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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

Buneau-Varilla –agente principal <strong>de</strong>l gobierno americano en la escenificación <strong>de</strong>l movimiento insurreccional–<br />

como representante diplomático, <strong>de</strong> la nueva república americana, ante el gobierno<br />

tutelar en Washington; y doce días más tar<strong>de</strong>, el 18 <strong>de</strong>l mismo mes <strong>de</strong> noviembre, ambos<br />

personajes –John Hay y Buneaux-Varilla– firmaban en la capital <strong>de</strong> los Estados Unidos <strong>de</strong><br />

América el tratado que les confirió a esta última potencia amplios privilegios <strong>de</strong> soberanía<br />

sobre la zona <strong>de</strong>l canal y a<strong>de</strong>más el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> construír y <strong>de</strong> fortificar esa importante vía<br />

<strong>de</strong> comunicación interoceánica a la medida <strong>de</strong> la avi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Roosevelt.<br />

“Los Estados Unidos hicieron entonces, una <strong>de</strong> las cosas más raras en la historia <strong>de</strong> su<br />

política exterior”. Siempre habían sido morosos en reconocer a las naciones recién rebeladas<br />

antes <strong>de</strong> que su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia hubiese sido establecida más allá <strong>de</strong> toda duda o posibilidad <strong>de</strong><br />

error. Las colonias españolas, por ejemplo, “tuvieron que esperar su reconocimiento durante<br />

muchos años”; pero en acusador contraste en el caso <strong>de</strong> referencia “reconocieron la nueva<br />

República <strong>de</strong> Panamá <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la semana <strong>de</strong> la rebelión” 1 . De tal modo aconteció que “el<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> secesión que Lincoln les negó a los estados sureños, Roosevelt lo reconoció en<br />

el Estado colombiano <strong>de</strong> Panamá” 2 .<br />

El proceso evolutivo <strong>de</strong> tan escandalosa acción se <strong>de</strong>stacó como una carrera maratónica<br />

<strong>de</strong> velocidad y como acto <strong>de</strong> impudicia <strong>de</strong>saprensiva. El 3 <strong>de</strong> noviembre estalló la revolución,<br />

el 6 fue reconocido su gobierno y el 18 ya estaba firmado el instrumento diplomático que en<br />

cambio <strong>de</strong> una irrisoria compensación <strong>de</strong> diez millones <strong>de</strong> dólares y <strong>de</strong> una anualidad <strong>de</strong><br />

doscientos cincuenta mil pesos (a partir <strong>de</strong>l año 1911) les enajenó a los Estados Unidos <strong>de</strong><br />

América, a perpetuidad, la zona <strong>de</strong>l Canal <strong>de</strong> Panamá. ¡Todo eso, con ser tanto, se consumó<br />

en el brevísimo lapso <strong>de</strong> sólo quince días!<br />

El método empleado en esa <strong>de</strong>lictiva adquisición no podía ser más exorbitante <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>cencia, la justicia y la circunspección internacionales. Pero la elasticidad <strong>de</strong> sus principios<br />

le permitió a Roosevelt, más tar<strong>de</strong>, revestir ese abuso <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r con la coruscante clámi<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> una caprichosa magnificencia moral. “Para todo americano honrado, orgulloso <strong>de</strong>l buen<br />

nombre <strong>de</strong> su país” –comentó él años <strong>de</strong>spués– “<strong>de</strong>be ser un asunto <strong>de</strong> orgullo el hecho <strong>de</strong><br />

que la adquisición <strong>de</strong>l canal y la construcción <strong>de</strong>l canal hayan estado tan libres <strong>de</strong>l escándalo,<br />

en todos sus <strong>de</strong>talles, como los actos públicos <strong>de</strong> Washington y Lincoln” 3 .<br />

Roosevelt insistió en imponerle a la opinión pública <strong>de</strong>l mundo un enaltecimiento incompatible<br />

con la naturaleza y significación <strong>de</strong> los hechos. “No sólo fueron correctas todas<br />

las acciones tomadas”, aseguró como si dirigiera sus palabras a la credulidad sin discernimiento<br />

<strong>de</strong> ignaros párvulos, sino que fueron realizadas “<strong>de</strong> conformidad con los más elevados,<br />

finos y escrupulosos <strong>de</strong>chados <strong>de</strong> ética pública y gubernativa” 4 .<br />

Evocando la verdad histórica cual si fuera una premisa aplicable al caso, Roosevelt<br />

recordó el antece<strong>de</strong>nte verídico y honroso <strong>de</strong> que “los Estados Unidos tienen muchos capítulos<br />

honorables en su historia” para llegar a la infundada conclusión <strong>de</strong> que “ningún otro<br />

capítulo” es “más honorable” que el capítulo que “habla <strong>de</strong> la forma en que nuestro <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

cavar el Canal <strong>de</strong> Panamá fue asegurado” 5 .<br />

La historia, en cambio, ha escrito ya ese episodio en términos que no le hacen honor al<br />

espíritu contradictorio <strong>de</strong> su prepotente autor.<br />

1Adams, ut supra.<br />

2Ibid. 3Outlook, XCIX (1911), 314-18. Las itálicas son nuestras.<br />

4Ibid. 5Ibid. Las itálicas son nuestras.<br />

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