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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

lucha para cerrar <strong>de</strong>finitivamente el paso a cualquier intento <strong>de</strong> resistencia por parte <strong>de</strong> los<br />

usurpadores.<br />

La actividad que <strong>de</strong>spliega entonces Duvergé llega hasta el punto <strong>de</strong> que todo el Sur se<br />

subleva en pocos días y su figura ocupa el centro <strong>de</strong>l movimiento liberador en toda la zona que<br />

se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> San Cristóbal hasta las poblaciones <strong>de</strong> la banda fronteriza. Cuando Santana<br />

llega a Azua como general en jefe <strong>de</strong> las fuerzas expedicionarias <strong>de</strong>stacadas contra Haití por<br />

la Junta Central Gubernativa, halla a Duvergé como señor natural <strong>de</strong> esas regiones en que se<br />

había hecho admirar y querer por su temple enérgico y por su hombría característica.<br />

El Hatero <strong>de</strong>l Prado, no obstante la sordi<strong>de</strong>z y el espíritu <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza que reveló en su<br />

trato con los <strong>de</strong>más hombres, sobre todo con aquellos que podían disputarle su ascendiente<br />

entre las tropas y su dominio sobre las poblaciones, confirmó los po<strong>de</strong>res conquistados por<br />

Duvergé gracias a su simpatía natural y a sus aptitu<strong>de</strong>s personales. Igual impresión causó<br />

el joven caudillo, quien cifraba a la sazón en los 37 años, a los oficiales <strong>de</strong>l Este traídos en<br />

su estado mayor por el General Santana. Todos sintieron el hechizo que emanaba, como un<br />

nimbo heroico, <strong>de</strong> su recia personalidad y <strong>de</strong> su instintivo don <strong>de</strong> mando. La chamarra militar<br />

<strong>de</strong> paño azul caía sobre sus hombros como una piel <strong>de</strong> león. Los bigotes copiosos y bien<br />

cuidados, comunicaban un aire <strong>de</strong> noble y atractiva severidad a su fisonomía. Los ojos ver<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong> un matiz puro y dulce, ocultaban en el fondo un rayo <strong>de</strong> energía que se precipitaba en el<br />

momento <strong>de</strong> la acción como si sus pupilas <strong>de</strong>stellaran relámpagos. La tez bronceada imprimía<br />

a su rostro el aspecto <strong>de</strong> un casco bruñido por la pólvora <strong>de</strong> los combates. La estatura épica, el<br />

paso firme, el cuerpo enjuto, el a<strong>de</strong>mán rápido y el semblante comunicativo: era un soldado<br />

<strong>de</strong> cuerpo entero, un húsar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los pies a la cabeza. Los que le vieron actuar en sus gran<strong>de</strong>s<br />

momentos, en la hora aciaga <strong>de</strong> sentarse en el banquillo infamante o en el esplendor <strong>de</strong> la gesta<br />

hazañosa, como su íntimo amigo Francisco Soñé y como su <strong>de</strong>fensor Félix María <strong>de</strong>l Monte,<br />

señalan el hecho <strong>de</strong> que toda su estampa física y moral irradiaba sencillez y gran<strong>de</strong>za con la<br />

misma naturalidad con que irradia luz y energía la atmósfera soleada.<br />

La ascen<strong>de</strong>ncia lograda por Duvergé en todo el territorio que <strong>de</strong>bía constituir, al formarse<br />

la nueva república, la Provincia <strong>de</strong> Azua, le abrió el camino para figurar prepon<strong>de</strong>rantemente<br />

en la acción <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> marzo.<br />

CAMPAñA DE 1844<br />

La batalla <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> marzo<br />

El sucesor <strong>de</strong> Boyer en la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Haití, el General Charles Herard, <strong>de</strong>cidido a<br />

<strong>de</strong>belar el pronunciamiento <strong>de</strong>l 27 <strong>de</strong> febrero, lanzó contra la naciente República dos cuerpos<br />

<strong>de</strong> ejército compuestos por la flor <strong>de</strong> la milicia haitiana.<br />

El primero, que avanzó por el Norte bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l General Pierrot, fue abatido<br />

aparatosamente en Santiago el 30 <strong>de</strong> marzo. El segundo, que avanzó por el Sur dividido en<br />

dos columnas al través <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong> Neiba y <strong>de</strong> las llanuras <strong>de</strong> Las Matas, fue arrollado el 19<br />

<strong>de</strong> marzo en Azua por el <strong>de</strong>nuedo <strong>de</strong> las tropas libertadoras.<br />

Charles Herard en persona comandaba las fuerzas <strong>de</strong> invasión que se presentaron ante<br />

la ciudad <strong>de</strong> Azua con los fáciles triunfos obtenidos durante su paseo militar en Las Cabezas<br />

<strong>de</strong> las Marías y en Las Hicoteas sobre las huestes improvisadas <strong>de</strong> Vicente Noble y <strong>de</strong>l Coronel<br />

Manuel Mora.<br />

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