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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

civil, podrían mientras tanto utilizarse en otros campos don<strong>de</strong> su influencia y su ascendiente<br />

moral eran a la sazón indispensables.<br />

Duarte renovó a la Junta sus sentimientos <strong>de</strong> lealtad, y acto seguido hizo entrega a ese<br />

organismo <strong>de</strong> más <strong>de</strong> las cuatro quintas partes <strong>de</strong> la suma <strong>de</strong> mil pesos que le fue suministrada<br />

cuando el 21 <strong>de</strong> marzo se le confió la dirección <strong>de</strong> un nuevo ejército expedicionario.<br />

La Junta recibió las cuentas con asombro, porque aún en el seno <strong>de</strong> aquellas generaciones,<br />

entre las cuales la probidad política era una especie <strong>de</strong> moneda corriente, la pulcritud <strong>de</strong>l<br />

caudillo <strong>de</strong> la separación causó sorpresa. Pero al propio tiempo que la Junta Central Gubernativa<br />

rendía homenaje a la honra<strong>de</strong>z <strong>de</strong> este varón eximio, más próximo a los santos<br />

que a los hombres por su <strong>de</strong>sprendimiento y su pureza, muchos <strong>de</strong> los políticos profesionales<br />

que la integraban tuvieron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel día la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el dueño <strong>de</strong> la nueva<br />

situación sería Santana. Duarte era <strong>de</strong>masiado limpio para el medio, accesible únicamente<br />

para un hombre sin gran<strong>de</strong>s escrúpulos que fuera capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar caer con energía sobre las<br />

multitu<strong>de</strong>s sus garras <strong>de</strong> caudillo. La elección no era, pues, dudosa. Con Duarte estaría en<br />

lo sucesivo una minoría insignificante, la misma minoría i<strong>de</strong>alista que sembró la semilla <strong>de</strong><br />

la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, pero que carecía <strong>de</strong> suficiente sentido práctico para recoger el fruto <strong>de</strong> lo<br />

que había sembrado; y en torno <strong>de</strong> Santana, voluntad ferozmente dominante, se agruparían<br />

todos los hombres para quienes el pan era más necesario que los principios y el or<strong>de</strong>n, aún<br />

con <strong>de</strong>spotismo, más <strong>de</strong>seable que el i<strong>de</strong>al con anarquía.<br />

El sacrilegio<br />

El triunfo obtenido por Santana en la acción <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong>mostró que Haití no era<br />

invencible. Aunque sus tropas eran incomparablemente más numerosas y disponían <strong>de</strong><br />

mayores recursos, el ejército invasor carecía <strong>de</strong> cohesión moral, y el arma blanca, usada con<br />

verda<strong>de</strong>ra maestría por los soldados nativos, tenía la virtud <strong>de</strong> hacer cundir el pánico en las<br />

filas haitianas. El ejemplo dado por Santana y por los oficiales que operaron en Azua bajo su<br />

mando, sirvió <strong>de</strong> lección a las fuerzas <strong>de</strong>stacadas en la ciudad <strong>de</strong> Santiago: bastó que un grupo<br />

<strong>de</strong> andulleros, traídos <strong>de</strong> las sierras y adiestrados por el coronel Fernando Valerio, irrumpieran<br />

armados <strong>de</strong> machetes en las primeras columnas lanzadas contra la capital <strong>de</strong>l Cibao, para que<br />

el invasor volviera la cara sin ofrecer casi resistencia en su huida vergonzosa.<br />

Mientras la guerra se reducía a una serie <strong>de</strong> escaramuzas en las comarcas fronterizas, en<br />

don<strong>de</strong> el general Duvergé realizaba cada día, con un puñado <strong>de</strong> héroes, verda<strong>de</strong>ras hazañas,<br />

en la capital <strong>de</strong> la República asomaba su faz la intriga palaciega. La Junta Central Gubernativa<br />

se había dividido en dos bandos: el <strong>de</strong> los que pensaban, como los fundadores <strong>de</strong> “La<br />

Trinitaria”, que el Estado naciente disponía <strong>de</strong> todos los elementos <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa necesarios<br />

para subsistir sin ayuda extraña frente a cualquier nuevo intento <strong>de</strong> invasión <strong>de</strong> sus vecinos,<br />

y el <strong>de</strong> los que, por el contrario, creían, como Buenaventura Báez y Manuel Joaquín <strong>de</strong>l<br />

Monte, que sin la protección <strong>de</strong> los Estados Unidos o <strong>de</strong> una potencia europea la República<br />

no tardaría en caer <strong>de</strong> nuevo en la barbarie pasada.<br />

Duarte, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> substraerse a la pugnacidad <strong>de</strong> los dos grupos, reducida todavía a<br />

maquinaciones sin sentido patriótico, se dirigió el día 10 <strong>de</strong> mayo a la Junta Central Gubernativa<br />

para pedirle que se le sustituyera en el cargo <strong>de</strong> comandante <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong><br />

Santo Domingo, y se le permitiera incorporarse al ejército expedicionario que <strong>de</strong>bía cruzar la<br />

cordillera y encaminarse hacia San Juan <strong>de</strong> la Maguana con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>salojar a los haitianos<br />

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