23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

estoi midiendo terrenos que casi siempre son motivo para discusiones a veces sangrientas.<br />

Nunca he tenido que usar estas u otras armas. Apaciguo a los turbulentos colindantes recomendándoles<br />

que ya tendrán tiempo para discutir en los tribunales el resultado <strong>de</strong> mis<br />

mensuras”. A pesar <strong>de</strong> que aprobé ese modo <strong>de</strong> evitar trifulcas, casi siempre sangrientas, en<br />

ese mismo momento juré que yo no sería agrimensor, pues jamás he pensado usar armas <strong>de</strong><br />

ninguna especie para herir o matar a nadie, aunque pase hambre.<br />

Antes <strong>de</strong> proseguir en el camino para llegar a San Cristóbal, vía Azua i Baní, ya yo había<br />

afirmado la arriesgada <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> ir a la Capital i comenzar allí mis estudios para ser<br />

Médico.<br />

Al llegar a San Cristóbal vi lágrimas <strong>de</strong> regocijo. Mi madre no podía creer que yo había<br />

regresado a la República. Apenas estuve allí durante tres días.<br />

Como antes, fui a vivir en casa <strong>de</strong> mi adorada abuelita, encantada al verme, aunque<br />

<strong>de</strong>smejorada, cuando creía que jamás volvería a verme.<br />

Al otro día fui a La Fortaleza para dar gracias a mi protector Lico Pérez, quien me repitió<br />

lo que había dicho a Chotin con respecto a mi regreso a la República.<br />

Durante la noche anterior resolví volver a trabajar como cajista, en cualquier tipografía.<br />

Ya había abandonado la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> estudiar Agrimensura. Esta última <strong>de</strong>cisión la adopté<br />

cuando regresaba <strong>de</strong> Haití.<br />

No tardé en ir a la imprenta en don<strong>de</strong> se editaba un diario: Oiga. Su dueño era un venezolano<br />

expatriado por asuntos políticos, Guillermo Egea Mier. El Jerente <strong>de</strong> dicho taller era<br />

mi viejo i fiel amigo Narciso Félix, miembro <strong>de</strong> una familia relacionada con la mía i cuyos<br />

nexos, a pesar <strong>de</strong> las <strong>de</strong>funciones ocurridas en ambas familias, nuestra amistad continúa<br />

cada día más sincera.<br />

Esa imprenta funcionaba frente a don<strong>de</strong> hoi se edita El Caribe, no lejos <strong>de</strong> la Fortaleza<br />

que fue mi calvario militar. Ni oficiales, ni otros allí, se atrevieron a molestarme. Sin duda<br />

que la intervención <strong>de</strong>l Jral. Lico Pérez les había hecho saber tanto la razón <strong>de</strong> mi reiterada i<br />

<strong>de</strong>finitiva renuncia a la milicia, como mi inculpabilidad en el ya <strong>de</strong>scrito saqueo perpetrado<br />

por forajidos que violaron la caja fuerte don<strong>de</strong> yo también perdí algún dinero i casi todos<br />

los libros <strong>de</strong> mi escasa biblioteca.<br />

En la tipografía <strong>de</strong> Oiga trabajé con la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los propietarios, a pesar <strong>de</strong> que<br />

mi labor era ruda, aunque placentera. A las nueve <strong>de</strong> la mañana, durante toda la semana,<br />

comenzaba mi tarea <strong>de</strong> tipógrafo i la terminaba a las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Cuando el personal<br />

se ausentaba para ir a comer, me complacía en llenar los vacíos que se presentaban cuando<br />

se carecía <strong>de</strong> orijinales para llenar las planas noticiarias <strong>de</strong> ese diario. Yo escribía sin soltar<br />

los componedores. Era una costumbre que adquirí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mis primeros años <strong>de</strong> aprendizaje<br />

en los talleres <strong>de</strong> Maggiolo. También laboré en El Eco <strong>de</strong> la Opinión, en el Listín Diario, El<br />

Imparcial, etc. Casi toda mi producción literaria, i mis comentarios científicos, eran gratuitos.<br />

Jamás, como hasta hoi, me interesé acerca <strong>de</strong> asuntos políticos, ni licenciosos. No firmaba<br />

con mi nombre, sino con los pseudónimos Zeuxis, Sully-Berger, o con las iniciales S.B. Los<br />

recortes <strong>de</strong> esas publicaciones <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong> mi archivo cuando el ciclón <strong>de</strong> Trujillo (3 <strong>de</strong><br />

septiembre, 1930) arrasó nuestro domicilio i causó gran daño personal a mi hija Carmelita.<br />

Apenas pudimos salvar algo <strong>de</strong> nuestras pertenencias.<br />

Durante los meses que trabajé bajo la maestría <strong>de</strong> D. Narciso Félix comencé el curso <strong>de</strong>l<br />

primer año <strong>de</strong> Medicina. Des<strong>de</strong> las tres o cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> hasta casi la media noche me<br />

<strong>de</strong>diqué a esos difíciles estudios. A veces iba a visitar al Dr. Fernando Arturo Defilló. Él me<br />

61

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!