>de</strong> ver esa escena i no la comenté con<br />

mis acompañantes ni con ninguna otra persona <strong>de</strong>l lugar.<br />

A prima noche, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> asistir a la novena <strong>de</strong> la Virjen, fui a visitar al comandante<br />

Florimón. Allí observé al otro sacerdote <strong>de</strong> la misa. Vestía la sotana casi enrollada en la cintura<br />

i sentado junto a una bella joven, en la misma posición <strong>de</strong> tolerada intimidad que usaban<br />

los novios <strong>de</strong> aquella época… Me apresuré a acortar dicha visita. Al otro día, cuando referí<br />

ese insólito espectáculo, alguien me dijo que no me sorprendiera <strong>de</strong> lo que había visto, es<br />

<strong>de</strong>cir, que allí en Matanzas, solía suce<strong>de</strong>r algo peor.<br />

Horas <strong>de</strong>spués me llevaron un telegrama firmado por el Ministro <strong>de</strong> Guerra i Marina en<br />

don<strong>de</strong> se me <strong>de</strong>cía que el Presi<strong>de</strong>nte Ramón Cáceres me nombraba médico <strong>de</strong> sanidad en el<br />

Puerto <strong>de</strong> Samaná. Enseguida contesté, por la misma vía, que sentía no po<strong>de</strong>r complacerlo.<br />

No tardé en recibir otro telegrama en el cual se me <strong>de</strong>cía que si yo no estaba conforme con<br />

el sueldo <strong>de</strong> ese empleo, dijera, con urjencia, si <strong>de</strong>seaba otra ocupación profesional en la<br />

misma ciudad. Alarmado con esa insistencia, consulté mi tribulación con el Jral. Florimón,<br />

amigo mío i padre <strong>de</strong>l comandante <strong>de</strong> esa plaza. El viejo, curtido en la política, me aconsejó<br />

71

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!