23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

—¡Monseñor, yo no lucho más! Por usted emprendí una obra superior a mis fuerzas, sin<br />

fe y sin voluntad. ¡Pésame ya <strong>de</strong>masiado! ¡No hay inconveniente que no surja, para impedir<br />

la realización <strong>de</strong>l propósito <strong>de</strong> usted! Va usted a faltarme ahora; ¡nada pue<strong>de</strong> animarme a<br />

proseguirla!<br />

—¡No se <strong>de</strong>saliente así, Amelia!, contestóme él entristecido, al ver el atontamiento en<br />

que estaba yo sumida.<br />

—¡No! ¡Ánimo, hija mía! ¡He pensado en todo! Voy a recomendar al padre Apolinar*<br />

que me supla cerca <strong>de</strong> usted. Queda él encargado <strong>de</strong> la Secretaría <strong>de</strong>l Arzobispado y bien<br />

pue<strong>de</strong> hacerlo. Tiene talento; es literato y posee verda<strong>de</strong>ro gusto estético. No dudo que<br />

aceptará con placer mi recomendación y que le servirá en la revisión <strong>de</strong> su trabajo y para la<br />

corrección <strong>de</strong> pruebas.<br />

Hízolo así y yo acepté la ayuda <strong>de</strong>l padre Tejera, que era hermano menor <strong>de</strong> Don Emiliano,<br />

por no disgustar a mi venerado amigo ya bastante apesadumbrado <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>saliento en que yo había caído.<br />

El padre Tejera me sirvió gustosamente. Con toda exactitud y complacencia iba a mi casa<br />

varias tar<strong>de</strong>s en cada semana a trabajar conmigo. Mi esposo y yo le recibíamos con agrado,<br />

encontrándole ameno, aunque algo original <strong>de</strong> trato, y <strong>de</strong> conversación llena <strong>de</strong> atractivo.<br />

Su erudición era ya muy vasta y daba gusto oírle. Sus visitas y su cooperación distrajéronme<br />

un tanto <strong>de</strong> mi tristeza, sacándome <strong>de</strong> la nostalgia que me produjera el alejamiento <strong>de</strong> mi<br />

afectísimo amigo y maestro, como yo le llamaba luego.<br />

A pesar <strong>de</strong> la buena voluntad <strong>de</strong>l padre Tejera en servirme, suspendí el trabajo, pretextando<br />

mi real cansancio. Continuó mi colaborador visitándonos todos los domingos, por<br />

mucho tiempo: Dos horas pasaba en las mañanas, cerca <strong>de</strong> nosotros, hablando <strong>de</strong> todo con<br />

su <strong>de</strong>sparpajo intelectual que divertía a mi esposo y a mí me divertía un poco.<br />

Agra<strong>de</strong>cíale sobre todo que me hablara con elogio <strong>de</strong> Monseñor.<br />

—Es un alma muy noble, Doña Amelia. ¡Sí! Es un alma muy noble, añadía con su manía <strong>de</strong><br />

repetición. Temí, cuando mi hermano Emiliano rompió con él, que mi carrera eclesiástica sufriera<br />

por ello; ser alejado o <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rado; y nada <strong>de</strong> ello ha resultado. Monseñor me favorece como<br />

antes. Ya ven uste<strong>de</strong>s que me tiene a su lado y me conce<strong>de</strong> su confianza. ¡Es muy noble!<br />

Siempre me manifestó su satisfacción respecto <strong>de</strong> mi ilustre amigo, en el mismo tono<br />

<strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento.<br />

Alejóse él <strong>de</strong> casa, dándome razones que acepté como válidas. Mucho más tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>cíanme<br />

que había cambiado <strong>de</strong> opinión respecto <strong>de</strong>l gran arzobispo, por rivalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> carrera.<br />

Viósele, en su encono, abandonar el traje eclesiástico y vivir civilmente. Ha muerto fuera <strong>de</strong><br />

la iglesia aunque no rompiera enteramente con ella.<br />

Mucho <strong>de</strong>ploré esas circunstancias porque había llegado a cobrarle afecto. Sus relaciones<br />

con nosotros cesaron con la muerte <strong>de</strong> mi esposo. Habíanse sostenido a distancia, por medio<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostraciones corteses, que se le retornaban con agrado. Tengo la convicción <strong>de</strong> que él<br />

nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> estimarme.<br />

xxVIII<br />

Cerca <strong>de</strong> mí nadie podía suplir a mi ilustre amigo. La falta que me hacía era especial.<br />

Entre él y yo existían afinida<strong>de</strong>s tan raras como únicamente podían encontrarse en una hija<br />

* El que fue luego el Canónigo A. Tejera, hace poco fenecido.<br />

248

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!