23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

AMELIA FRANCASCI | MONSEÑOR DE MERIÑO ÍNTIMO<br />

Y así fue. George Sand es <strong>de</strong>liciosa en su vejez. Como ama <strong>de</strong> casa, como amiga:<br />

¡como todo!<br />

Cuando dije mi opinión a Monseñor, quedó él muy complacido. Así <strong>de</strong> ese modo cambiábamos<br />

impresiones frecuentemente. Casi siempre estábamos <strong>de</strong> acuerdo sobre nuestras lecturas<br />

<strong>de</strong> libros que yo le prestaba o con que él me favoreciera. Era un placer muy gran<strong>de</strong> para mí.<br />

Carta cuarta<br />

—Amelia, mi muy querida y respetada hija:<br />

Usted previó las dificulta<strong>de</strong>s que iba yo a tener para ir don<strong>de</strong> usted. Esta tar<strong>de</strong> no me<br />

será posible sino llegar, verla y salir. Para eso, prefiero ir otro día. Lo que me priva <strong>de</strong>l gran<br />

placer <strong>de</strong> pasar un rato con usted es una atención impretermitible. ¡Pero aliéntese, hija mía!<br />

¡No <strong>de</strong>smaye y levante el ánimo! ¡No pue<strong>de</strong> usted imaginarse cuánto sentí ayer <strong>de</strong>jarla triste!<br />

Su aflicción me conmovió el alma; afortunadamente, <strong>de</strong>spués la vi algo disipada y esto me<br />

hizo apreciar más su carácter.<br />

Su respetuoso amigo que tanto la distingue y admira.<br />

Padre Meriño.<br />

¡Sí! yo había llorado esa tar<strong>de</strong> y Monseñor se acusaba <strong>de</strong> mis lágrimas y por tal motivo, para<br />

excusarse <strong>de</strong> nuevo, tenía tal empeño <strong>de</strong> volver a casa. Lo que dio lugar a todo fue lo siguiente:<br />

En esa semana el presi<strong>de</strong>nte Heureaux había hecho ejecutar a una persona amiga <strong>de</strong> la<br />

familia en provincia. Habíanme ocultado el caso. Monseñor lo ignoraba. Cuando llegó se<br />

encontraban visitándome Don Francisco Gregorio Billini, el noble expresi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la República,<br />

escritor y periodista notable; y Don Miguel Román, afectuosísimo amigo, respetado<br />

como un padre <strong>de</strong> mi esposo y mío; admirador entusiasta <strong>de</strong>l gran arzobispo. Ambos callaban<br />

sobre lo ocurrido; pero en la conversación general que se entabló, su ilustrísima pronunció<br />

el nombre <strong>de</strong> la víctima y los otros creyeron permitido <strong>de</strong>cir algo. Yo que sospechaba lo que<br />

no se me quería revelar, comprendí, y sin po<strong>de</strong>rlo evitar, estallé en sollozos. Monseñor se<br />

juzgó culpable, excusando a los <strong>de</strong>más que se confundían:<br />

—¡Soy un torpe!, exclamó. ¡Sé que ella es sensible en extremo! ¡Debía haber pensado…!<br />

Todos se apuraron mucho. Por tranquilizarlos supliqué me permitieran retirarme un rato<br />

hasta serenarme. Entré en mi habitación y, dos minutos <strong>de</strong>spués, salí y aparenté distraerme.<br />

Al retirarse me prometieron volver al siguiente día. Yo escribí en mí Diario a Monseñor,<br />

excusándome <strong>de</strong> haber sido muy poco dueña <strong>de</strong> mis nervios.<br />

Mi buen amigo Don Miguel me había pedido que le proporcionara una entrevista con<br />

su gran ídolo, no acostumbrado a visitarle y <strong>de</strong>seando hablarle menos ro<strong>de</strong>ado.<br />

Hícelo y Monseñor me contestaba:<br />

Carta quinta<br />

Carísima mía y respetada:<br />

Pue<strong>de</strong> usted <strong>de</strong>cir a Don Miguel que venga esta tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> cinco a seis. No saldré. Y mañana<br />

iré a ver a Mr. Becker.<br />

Entre tanto; ¿nota usted cómo mi letra se va pareciendo hoy a la <strong>de</strong> cierta personita que<br />

usted y yo conocemos mucho?<br />

Besa sus manos su muy afectísimo <strong>de</strong> corazón.<br />

P. Meriño.<br />

233

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!